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Hanna seguía chupando sin parar, de arriba a abajo, acariciando sus testiculos, mientras Jimin gemía ya sin parar mientras le sujetaba el pelo, marcando él el ritmo.
Cuando notó que estaba a punto de correrse aceleró al ritmo con sus manos.
Hanna lo notó tensarse y rozó con la punta de sus dientes su glande provocando que Jimin no pudiese aguantar más y descargase todo su semen en su garganta.

- Ohhhjj joder!!! Trágalo todo nena... así....ohhhh, me matas Hanna....

Ella lo tragó todo y se limpió las comisuras de los labios sonriendo. Se arrodilló en la cama delante de él y disfruto viéndolo tan relajado.

- Te ha gustado amor?

- Eres la mejor, pero no creas que esto se ha acabado.

Jimin se incorporó y la agarró de la cintura poniéndola encima de él mientras la besaba y con una de sus manos se deshacía de sus bragas.
La tumbó en la cama y volvió a acercarse a lamer sus pechos mientras su mano se perdía entre sus piernas.
Comenzó a acariciarla como sabía que a ella le gustaba, y en cuestión de segundos ya la tenía jadeando.
Acarició su clitoris con la palma de su mano, frotando cada vez a mayor ritmo mientras seguía besando y lamiendo sus pezones.

- Ah!! Jimin!! Mmmm sigue

- Por supuesto nena, muero por comerte

Comenzó un camino de besos por su cintura y lamiendo su ombligo, una de sus manos seguía en sus pechos mientras la otra abría sus labios para permitirle el acceso a su lengua.
Cuando empezó a acariciarla con la lengua, dio suaves toques en su clitoris, despacio, para ponerla más ansiosa.

- Vamos bebé, no me hagas sufrir...

Las súplicas de Hanna le hicieron sonreír y procedió a pasar su lengua por toda su intimidad, arrancándole a ella un fuerte gemido.
Mientras su lengua se centraba en su clitoris, introdujo uno de sus dedos en su interior, haciendo que ella se retorciese.
Aumentó el ritmo de su lengua notando como ella ya chorreaba, por lo que se animó a meter un segundo dedo.
Aumentó la velocidad a la que movía los dedos y lengua mientras su otra mano pellizcaba uno de sus pezones.
Eso destruyó a Hanna, que empezó a notar cada vez más espasmos anunciando su próximo orgasmo.

- Me corro Jimin, no pares por favor...

Jimin aceleró aún más sus dedos, su lengua lamía, succionaba su clitoris con sus labios y apretaba y retorcía su pezón, logrando que Hanna se corriese como nunca.
Siguió lamiendo hasta que no dejó rastro de sus jugos y levantó la cabeza encontrando a Hanna echa un desastre en la cama. Sonriendo todavía en trance por el placer que le había proporcionado.
Se acercó a ella para tumbarse a su lado, y besarla de nuevo en el cuello.

- Eres deliciosa... espero que ese orgasmo no te haya dejado sin fuerzas, porque necesito follarte nena, estoy como una piedra de nuevo y necesito hundirme en ti.

- Y yo necesito que lo hagas. Quiero que me llenes por completo. Necesito sentirte dentro.

- Deja de hablarme así gatita, o te juro que mañana no podrás caminar...

Volvió a besar su cuello mientras la acariciaba. Sus cuerpos estaban tan sensibles, que el mínimo roce los llenaba de placer. Se posicionó encima de ella, apoyando su peso en un brazo mientras con la otra mano buscaba abrirse camino.
Hanna abrió las piernas para él, abrazando sus caderas con ellas. Y con sus manos acariciando su espalda desnuda.
Jimin comenzó a rozar su glande por los pliegues de ella provocándole un jadeo y que ella comenzara a mover sus caderas buscando más roce.
Él se acercó a besarla en los labios con lujuria y de pronto se introdujo dentro de ella de una sola estocada.
Ella gimió sobre sus labios y el sonrió.
Comenzó a moverse dentro de ella, despacio pero con estocadas profundas.
Ella lo disfrutaba pero necesitaba más así que bajo sus manos al trasero de él para obligarle a acelerar el ritmo.

- Estas ansiosa bebé?

- Si, necesito que aceleres, follame duro Jimin

- A sus órdenes...- le dijo sonriendo

Empezó a acelerar sus movimientos, embistiendo sin piedad, con fuerza, provocando los gemidos cada vez más altos de ella.
Jimin gruñía en su oído y lamía su cuello dejando marcas por todas partes.
Estaban completamente descontrolados y la habitación era un coro de jadeos sin fin y el sonido del roce de los cuerpos.
Jimin no resistió más y salió de ella, agarrándola de la cintura para girarla.

- Te quiero a cuatro patas, ahora nena

Ella se colocó como él le indicó, dejando expuesto su cuerpo para él.
Jimin la agarró de la nuca haciendo que agachara su cabeza y la pegase al colchón, para dejarla todavía más expuesta.
Viéndola así no pudo resistir a lamer una vez más toda su intimidad mientras se tocaba a sí mismo.

- Te juro que viéndote en esta postura podría partirte en dos Hanna, me va a reventar la polla solo con verte

Ella contorneó sus caderas incitándolo, mientras giraba su cabeza para mirarlo a los ojos sonriendo.

- A qué esperas bebé? Necesito tu polla dentro, ya.

Jimin sonrió acercándose a ella. Lamió su coño una vez más y le dio una fuerte nalgada, que la hizo jadear.
Acarició la zona que había nalgueado y sin previo aviso se enterró dentro de ella. Comenzó a moverse de dentro a fuera con estocadas fuertes. Cada vez más rápido, mientras sujetaba a Hanna por las caderas.
Ella gemía sin parar, no iba a aguantar mucho más sin correrse.
Cuando Jimin notó que ella empezaba a contraerse y apretaba su polla con cada espasmo, la levantó por la cintura y sin salir de ella hizo que se incorporase para poder besarla.
Siguió taladrando su cuerpo por detrás mientras sujetaba su cuello y la obligaba a girarse para besarlo y su otra mano apretaba con fuerza uno de sus pezones.
Hanna no podía más y sin contenerse se dejó ir en un fantástico orgasmo que provocó también el de JImin.
Se corrió dentro de ella y permaneció unos segundos más en su interior mientras seguían besándose.
Con cuidado salió de su interior y la dejó caer en la cama. Se tumbó a su lado y la abrazó con fuerza mientras se acariciaban.

- Te quiero Hanna, te juro que nunca más voy a alejarme de ti. Te necesito.

- Y yo a ti amor, no me gustó la perspectiva de la vida sin ti en ella.

- Te prometo que me esforzaré más nena, te lo prometo.

En ese momento a Jimin se le pasó por la mente lo que había hecho en Japón, pero no quiso estropear su reconciliación. Haría como si aquello nunca pasó y continuaría feliz junto a la mujer de su vida.
La besó de nuevo y ambos se quedaron dormidos abrazados.

Imperdonable park jimin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora