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Hanna despertó tarde, necesitaba descansar.
Cuando abrió los ojos se sorprendió al ver que no estaba en su casa, pero poco a poco recordó por qué estaba ahí.
Cogió su teléfono y vio que tenía varias llamadas y mensajes de Jimin. Los borró sin leerlos, no podía con eso ahora mismo.
Se levantó y desayunó con Tae. Se sentía cómoda, Tae le dejaba su espacio, no la presionaba con preguntas y la dejaba fluir a su ritmo.
Se pasó el día con él, en el sofá, apoyando la cabeza en su hombro. A veces viendo televisión, otras veces viendo a la nada, sin hablar casi.
Pero agradecía tanto la presencia calmante de su amigo...

Sin embargo frente a la calma aparente que se respiraba en esa casa, los teléfonos no paraban de sonar.
Llamadas y mensajes entraban sin cesar. Tanto al teléfono de ella como al de él.
En alguna ocasión, Tae contestaba y se alejaba de Hanna para hablar con un muy desesperado JImin.
En cambio HAnna ignoraba por completo su teléfono, no podía pensar siquiera en hablarle.
Cenaron algo ligero y se acostaron temprano, aunque la falta de actividad durante el día los tenía muy descansados, la tensión mental hizo que durmieran en cuanto se metieron en la cama.

Jimin por su parte estaba desesperado. Luchando cada minuto con la tentación de coger las llaves y presentarse en casa de Tae.
Sabía que no debía presionar a Hanna, que necesitaba un tiempo para asimilarlo. Pero él la necesitaba a ella. Llevaba menos de un día fuera de casa, pero era demasiado para él.

Gracias a Tae supo que ella estaba bien, un poco más tranquila, pero triste y muy callada. Moría por abrazarla, escuchar su voz y tenerla a su lado.


Nuevo día y la misma Hanna sentada en el sofá de Tae viendo por la ventana distraída.
Está hundida en su propio dolor, no puede perdonar, no puede superar su amor por Jimin, no sabe qué hacer.
Tae estaba preparando un té para ambos.
De pronto escuchan que llaman a la puerta. Hanna ni se molesta en levantarse, sigue perdida dentro de su cabeza. De lejos le parece escuchar que Tae intercambia unas palabras con alguien y la puerta se cierra de nuevo.
Pero no presta atención, está distraída viendo una gota de lluvia deslizarse por la ventana.
Hasta que alguien se agacha delante de ella y le acaricia una mano.
Se gira hacia esa persona y descubre que es Jimin.

- Jimin.... Que haces aquí?

Sin mediar palabra él la abraza fuerte por la cintura y hunde la cabeza en su pecho. Rompe a llorar y comienza a pedirle perdón.

- Perdóname Hanna, estoy perdido sin ti, por favor vuelve a casa. Me he vuelto loco para aguantar este día y medio sin venir a pedirte que vuelvas. Necesito que estés conmigo en esto. Te adoro, me muero por ti Hanna. Por favor pequeña, no me dejes solo.

Ella no pudo evitar aferrarse también a él, dejando salir las lágrimas que pensó que ya se habían agotado y acariciando su cabeza con amor.

Una vez Jimin se calmó un poco, se sentó a su lado en el sofá, sin soltar su mano y mirándola a los ojos.
Ella le limpió las lágrimas con suavidad.

- Que quieres de mí Jimin?

- Que vuelvas a casa nena. Esto será algo temporal hasta que de a luz y pueda volver a trabajar. Luego el niño formará parte de nuestras vidas pero ella ya no. Solamente será la madre de mi hijo con la que tenga que tratar temas relativos al niño. - Hanna suspiró al escuchar aquello, cada una de esas palabras le dolían.- Pero tú eres mi vida Hanna, nuestros planes como pareja no deben cambiar. Sigo queriendo que formemos una familia, sigo necesitando que estés conmigo. Eres el amor de mi vida Hanna, por favor, no me dejes.

- Oh Jimin!! - Hanna sollozo frustrada y se levantó, dirigiéndose a la ventana. Dándole la espalda.- yo tampoco quiero estar sin ti. Me encanta nuestra vida juntos y sigo completamente enamorada de ti. Pero vas a destrozarme Jimin, poco a poco estás acabando con lo que soy, me estás apagando.....y no lo merezco.

Jimin se levantó y la abrazó por la espalda.

- No, mi amor. Podemos con esto. Solo son un par de meses. Te juro que la molestia será la mínima posible.

- No lo sé Jimin, necesito pensarlo. Déjame un tiempo...- Jimin la interrumpió.

- No!!!- la giró entre sus brazos para mirarla a los ojos.- Si no estás conmigo, piensas demasiado, te enfrías y te alejas de mí. Por favor, ven a casa Hanna, te juro que no será incómodo para ti.

- No entiendes que esto me hace daño?

- Claro que lo entiendo mi amor. Y siento muchísimo causarte dolor, pero te juro que volveremos a nuestra felicidad. Por favor Hanna, no me dejes solo con esto. Estoy desbordado.

Se abrazó de nuevo a ella, escondiendo la cabeza en su cuello.  Hanna lo abrazó con fuerza. Pensando largo rato.
Jimin fue siempre su gran apoyo. Fue fundamental cuando su madre murió y su padre formó una nueva familia.
Tanto él como su familia le habían hecho sentir muy arropada.
Además seguía completamente enamorada de él. Le dolía más pensar en alejarse que soportar cualquier cosa a su lado.
Jimin lloraba sin parar en su cuello, así que agarrando sus mejillas y mirándolo a los ojos, le sonrió dulcemente para tranquilizarlo. Lo besó en los labios con amor, despacio, notando la necesidad de él en cada roce.

- Está bien Jimin, volveré a casa contigo. Espero no arrepentirme.

Imperdonable park jimin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora