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Se estableció una nueva dinámica en esa casa.
Durante el día, Hanna se mostraba fría y distante con Jimin, pero por las noches, siempre que le apetecía iba a verlo a su habitación. 

Jimin sufría con esta situación. Su frialdad durante el día le hacía daño, aguantaba sus malas palabras y sus recordatorios constantes de todo lo que había hecho mal en el pasado.
Y las noches eran peor. Si, podía tener su cuerpo, pero no le dejaba hacerle el amor. Solo follaban, siempre ella arriba, marcando el ritmo y decidiendo que podían hacer o no.

Se sentía usado, nunca era cuando quería el, no podía tomar la iniciativa, siempre era ella quien decidía cuando visitaba su cama. La habitación de ella nunca estaba abierta para el.

Y lo peor era que nunca se quedaba a dormir, no había intimidad después del sexo. En cuanto acababan y ella recuperaba el aliento se alejaba de él como si el contacto le quemara, recogía su ropa y se iba.

Jimin estaba perdiendo la esperanza, no quería la relación que llevaban a día de hoy, quería una de verdad, de igual a igual, en la que se atendiesen las necesidades de ambos, libremente.

Tiene una lucha consigo mismo, no quiere rendirse en su intento de que sean una familia, aún cree que ella puede perdonarlo, pero cada vez lo ve más complicado.

Esa noche, cuando Hanna se coló en su habitación se sorprendió al verlo despierto.

- Hola, que bien que estás despierto- dijo mientras deslizaba las asas del camisón para desnudarse frente a él.

- Espera Hanna, quiero que hablemos.- dijo Jimin colocándole las asas en su lugar.

- Hablar? No tenemos nada que hablar, si no tienes ganas me voy.

- No!! Joder Hanna, escúchame un momento- le dijo alzando la voz, lo que sorprendió a Hanna, que tomó asiento en la cama y lo miró.

- Que quieres hablar?

Jimin se sentó a su lado y tomó aire antes de empezar con el discurso que había preparado mil veces en su mente.

- Se que hice todo mal en el pasado, que sufriste muchísimo por todo aquello. Pero desde que supe que teníamos un hijo me he estado esforzando por ser mejor para vosotros.

- Nadie pone en duda tu compromiso como padre Jimin.

- Lo sé, pero no quiero ser solo padre. Te lo he dicho siempre nena, quiero recuperarte a ti también. No puedo continuar así Hanna, tenerte entre mis brazos es un sueño, pero no así, no con tanta frialdad, como si fuésemos desconocidos que tienen un encuentro de una noche en un hotel. - mientras hablaba, Hanna miraba al suelo y Jimin jugaba con sus manos nervioso.- Yo quiero hacerte el amor Hanna, y esto no se le parece.

Hanna levantó la vista molesta.

- Nadie te obliga. Si tanto te molesta dejaré de venir a tu habitación. Buscaré otra persona con la que saciar mi deseo.

Jimin se pasó las manos por el pelo frustrado.

- Es que no lo quieres entender. Por supuesto que disfruto acostándome contigo y por nada del mundo quiero que te acuestes con otro hombre. Pero eres tan fría conmigo, huyes al terminar como si te diera asco o me odiaras. Me odias Hanna?- esta vez se lo preguntó mirándola a los ojos.

Ella no aguantó su mirada.

- No.

- Me has perdonado?

- No.

- Lo harás algún día?

- No lo sé.

Jimin suspiró. Era imposible mantener una conversación con alguien que solo soltaba monosílabos y estaba cerrada en banda.

- Me prometí no rendirme Hanna. Por nuestro hijo y por la familia que siempre quise formar contigo. Sé que lo hice mal en su momento, pero no crees que ya he tenido bastante castigo?

Hanna se enfadó al escucharlo. Se levantó y lo miró directamente a la cara, olvidando la actitud pasiva que había mantenido hasta ese momento.

- Eres muy gracioso Jimin. Crees que se trata de volver y ya está? Nos vemos dos años después de que yo abandonase toda mi vida por culpa tuya y de la zorra que metiste en mi casa y se supone que debo caer rendida a tus pies? Qué es lo que has hecho tan extraordinario para que yo vuelva a ti? Hacerte cargo de tu hijo? Eso es lo que se espera de cualquier hombre decente...

- Y contigo Hanna? Acaso no me he comportado como un buen hombre? Estoy aquí para ti, aguantando que me hables con desprecio, pidiendo perdón hasta por respirar. Estoy intentando cada segundo reparar el daño, compensar lo que te hice. Pero tú me ignoras durante el día y me buscas por las noches. Estábamos empezando a acercarnos cuando nos mudamos aquí, pero de pronto volviste de nuevo a la frialdad. Te comportas como una cobarde Hanna, sé que me quieres, pero te engañas a ti misma y me dañas a mí. - Jimin también se había puesto de pie, ambos enfadados y mirándose a los ojos.- Es frustrante Hanna, tus cambios de humor me vuelven loco!! Pareces una embarazada...

- Que sabes tú de cambios de humor durante el embarazo Jimin? Hablas de Leila??

- No quise decir eso.

- Ya, no quisiste decirlo, pero lo hiciste. No vuelvas a compararme con esa mujer!! Estoy segura que te habría encantado que su hijo fuese tuyo y no el mío.

Jimin abrió los ojos sorprendido, escucharla decir eso le había herido profundamente. Si Hanna ni siquiera era capaz de entender que haber tenido un hijo juntos era su mayor felicidad, es que ya no había nada que hacer por ellos.

Se cubrió la cara con las manos en un intento por serenarse.

- Siento que pienses eso Hanna. Lo lamento mucho pero me rindo. Me voy, ya hablaremos sobre las visitas al niño y no te preocupes por el dinero, seguiré contribuyendo, pero no puedo seguir aquí. Es evidente que nunca dejarás que haya una solución entre nosotros, así que evitaré que sigamos haciéndonos más daño.

Hanna entró en pánico. Pero una vez más puso su coraza.

- Estás seguro de lo que haces?

- Déjame solo Hanna, tengo una maleta que preparar.

Ella salió del cuarto y se fue al suyo. En cuanto cerró la puerta ya tenía las lágrimas corriendo por sus mejillas. Y todo fue a peor cuando un rato después escuchó la puerta de entrada cerrarse y el motor de un coche alejarse.

Se había acabado todo. Jimin se había rendido con ella.

Fin.


( no jaja, pero ya queda muy poco.)

Imperdonable park jimin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora