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Durante el viaje en taxi, Hanna se sentía peor, como si el alcohol se le hubiese subido por completo a la cabeza.
Al llegar a su edificio se sorprendió al ver a Jimin en la calle esperándola. Y no tenía cara de estar muy contento.
Bajó del taxi un poco tambaleante y Jimin la ayudó a mantenerse en pie.
Él se acercó a pagarle al taxista y la llevó hacia el portal. Sin decirle absolutamente nada y sin mirarla a la cara.
Al abrir el portal, ella tropezó y él de nuevo la ayudó a sostenerse. Y ya no aguantó más en silencio.

- Joder Hanna, mira como vienes....Caminando así, has debido enseñarle las bragas a medio Seúl.

Ella se giró a mirarlo a los ojos. La había ofendido y no se iba a callar más.

- Bueno, alguien tiene que verlas, ya que tú ni te acuerdas de ellas.

Le sonrió de manera cínica y continuó caminando hacia el ascensor.
Al llegar, por suerte el ascensor estaba en la planta baja, así que pudo entrar y marcar el número de su piso.
Justo cuando las puertas iban a cerrar, Jimin introdujo una mano y se coló dentro.
La acorraló contra la pared y se pegó a ella muy enojado.

- Así que ahora te gusta ir por ahí enseñando las bragas Hanna?

- Como si te importara...

- Hanna, no sé si me estás poniendo más enfadado o caliente. Deja de provocarme como una cría...- dijo Jimin suspirando y llevando su mano a su pelo para apartarlo de su cara.

- Ja!, lo dudo, no hay hueco en tu vida familiar para eso.

- Deja de decir gilipolleces Hanna, o juro que voy a follarte en el puto ascensor.- Jimin cada vez estaba más cerca de ella, y cada vez más excitado.

- Déjame en paz, vuelve a casa con tu mujercita y tu hijo a cocinar gall...

Jimin la besó.
Un beso necesitado y ardiente.
Hanna quedó sorprendida al principio, pero hacía tanto que no lo sentía así que se derritió por dentro al primer roce. El alcohol, el enfado, los celos y lo mucho que lo necesitaba hicieron que le devolviera el beso con deseo y pasión.
Se agarró a su cuello, tirando de su cabello mientras devoraba su boca.
Jimin no se quedaba atrás, se pegó a ella dejándole notar su erección mientras la besaba con ganas.
Cuando se quedaron sin aire, se separaron viéndose a los ojos. En ambos había tanto deseo contenido que Jimin no se lo pensó y le dio al botón para parar el ascensor.
En cuanto lo hizo, Hanna volvió a tirar de él para pegarlo a su cuerpo y volver a besarlo.
Él bajo sus manos hasta su trasero, y apretando allí consiguió escuchar el primer jadeo por parte de su novia.
Con un ágil movimiento la cargó en brazos, apoyándola contra la esquina del ascensor mientras con una mano se bajaba el pantalón deportivo junto con el bóxer.
Una vez liberado acercó su erección a Hanna, para que ella notase como estaba.

Bajó los besos al cuello de su chica mientras le apartaba la braga y empezaba a acariciarle en su intimidad.

- Mmm nena, estás empapada ya, tantas ganas tienes de que te folle?

- Si Jimin, lo necesito.

Volvieron a besarse, mientras Hanna no paraba de rozarse contra su erección.
Ambos estaban tan calientes, que no hizo falta mucho juego previo para que, apartando las bragas, Jimin consiguiera hundirse por completo en ella.

- Ahhh, joder, que apretada estás.

Empezó a moverse dentro de ella, despacio pero profundo, haciendo uso de toda su concentración para poder mantenerla en sus brazos mientras su interior lo abrazaba.

Hanna gemía mientras besaba a Jimin en el cuello y abrazaba su cintura con sus piernas.

- Más rápido Jimin, necesito que lo hagas más rápido.

- Como ordenes preciosa.

Volvió a besarla mientras la embestía más rápido. Ambos estaban muy excitados y los fluidos les facilitaban que Jimin pudiese entrar y salir fácilmente de ella.

Hanna sintió venir su orgasmo y apretó más a Jimin con su cuerpo mientras se dejaba ir, jadeando en su oído.

- Ahh Jimin, así, que rico...

Jimin se separó de ella, salió de su interior y la bajó al suelo.

- Date la vuelta nena.

Ella obedeció, él procedió a desabrocharle el vestido y sacárselo, dejándola solo con ropa interior. Se agachó tras ella mientras le sacaba las bragas, dejándola solo con sujetador y botas. Todavía agachado detrás de ella, la acarició entre las piernas, y le mordió una nalga, haciéndola gemir gustosa. La situó viendo al espejo del ascensor y él se posicionó detrás.
Sin dejar de mirarse uno a otro a través del espejo, la penetró poco a poco desde atrás.

Una vez completamente dentro, sacó sus pechos del sujetador sin sacarle la prenda. Empezó a moverse mientras le sujetaba los pechos y acariciaba sus pezones.
Hanna no podía para de gemir, el espejo frente a ellos le devolvía una imagen absolutamente erótica.

- Sabes nena- dijo Jimin entre gemidos- tienes razón, no me interesa ver tus bragas. Me interesa ver lo que hay debajo.

Y bajó una mano hasta su entrepierna, acariciando su clitoris mientras no dejaba de penetrarla duramente.
Hanna debía agarrarse al espejo para poder soportar las embestidas de Jimin.
No para de gimotear, sin poder articular palabras coherentes.
Cuando Jimin aceleró todavía más el ritmo, Hanna volvió a sentir que llegaba un orgasmo.

- Me corro Jimin...- dijo como pudo.

- Espérame nena, hagámoslo juntos.

Y así fue, con unas cuantas estocadas más ambos se corrieron, quedando exhaustos y abrazados.

En cuanto Jimin salió de ella, Hanna se dejó deslizar hasta el suelo. Se había quedado sin fuerzas y el alcohol tampoco ayudaba mucho.
Jimin arregló su ropa, recogió la de ella y la cogió en brazos, dándole un beso en la frente mientras se dirigía a su casa.

La dejó en la cama, la limpió con cuidado y buscó un pijama para ella. Se lo puso y la dejó bien arropada mientras él se daba una ducha.
Al salir ella estaba dormida, así que dándole un beso suave, se metió en la cama con ella para dormir al fin.

A la mañana siguiente Hanna se despertó sola en la cama y con un dolor de cabeza terrible.
Dudaba ser capaz de levantarse cuando escuchó la puerta abrirse.
Allí estaba Jimin, con una bandeja con fruta, una botella de agua y una pastilla para la resaca.
Hanna se sentía avergonzada por su numerito de ayer, y Jimin se veía muy serio, así que no se atrevió a mirarlo a la cara.

- Toma, te vendrá bien para el dolor de cabeza.

- Gracias. Oye, siento lo de ayer, había bebido demasiado y no..

- Recuerdas todo?

Hanna por fin se atrevió a mirarlo a los ojos.

- Eso creo.

- Bien, no vuelvas a insinuar que otro verá tus bragas, ok?

Le dio un beso en los labios y se fue. Dejando a Hanna todavía más confusa.

Imperdonable park jimin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora