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Hanna se levantó una vez más sintiendo a su lado la cama vacía.
Otra noche que Jimin pasaba durmiendo en un sofá cuidando a Leila.
Desde hacía días, ni siquiera hacía el esfuerzo por ir a la cama cuando Leila se quedaba dormida, directamente pasaba la noche allí, como si Hanna no existiese.
Había cogido vacaciones en su trabajo para cuidar de ella puesto que el parto era inminente y no quería dejarla sola ni un minuto.
Seguían con frecuencia sus visitas al hospital, donde los médicos ya no soportaban verlos por allí.
Hanna estaba ya paranoica, las visitas al hospital coincidían con los días que Jimin y ella estaban más cariñosos y no podía evitar pensar que cada alarma de Leila era falsa. Que cada una de sus visitas al hospital de madrugada, solo tenían por objetivo evitar que Jimin y Hanna pasasen la noche juntos.

Su embarazo también le estaba resultando pesado. Cada día aumentaban las náuseas y el cansancio. Solo quería dormir y estaba muy sensible. Y tener que disimularlo no ayudaba a que fuese menos duro.

Cada noche al acostarse dejaba encima de la almohada de Jimin la caja con la prueba de embarazo.
Al despertarse, la caja seguía allí, sin rastro de Jimin.
Al verla se enfadaba y se entristecía, pero estaba tan sensible, que en cuanto él le sonreía se derretía por dentro y corría a abrazarlo.
No sabía si era cosa de las hormonas o era su bebé, que todo el rato le exigía el contacto con su padre.

Varias veces se planteó decírselo en cualquier momento, pero luego reculaba.
No quería compartir ese momento con Leila, ya compartía con ella su casa, su dinero, su tiempo y a su novio. No iba a compartir también a su hijo.

Tras desayunar con Leila y Jimin, Hanna se disponía a salir hacia su trabajo, pero Jimin la acompañó hasta la puerta y la abrazó por detrás.

- Está noche ponte guapa para mí. Iremos a cenar y pasaremos la noche por ahí, quiero empezar bien nuestro aniversario.- le dijo mientras le dejaba un besito en el cuello.

-De verdad? Iremos a cenar?- Hanna se giró para ver sus ojos y comprobar que no mentía.

- Claro nena, hay que celebrar estos 7 años.

- Pero... solos?- Hanna temía que la respuesta le destrozase completamente la emoción.

- Claro Hanna, es nuestro aniversario, por supuesto que iremos solos.

Hanna se lanzó a abrazarlo con fuerza. Por fin, después de meses una noche solo para ellos.

- Me apetece muchísimo. Te quiero

- Y yo a ti nena.

Se besaron y Hanna salió de casa tan feliz que sentía que levitaba.
Esa sería su noche, por fin tras tantas penurias podría darle la buena noticia de su bebé a Jimin.
A partir de esa noche todo sería diferente, no tendría que ocultarse, Jimin la cuidaría como siempre imaginó y hasta podrían empezar a pensar en nombres para su bebé.

No sabía qué planes tendría Jimin para Leila, pero no le importaba, hoy serían sólo ellos.

Imperdonable park jimin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora