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4 meses después

Hanna

Desde el encuentro con la madre de Jimin, Hanna estaba muy tensa, se esperaba que en cualquier momento Jimin se presentase en su puerta a preguntarle por su hijo.

Pero no lo hizo.

En parte se sentía decepcionada, acaso no le importaba que ella tuviese un hijo? Es que no sabía contar? Acaso no le daban las cuentas para saber que ese niño era suyo? Aunque no lo admitiese, quería verlo y contarle sobre su bebé, darle la oportunidad de recuperar a su familia.

El tiempo pasaba, el pequeño Dasom ya tenía 5 meses. Seguía siendo un calco de Jimin, no solo físicamente, también su personalidad.
Era muy dramático, cada vez que algo no le gustaba, sus pucheros acababan ablandando el corazón de su madre y su tío Tae.

Pasaba mucho tiempo con el, Tae los visitaba cada vez que tenía un momento libre. Adoraba al niño y era correspondido, Dasom se dormía plácidamente en sus brazos y sonreía con cada monería que Tae le hacía.

Hanna seguía teletrabajando, aunque en ocasiones le tocaba acercarse a la oficina a entregar algún trabajo. En cada una de esas ocasiones temía encontrarse con Jimin, no le dejaba a Tae que le hablara sobre el, por lo que no sabía que estaba en el servicio militar.

Esa mañana había tenido una reunión complicada, salía de la empresa deseando coger a su hijo en brazos.

Por suerte Tae había podido acompañarla, por lo que él y el niño la esperaban sentados en un banco frente a su oficina.

En cuanto los vio corrió junto a ellos y levantó a su hijo en brazos para hacerle carantoñas.

Estaban yendo hacia el coche paseando un poco, cuando a lo lejos vieron a Leila con su hijo en el carrito.

Ambas se miraron a los ojos y quedaron paradas unos segundos.
Leila fue la primera en romper el hielo.

- Hanna, cuánto tiempo...

-Hola Leila, cómo estás?

- Bien, sorprendida de verte.

- Y yo, entiendo que ese hombrecito es tu hijo, como se llama?

- Min-ho

- Oh, vaya, no iba a llamarse Jimin?

Leila sonrió de medio lado de forma irónica, parece que lo de ser cordiales sería complicado.

- Vamos Hanna, sabes bien lo que pasó, no sería apropiado.

Hanna soltó una carcajada.

- Si Leila, que mal gusto ponerle su nombre. Sería lo único reprochable de tu comportamiento, no?
En fin Leila, espero sinceramente que puedas ser feliz sin hacer daño a nadie más.

- Bueno, tú tampoco eres una hermanita de la caridad, tienes un hijo con su mejor amigo? Eso tuvo que doler...

- No es asunto tuyo Leila. Hasta nunca.

Se alejaron de allí a paso apresurado. Hanna no estaba preparada para eso, estaba rabiosa y sentía que no le había dicho todo lo que quisiera.
Seguramente esa noche en su cama pensaría un millón de buenas respuestas que darle.

Jimin

Todo marchaba bastante bien, cada vez estaba más inmerso en su vida militar y lo de fuera parecía lejano e irreal.

Por supuesto, aún se acordaba de Hanna, y pensar en ella rehaciendo su vida le generaba celos y dolor.
Pero ya no la pensaba a diario.

Sabía que nunca se olvidaría de ella, además, no podía desaparecer para siempre, algún día volverían a encontrarse, no?

Lo que sí se impedía era pensar en Leila, la rabia lo invadía y no quería sentirse así. Le había destrozado la vida de un solo plumazo.

Imperdonable park jimin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora