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La despertaron los golpes en la puerta.
Se había acostado temprano, el día de parque había sido agotador. En cuanto Dasom cenó y le dio un baño, se metió ella también en la cama.
Lo último que había hecho era mandarle un mensaje a Jimin antes de caer dormida.

Por eso los golpes en la puerta la habían pillado tan de sorpresa.
Se puso una bata sobre el camisón y fue a abrir la puerta.
Con la mente aún medio nublada por el sueño abrió la puerta y quedó boquiabierta.
Delante de ella estaba Jimin, con la misma maleta con la que se había ido.

- Hola, que hac

No le dio tiempo a acabar, Jimin se lanzó hacia ella besándola con desesperación, abrazando su cuerpo para pegarla a él sin dejar que pase el aire entre sus cuerpos.
En cuanto pudo reaccionar se agarró a su cuello devolviéndole el beso.
Se separaron por falta de aire.

- Hola nena, me dejas entrar?

Hanna estaba sin palabras, así que sin borrar la sonrisa de su cara se apartó para dejarle paso.
Jimin entro, dejo su maleta a un lado y arrastro a Hanna de la mano hasta el sofá.
Se sentó con ella a horcajadas sobre él y volvió a besarla agarrando su cara con ambas manos.

- Te quiero.- le dijo mirándola a los ojos, sin soltar su cara manteniendo la cercanía.

- Y yo a ti, siento mucho como me comporté.

- Shhh, está todo bien ya, por fin he escuchado lo que quería.

- Y que era?

- Que me escoges, que no quieres que vuelva porque estés asustada y creas que me necesitas para todo.- soltó su cara y bajó sus manos a su cintura, dejando leves caricias.- Hoy tuviste un día bueno y escogías que yo formase parte. Era tu decisión quererme contigo. Y eso es lo que necesitaba mi amor, que me escojas, que voluntariamente, sin miedos, quieras ser mi mujer.

- Siempre lo escogeré Jimin. Estos meses me moría de miedo a dejarte entrar en mi vida por si volvías a lastimarme. Pero estos últimos días que te fuiste, me sentí vacía sin ti.- pequeñas lágrimas se escurrían por sus mejillas.

- Ya está nena, no me iré a ningún lado. Seremos una familia de verdad por fin.

Hanna sin dejar de llorar se abrazó a Jimin y enterró la cabeza en su cuello.
Cuando al fin se calmó, mientras él acariciaba suavemente su espalda empezó a dejar pequeños besos en su cuello.
Poco a poco el deseo comenzó a poseerlos y se besaban ya de forma apasionada.
Jimin acariciaba las piernas de Hanna y ella se agarraba a sus hombros y poco a poco comenzaba a rozarse contra el.

La tomó por sorpresa cuando Jimin se separó. Agarró sus muslos con fuerza y se levantó del sofá, llevándola agarrada a su cintura hasta la habitación.
La dejó suavemente en la cama y se tumbó sobre ella.

- Me temo señorita que vas a pasar unos meses dejándome mandar en la cama. Hoy voy a hacerte el amor hasta que me canse nena.

Le desabrochó el nudo de la bata que llevaba puesta y se la sacó.  Comenzó  a besar la piel que dejaba expuesto el camisón.
Hanna se dejó hacer, acariciando con cariño su pelo mientras los besos de Jimin cada vez llegaban a lugares más necesitados.

Le quitó el camisón despacio, admirándola de arriba a abajo tan solo con unas braguitas puestas.

- Tan preciosa mi gatita.

Besó cada centímetro de piel expuesta, despacio, con cuidado, rozando apenas con sus labios y lengua.
Se centró en sus pechos mientras con una mano acariciaba sus piernas, muy suave, de arriba a abajo una y otra vez.
Lamió con deleite cada pezón, jugando con ellos provocando que a Hanna se le escapasen algunos gemidos.
Se alejó de ella y se puso en pie para desvestirse con urgencia, quedando solamente en bóxers, dejando adivinar una gran erección.

Imperdonable park jimin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora