Esa tarde de jueves el negocio donde trabajaba Lisandro se encontraba más tranquilo de lo normal, sin tantos clientes que requirieran su ayuda. Mientras veía la gente pasear por el shopping, el chico pensaba en cuánto tiempo hacía que no disfrutaba de una tarde de compras, pasando el rato sin ninguna preocupación. Sentía que su vida iba de mal en peor: ya estaba atrasado con la facultad a pesar de que sólo hacía un mes que había comenzado el cuatrimestre, su trabajo lo estresaba porque su supervisor estaba cada vez más insufrible, y su vida personal no estaba mucho mejor. Por primera vez le había llamado la atención alguien en mucho tiempo, y ese alguien parecía venir con más complicaciones que otra cosa. Como si de un poder telepático se tratase, la persona en la que estaba pensando se materializó delante de él.
Lisandro intentó esconderse detrás de algún perchero, pero por desgracia estaba sólo a cargo del lugar, ya que sus compañeros se habían tomado su break para comer e ir al baño, y sin ningún cliente más a quién atender. Fue imposible que Cristian no lo viera.
-¿En qué te puedo ayudar? -recitó su discurso de vendedor casi de forma automática, tratando de sonar distante, pero los nervios lo traicionaron y le tembló la voz.
-Buenas, Licha. ¿Por qué tan formal? -Cristian lo saludó con un beso en la mejilla, descolocándolo- ando buscando algún regalo para Ota. Vas el sábado, ¿no?
-Buscá tranquilo, cualquier cosa me consultas -le replicó el teñido ignorando su pregunta.
-No me respondiste lo que te pregunté -el moreno se acercó un poco más, mordiendo su labio y provocando que Lisandro sintiera que se le aflojaban las piernas. ¿Qué pretendía?
-Estoy trabajando, Cristian. Si precisás ayuda con tu compra me decís -lo cortó secamente.
Después de unos minutos, Cristian se decidió por una camiseta de la selección Argentina, la cual llevó hacia la caja y abonó extendiéndole a Lisandro su tarjeta de crédito y su documento sin decir una palabra.
-Serían $24.... -comenzó a decirle el teñido, pero fue interrumpido por el otro.
-Ya sé, ya ví la etiqueta. Hacela en 6 cuotas. -le dijo casi sin mirarlo.
Bien, quizás después de todo era mejor que Cristian terminara con sus comentarios seductores y fuera cortante así le facilitaría mucho las cosas. Justo cuando estaba completando el pago volvieron sus compañeros, lo cual Lisandro agradeció mentalmente porque ya no soportaba la tensión.
-Gracias por tu compra -le extendió la bolsa con un moño de regalo con el tono automático que usaba para dirigirse a sus clientes.
-Chau -Cristian lo saludó secamente, diciéndole casi entre dientes. Lisandro lo siguió con la mirada mientras desaparecía entre la gente del shopping, pensando en cómo haría para seguir evitándolo si parecía que estaba obligado a encontrárselo en todos los lados posibles.
-Che, ¿este es el pibe por el que te cagó a pedos el supervisor el otro día? Está buenísimo, ya te entiendo -le dijo riendo Alexis, su compañero de turno, que estaba al tanto de la historia.
-Sí, pero me parece que ya no va a venir más por acá así que no te ilusiones -Lisandro le dedicó una mirada asesina.
Al salir del trabajo chequeó su celular, esperando inconscientemente encontrar algún mensaje de Cristian, que por supuesto no apareció. Lo que sí encontró fue varios mensajes en su grupo de amigos ultimando detalles para la fiesta del sábado. Nicolás envió varias fotos mostrando la cantidad exorbitante de alcohol y sustancias que había comprado para la fiesta, mientras que Alejandro, el encargado de decorar todo a su gusto, alardeaba de haber conseguido globos, guirnaldas, vasos para jugar un torneo de beer pong y hasta una barra de glitter y brillitos para decorar a los invitados. Todos menos Cristian preguntaban si Lisandro iría, etiquetándolo y enviando stickers obscenos a modo de chiste. A lo que éste respondió:
-Obvio que voy, no necesitan tener que mandar a nadie para convencerme.

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Serendipia (Cuti x Licha AU)
FanfictionRESUBIDA! Serendipia: circunstancia de encontrar por casualidad algo que no se buscaba. Donde Lisandro es un estudiante universitario harto de su rutina monótona y aburrida, hasta que conoce a Cristian.