12

369 42 12
                                    


Hacía ya casi un mes que Lisandro y Cristian habían comenzado a salir, aunque aún no ponían título formal a esa relación. El moreno no había vuelto a preguntar "¿qué somos?", pero era evidente para ambos que aquello que tenían crecía cada día más. Lisandro, aunque no quería apresurar las cosas y prefería dejar que todo fluyera naturalmente, se sentía cada vez más feliz con Cristian a su lado. Por pedido del teñido, que todavía padecía las secuelas emocionales de su relación anterior, ninguno de sus amigos (salvo Nahuel) aún sabían que ellos estaban viéndose. Un gran avance se había dado cuando Cristian conoció a Alejandro cuando éste vino de visita, que aprobó completamente al hombre que había elegido su hermano. Para Lisandro era sumamente importante su opinión, ya que nunca antes le había presentado a ninguna pareja y lo consideraba el único miembro de su familia cercana.

Una fría tarde de junio, Lisandro estaba atendiendo a un cliente en su trabajo cuando recibió un mensaje de Cristian. No lo esperaba, solían hablar después de que ambos terminaran de trabajar.

-Cursás hoy?
-Querés que te pase a buscar?

Lisandro sonrió con ternura al leer el mensaje. Cristian era siempre muy atento con él, y aprovechaba cada ocasión para verlo, aunque sea un rato.

-No, pero tengo que estudiar

No quería sonar cortante, en realidad se moría de ganas de verlo, pero su situación académica lo preocupaba. Estaba descuidando sus estudios y no quería tener que recursar por tercera vez la misma materia.

-Te puedo ir a hacer compañía?
-Soy un excelente compañero de estudio

No se pudo negar a la propuesta, hacía un par de días que no se veían y de verdad lo extrañaba, aunque le daba vergüenza decírselo.

Llegó a su casa agotado, después de darse una ducha se preparó café y se tiró en el sofá con los apuntes a estudiar. No sabía a qué hora llegaría Cristian, seguramente cuando terminara de trabajar, por lo que tenía al menos una hora para adelantar algo de lectura antes de recibirlo.

Grande fue su sorpresa cuando lo despertó el timbre. Definitivamente estudiar acostado era una pésima decisión.

-Ya voy -gritó, levantándose de un salto y frotándose los ojos para despabilarse. Había dormido casi dos horas.

-¿Te dormiste? -Cristian le preguntó tras saludarlo con un beso y entrar a la casa- me encantan como se te ponen chinitos los ojos cuando tenés sueño.

-Callate, pelotudo -Lisandro lo golpeó cariñosamente en el pecho. Todavía se estaba acostumbrando a que Cristian lo halagara constantemente, se le hacía extraño -perdón, me dormí un ratito. ¿Qué querés pedir para comer?

-¿Pedir? -Cristian frunció el ceño, extrañado- ¿no preferís que te cocine algo yo? Ya sé que la cocina no es precisamente tu fuerte -bromeó.

-Perdón... te juro que te iba a esperar con algo para comer -se excusó Lisandro.

En realidad, el moreno tenía razón. Era un desastre con la cocina, estaba tan acostumbrado a vivir solo que apenas se preocupaba por sus hábitos alimenticios.

-Olvidate. Ponete a estudiar tranquilo que yo cocino -le dijo, invadiendo su cocina -cuando yo tenía que estudiar siempre me motivaba comiendo algo rico.

...

-Nahu, podés venir hoy a casa?

-Necesito que me ayudes con algo

El domingo siguiente, Lisandro aprovechó su día libre en el trabajo para juntarse con su mejor amigo y ponerlo al tanto de la situación. Las cosas con Cristian se ponían cada día más serias y sólo Nahuel podía entenderlo y aconsejarlo.

Serendipia (Cuti x Licha AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora