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POV Cristian

Hacía tres semanas desde la última vez que había visto a Lisandro. No podía creer que podía llegar a sentirse así por una persona que conocía hacía un mes. Algo tenía Lisandro que lo ponía como un adolescente enamorado, ahora angustiado porque no entendía por qué lo había borrado de su vida sin ninguna explicación. Y, para peor, ninguno de sus amigos sabía responderle qué había pasado para que reaccionara así. Bueno, uno sí lo sabía, pero jamás se lo diría. Nahuel era una tumba.

En ese período de tiempo había ido varias veces al shopping donde trabajaba Lisandro para intentar hablar con él, pero la última vez que se apareció allí él no había reaccionado del todo bien así que lo descartó. Lo que sí hizo fue espiarlo de lejos, por lo menos para saber que estaba vivo y bien. Se sentía un loquito acosador, pero necesitaba verlo, aunque sea de lejos.

Una tarde de jueves decidió que no aguantaba más la incertidumbre y se decidió a actuar. Mientras esperaba en su consultorio al último paciente de esa tarde, le envió un mensaje a Nahuel citándolo en un bar para conversar sobre Lisandro. Haría el último intento, si el chico no aceptaba se rendiría e intentaría cortar la historia que nunca empezó. Para su sorpresa, Nahuel le dijo que sí.

Eran pasadas las 20 cuando llegó al bar, donde lo esperaba Nahuel con las dos cervezas que había pedido para acompañar la charla. Lo saludó con cara de pocos amigos.

-Si acepté venir es para que me dejes de hinchar los huevos de una vez. Me tienen podrido metiéndome en el medio -comenzó con mal tono -¿Qué querés saber?

-¿Vos sabés qué le pasó a Licha? No entiendo nada -le respondió Cristian con tono de súplica.

-Claro que sé. Está convencido de que le cortaste el rostro en la fiesta -le soltó el otro -encima sabe que estás en algo con una mina. Una tal Karen.

-¿Qué? -Cristian se tapó la cara con las dos manos y tomó unos segundos para seguir- entendió cualquier cosa este pibe. No puede ser -negó con la cabeza.

-A mi no me vas a tomar de boludo, yo no soy Licha que se cree cualquier verso de los pelotudos como vos -siguió atacándolo Nahuel. No quería sonar tan hostil, pero él sabía cuánto estaba sufriendo su amigo por culpa de Cristian -Si tan mal entendió, explícame. Pero todo eh, lo de la fiesta y lo de Karen.

Cristian le dio un sorbo largo a su cerveza, tomó una profunda bocanada de aire como juntando fuerzas y comenzó.

-El día de la fiesta Licha me vino a encarar tan mamado que sentí que estaba muy mal dejarlo que me bese en ese estado. Apenas se podía mantener parado, ¿no lo viste? -Nahuel asintió con la cabeza, escuchándolo -le dije que me moría de ganas de que me besara, pero no así porque no se iba a acordar.

-¿Qué? -Nahuel abrió los ojos muy grandes, sorprendido -pero claro, este boludo ni se debe acordar de lo que le dijiste, él se quedó con la imagen de que te lo sacaste de encima.

-Y yo soy un pelotudo, también. Era obvio que como estaba no se iba a acordar de nada -Cristian siguió – Y lo de Karen ya pasó. Fue mi novia desde que tenía 20 años, pero hace casi un año que no estamos más juntos.

-¿Y por qué Paulo le dijo a Licha que estabas en algo complicado con una mina? -Nahuel siguió con su actitud de policía interrogando al acusado de un crimen terrible.

-¿Eso dijo ese culiado? -Cristian frunció el ceño -No, no estoy más con ella. Lo que sí puede ser complicado es que trabajamos juntos. Ella es la recepcionista en el consultorio donde trabajo, y no puedo hacer nada contra eso porque fue su papá el que me consiguió el trabajo.

Nahuel lo observó atentamente, como intentando detectar algún rastro de mentiras en sus ojos. Pero algo en la actitud de Cristian lo convenció de que estaba diciendo la verdad.

-¿Qué sentís por Lisandro? -le preguntó Nahuel sin vueltas.

-¿No es obvio? -Cristian sonrió tristemente -Es la primera vez que alguien me hace sentir así. Nunca pensé que un hombre podía gustarme tanto.

Nahuel lo miró con ternura, lo reconfortaba saber que alguien sentía eso por su amigo.

-¿Y él? ¿Qué siente por mí? -esta vez fue Cristian quien lo interrogó.

-No me corresponde a mí decirlo -Nahuel le respondió -lo vas a tener que averiguar vos.

-¿Pero cómo mierda querés que lo averigüe si me bloqueó de todos lados, culiado? -Cristian sonaba indignado.

-Hay otras formas... -Nahuel se hacía el misterioso -si alguien te pasa su dirección, podés ir a averiguarlo vos mismo en persona -le guiñó un ojo- Estoy confiando en vos, Cristian. Lo llegas a lastimar de nuevo y te juro que te corto las pelotas. Mirá que Licha ya sufrió mucho, no se merece que lo lastimen más.

Después de terminar sus cervezas, Nahuel le pidió un Uber a Cristian con dirección al departamento de Lisandro, después de asegurarse disimuladamente que éste estaba en su casa. Con un poco suerte, todo se solucionaría. 

Serendipia (Cuti x Licha AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora