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-¿Me queda bien? -preguntó Lisandro, dudando. Aún no se acostumbraba a la moda europea.

Muri lo había convencido de ponerse una llamativa camisa y lo había llenado de glitter. Esa noche saldrían a uno de los boliches más concurridos de Madrid a festejar su cumpleaños, como su amiga le venía insistiendo hacía semanas.

-Estás buenísimo, boludo -bromeó ella- si no fueras trolo te juro que me casaría con vos.

-En otra vida capaz tengas esa suerte -el teñido se rió a carcajadas.

-¡Esperá! Antes de salir te tengo que sacar una foto, no podés perderte la oportunidad de subir una historia beboteando con el tremendo outfit que te armé -insistió su amiga -así la ve el boludo de Cristian y se muere de amor.

Lisandro puso los ojos en blanco con fastidio, pero aceptó, después de todo no era tan mala idea. Muri estaba al tanto de toda su historia con Cristian y, en palabras de ella, los dos se habían comportado como unos pelotudos.

...

Después de haber perdido la cuenta de la cantidad de tragos que tomaron y los porros que fumaron antes de llegar al boliche, Lisandro ya veía borroso. Su amiga le hacía acordar al grupo que había dejado en su país: como buena argentina, salir con ella era sinónimo de tomar, fumar y bailar hasta no poder más. Y esa noche no sería la excepción.

Revisó su celular por décima vez y se decepcionó al ver que no tenía ninguna notificación de Cristian. Los españoles que había conocido y que había comenzado a seguir le llenaron de reacciones y respuestas la historia de Instagram, pero del único que le importaba no tenía ni noticias.

"Que se vaya a la puta que lo parió", pensó, bloqueando el celular y decidido a olvidarse de él, de una vez por todas.

-¿Hacemos ronda de tequila? -le preguntó eufórico a su amiga, apartándola de un hombre que aparentemente la estaba molestando.

-Por favor... menos mal que me sacaste de ahí, ese pesado no me dejaba en paz.

Dos tequilas después, volvió a revisar su celular: ninguna notificación de Cristian.

-¿Me esperas acá? – Muri le preguntó, tomando sus manos -necesito ir al baño.

En cuanto se quedó solo, Lisandro no pudo aguantar más. Abrió WhatsApp y buscó como pudo entre los contactos "Cris". En cuanto encontró su chat, le escribió:

-Crsitian

-Estad?

-necsdito hablar con voddc

-esurgengte

Por supuesto, no obtuvo respuesta. Cerró los ojos e intentó dejarse llevar por el ritmo de la música y no pensar en nada, solo en bailar y divertirse, pero la imagen de Cristian y los recuerdos de todas las noches que habían salido de fiesta juntos no lo dejaban en paz. Rogó al cielo que Muri volviera pronto, porque si seguía allí solo mucho tiempo más iba a terminar confesándole a Cristian cuanto lo extrañaba.

...

Abrir los ojos le costó un esfuerzo sobrehumano. Sentía punzadas en la cabeza, la boca seca y un dolor en todo el cuerpo como si hubiera corrido una maratón. Sí, los años no venían solos y las resacas eran cada vez más duras. Se levantó de la cama con cuidado y se dirigió al baño, a ver si una ducha lo ayudaba a revivir. La imagen que le devolvió el espejo le pareció patética: los brillos que Muri le había puesto en el rostro se habían desparramado por su cara, su cuello, su torso... y las ojeras que tenía lo hacían parecer un cadáver. Y, para empeorar su malestar, no recordaba nada de la noche anterior.

Salió de la ducha y tomó su celular para enviarle un mensaje a su amiga, a ver si podía ayudarlo a reconstruir los hechos. Pero, para su desgracia, lo que vio más que ayudarlo lo terminó de hundir: tenía mensajes de Cristian y de un número desconocido. Decidió dejar lo mejor (o peor) para lo último y arrancar con el número desconocido:

-Me lo pasé muy bien anoche, guapo

-Si quieres olvidarte de ese Cristian sabes que aquí estoy

¿Me lo pasé muy bien? ¿Qué carajo había hecho y a cuántas personas le había hablado de Cristian? Obviamente no le respondió.

Respiró hondo, juntó valor y abrió la conversación con Cristian. Al leer la cantidad de mensajes mal escritos que le había enviado deseó con todas sus fuerzas que la tierra se abriera y lo tragase ahí mismo.

-Cristiaassnn

-Constestame pro favro

-Te extrasño

-Estsadd????

-Te amdo mucho y te naeecesito

-Bueno ansa a cgaagr

-Chau

Pero lo peor no terminaba ahí. La respuesta de Cristian lo terminó de rematar:

-Estaba trabajando, Lisandro.

-Cuando estés sobrio llamame, tenemos que hablar.

Lisandro no lo pensó dos veces: lo mejor era fingir demencia y olvidarse de que la noche anterior había existido. Pero antes necesitaba que Muri lo ayudara a aclarar un par de cuestiones.

-Boludo, ¿qué pasa? -atendió con voz ronca, evidentemente la acababa de despertar -estaba dormida. ¿Estás bien?

-Si... bueno, no... -admitió- ¿con quién estuve anoche? Tengo mensajes de un tipo que me dijo me la pasé muy bien anoche, guapo -imitó el acento español, provocando que su amiga soltara una ruidosa carcajada -no te rías, pelotuda.

-Ay, ¡perdón! -se disculpó ella -es que es muy bizarro todo. No sé quién es el tipo, pero cuando volví del baño te encontré abrazado a él. Le contaste todo el drama con Cristian y casi te ponés a llorar ahí en la barra -cada cosa nueva que se enteraba provocaba que se sintiera peor – no te lo cogiste, si eso te preocupa... solo se besaron y creo que se manosearon un poco.

-Uy, gracias... no sabés lo aliviado que me siento -respondió Lisandro irónicamente, su amiga no tenía ningún tipo de filtro.

-No sabés la cantidad de veces que te tuve que sacar el celular, boludo -continuó ella -no parabas de mandarle mensajes.

-Sí... ya los leí... me dijo que quiere hablar conmigo cuando esté sobrio.

-¿Y qué esperás para llamarlo? -insistió.

-Estás loca, boluda. Voy a hacer de cuenta que no pasó nada.

-Te faltan huevos, Lisi -lo provocó ella, sabía que detestaba el apodo -dale, hablá con él. Seguro que él también te extraña. Y si no, al menos te sirve para sacarte la duda.

Lisandro dudó. ¿Y si no lo extrañaba? ¿Y si le pedía que lo dejara de molestar? Pero su amiga tenía razón, tenía que hablar con él y sacarse la duda.

...

-Te puedo llamar?

Lisandro juntó valor y apretó "enviar".

Serendipia (Cuti x Licha AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora