Junio
La alarma sonó demasiado pronto para Lisandro, que apenas podía abrir los ojos. Necesitó un esfuerzo doble para salir de la cama, estaba demasiado cómodo enredado en los brazos de Cristian. Ya hacía casi un año que estaba oficialmente de novios y dormían juntos casi todas las noches.
-Cris... me tengo que ir a trabajar- murmuró dulcemente, tratando de salir de la cama molestando a su novio lo menos posible.
-Cinco minutos más... -Cristian lo abrazó con firmeza, intentando retenerlo -hace frío y vos estás muy calentito.
Los cinco minutos más resultaron ser casi una hora, ya que al acomodarse entre los brazos de Cristian nuevamente Lisandro se quedó profundamente dormido. Se despertó de un salto, profiriendo insultos hacia sí mismo por haber sido tan estúpido de no haberse puesto más alarmas.
...
-Buen día... -saludó a sus compañeros al ingresar a su trabajo. Ninguno de ellos le dijo nada, pero estaba claro por sus caras que todos habían notado lo tarde que había llegado.
-Martínez -lo llamó con tono amenazante su odioso jefe -vení un segundo, tengo que hablar con vos.
Lisandro temió lo peor. La presencia de ese hombre no auguraba nada bueno, siempre que hablaba con él era para cagarlo a pedos. La puta madre que me re parió, pensó, mientras ingresaban al pequeño despacho que funcionaba como una especie de oficina para su jefe y sus supervisores.
-Perdón por la llegada tarde, no va a volver a ocurrir -se excusó, nervioso.
-Claro que no va a volver a ocurrir -le respondió secamente su jefe -porque estás despedido.
El teñido sintió que se le caía el alma a los pies. Se esperaba cualquier sanción: un descuento en su sueldo, que le negaran el recreo para almorzar, tener que quedarse a hacer horas extras... pero jamás se imaginó que podía llegar a ser despedido. Si bien su trabajo no le gustaba, necesitaba el dinero para mantener sus gastos. ¿Qué iba a hacer ahora?
-Pero... perdón, es la primera vez que llego tarde -balbuceó.
-De todas formas, aunque no hubieras llegado tarde te tenía que despedir igual. Estamos haciendo una reducción de personal, y sos el empleado que menos ventas tuvo en este último trimestre -se justificó el hombre con frialdad -estas cosas pasan.
Sin decir ninguna palabra más, Lisandro recogió sus cosas, se cambió la ropa, devolvió el conjunto deportivo que debía usar a modo de uniforme y se fue conteniendo las lágrimas. En el shopping las personas paseaban felices, mirando las vidrieras de los negocios, mientras que él se sentía completamente fuera de lugar en ese paisaje mientras las lágrimas le brotaban a chorros.
Mil preguntas se formaban en su cabeza: ¿qué voy a hacer? ¿de dónde voy a sacar la plata para seguir viviendo? ¿cómo le digo a Cristian? ¡Cristian! Necesitaba hablar con él, pero sabía que en ese momento estaría ocupado trabajando. Sin embargo, su novio le había dejado muy en claro que ante cualquier emergencia que tuviera siempre podía llamarlo o, mejor aún, ir a verlo al consultorio donde trabajaba. Y esto calificaba como una emergencia.
...
-Buenos días, ¿se encuentra el doctor Romero? -preguntó Lisandro tímidamente en la recepción. Estaba tan destrozado por lo que le acababa de pasar que no notó quién era la persona que estaba detrás del escritorio.
-Buenos días, ¿tenías turno? -preguntó la recepcionista secamente, sin despegar la mirada de la pantalla de la computadora donde registraban los datos de los pacientes.
-No... -Lisandro sintió que le temblaban las piernas cuando se dio cuenta de que quien le hablaba era nada menos que la ex de su actual. Ella lo miró con curiosidad, dándose cuenta también de quién era él.
-Vos sos Lisandro, ¿no? -preguntó con un tono más animado, examinándolo con curiosidad. Una media sonrisa se formó en su rostro -yo soy Karen. Vení, Cris no tiene pacientes ahora.
Lo condujo por un pasillo donde se encontraban varias personas esperando fuera de los consultorios, mientras Lisandro pensaba que, curiosamente, si a él le gustaran las mujeres sin dudas se fijaría en ella. Era bellísima, mucho más de lo que parecía por fotos, y parecía amable y simpática.
-Me alegro de conocerte, Lisando -le dijo afectuosamente -Cris habla mucho de vos.
Karen golpeó suavemente la puerta del consultorio número 13, y tras unos segundos apareció Cristian.
-Licha... ¿qué pasó? -su expresión era de preocupación. Las manchas rojas en las mejillas de Lisandro y sus ojos hinchados delataban que había estado un largo rato llorando.
Cristian le indicó que pasara dentro del consultorio y cerró la puerta tras él.
-¿Qué pasó, mi amor? -le preguntó nuevamente pasando sus dedos por sus mejillas, barriendo las nuevas lágrimas que caían sin cesar de su rostro -me estás preocupando. ¿Alguien te hizo algo? ¿Te pasó algo?
-Me... me echaron... del trabajo -el teñido murmuró entre sollozos. Se sentía ridículo, indefenso.
Cristian lo abrazó con firmeza, refugiándolo en su pecho. A pesar de todo el desconsuelo que Lisandro sentía, tenía la certeza de que siempre estarían los brazos de su novio para darle un poco de seguridad.
-¿Por qué? -preguntó el morocho, tomando su rostro suavemente para mirarlo a los ojos -¿es porque llegaste tarde?
-Reducción de personal -Lisandro se separó lentamente del abrazo, limpiándose las lágrimas -¿qué mierda voy a hacer ahora? No tengo un peso para pagar el alquiler.
Cristian se tomó unos segundos para pensar la respuesta, que parecía prácticamente obvia para él.
-Venite a vivir conmigo -soltó casualmente, como si no hubiera estado deseando proponérselo desde hacía meses.
Lisandro no se esperaba esa propuesta, aunque últimamente pasaban prácticamente todo el tiempo juntos.
-Pero... Cris, no tengo un peso -suspiró- me da culpa tener que estar viviendo con vos sin poder ayudar en nada.
-Lisandro... la plata no es un problema -suspiró. En el fondo esperaba que su novio aceptara la propuesta sin dudarlo -a mí me encantaría que viviéramos juntos.
Y a Lisandro también. A pesar de que en ese momento veía su futuro negro, tenía la certeza de que podían superar cualquier cosa... juntos.
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Serendipia (Cuti x Licha AU)
FanfictionRESUBIDA! Serendipia: circunstancia de encontrar por casualidad algo que no se buscaba. Donde Lisandro es un estudiante universitario harto de su rutina monótona y aburrida, hasta que conoce a Cristian.