Efímero

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Severus Snape había sobrevivido a la guerra, pero no se sentía vivo. Había perdido todo lo que le importaba: su amor, su amigo, su lealtad. Necesitaba escapar de ese mundo mágico que le había traído tanto dolor. Así que decidió tomarse unas vacaciones al mundo muggle, donde nadie le conocía ni le juzgaba.

T/n era una chica alegre y amistosa, que trabajaba como camarera en un pequeño café de Madrid. Le gustaba leer novelas románticas y soñar con el príncipe azul. Un día, entró un hombre misterioso y sombrío, vestido de negro, con el pelo largo y grasiento y una nariz ganchuda. T/n sintió curiosidad por él, y se acercó a tomar su pedido.

- ¿Qué desea tomar? - preguntó con una sonrisa.

- Un café solo - respondió él con voz áspera.

- ¿Es usted turista? - insistió ella.

- Algo así - contestó él, sin dar más detalles.

T/n se fue a preparar el café, pero no pudo evitar mirar de reojo al extraño cliente. Había algo en él que le atraía y le intrigaba. ¿Qué haría en Madrid? ¿De dónde vendría? ¿Qué secretos ocultaría?

Severus Snape observó a la chica que le había atendido. Era joven y bonita. Tenía una expresión dulce y vivaz, que contrastaba con su propia amargura. ¿Qué haría una chica como ella hablando con un hombre como él? ¿No se daría cuenta de que era un mago, y de todo lo que eso implicaba?

Así comenzó una extraña relación entre Severus y T/n. Él iba cada día al café, y ella le servía y le hacía compañía. Poco a poco, fueron conociéndose mejor, y descubriendo que tenían cosas en común. A ambos les gustaba la literatura, la música y el arte. A ambos les habían roto el corazón alguna vez. A ambos les faltaba algo en sus vidas.

Severus se sorprendió de sentir algo por T/n, algo que no había sentido desde hacía mucho tiempo. Algo parecido al amor. T/n también se enamoró de Severus, a pesar de su aspecto y su carácter. Vio más allá de su fachada, y encontró a un hombre inteligente, sensible y valiente. Un hombre que necesitaba amor.

Pero había un problema. Severus era un mago, y T/n una muggle. Él pertenecía a un mundo que ella desconocía, y que podía ser peligroso para ella. Él tenía enemigos que podrían hacerle daño a ella, si se enteraban de su relación. Él tenía un pasado que no podía olvidar, ni perdonar.

Severus sabía que tenía que decirle la verdad a T/n, antes de que fuera demasiado tarde. Pero temía que ella le rechazara, o que le tomara por loco. Temía perderla, como había perdido a Lily. Así que se calló, y siguió viéndola, esperando el momento adecuado.

Pero el momento adecuado nunca llegó. Un día, mientras paseaban por el parque, Severus vio a un hombre que le resultó familiar. Era uno de los mortífagos que habían escapado de Azkaban, y que seguían buscando venganza contra los que habían traicionado al Señor Oscuro. Severus reconoció su mirada maliciosa, y supo que estaba en peligro. Y no solo él, sino también T/n.

- T/n, tenemos que irnos - dijo Severus, cogiéndola de la mano.

- ¿Qué pasa? - preguntó ella, confundida.

- No hay tiempo de explicar. Confía en mí - dijo él, y sacó su varita.

T/n se quedó boquiabierta al ver el objeto que Severus llevaba en la mano. Era una varita mágica, como las de los cuentos de hadas. ¿Qué significaba eso? ¿Qué era Severus? ¿Un mago?

Antes de que pudiera hacer más preguntas, el mortífago se acercó a ellos, y lanzó un hechizo.

- ¡Avada Kedavra! - gritó.

Severus reaccionó rápido, y se interpuso entre T/n y el rayo verde que salió de la varita del mortífago. El hechizo le dio en el pecho, y cayó al suelo, sin vida.

T/n soltó un grito, y se arrodilló junto a Severus. Le tomó el rostro entre las manos, y le miró a los ojos. Estaban vacíos, sin brillo. Estaba muerto.

- ¡No, Severus, no! - lloró ella. - ¡No me dejes! ¡Te quiero!

El mortífago se rió, y se preparó para acabar con T/n. Pero antes de que pudiera hacerlo, aparecieron varios aurores, que habían sido alertados por el Ministerio de Magia. Se produjo un breve enfrentamiento, y el mortífago fue capturado.

Los aurores se acercaron a T/n, y le explicaron quién era Severus, y qué había pasado. Le dijeron que era un héroe, que había luchado contra el mal, y que había muerto por salvarla. Le dijeron que tenía que olvidar todo lo que había visto, y que le iban a borrar la memoria.

T/n se negó, y les suplicó que la dejaran recordar a Severus. Les dijo que le amaba, y que no podía vivir sin él. Les dijo que no le importaba que fuera un mago, que solo le importaba que fuera él.

Los aurores se conmovieron por su historia, y decidieron hacer una excepción. Le permitieron quedarse con los recuerdos de Severus, pero le pidieron que no se los contara a nadie. Le dieron sus pertenencias, entre las que estaba su varita, y le dijeron que se cuidara.

T/n cogió la varita de Severus, y la apretó contra su pecho. Miró al cielo, y le dedicó una última sonrisa a Severus. Sabía que él la estaría viendo desde algún lugar, y que estaría orgulloso de ella. Sabía que él la seguiría amando, y que ella también.

Travesura Realizada

Fanfic cortos para leer antes de irte a dormir (Versión Severus Snape)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora