Poción de amor

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Severus Snape era el profesor de Pociones más temido y odiado de Hogwarts. Su rostro siempre mostraba una expresión de disgusto y su voz era fría y severa. Nadie se atrevía a molestarlo, excepto una persona: T/n, la nueva profesora de Encantamientos.

T/n era una chica latina, de cabello negro y ojos verdes, que había llegado a Hogwarts hace unos meses. Era alegre, divertida y muy bromista. Le encantaba hacer reír a sus alumnos y colegas, y también le gustaba gastarle bromas a Snape, el único que no se reía nunca.

T/n sabía que Snape era muy amargado, pero también sentía curiosidad por él. Quería saber qué se escondía detrás de su fachada de frialdad y sarcasmo. Por eso, cada vez que lo veía, le hacía algún comentario ingenioso o le cambiaba el color de su túnica o de su pelo con un hechizo. Snape siempre se enfadaba y le lanzaba una mirada asesina, pero T/n no se intimidaba. Al contrario, le gustaba ver cómo reaccionaba.

Snape, por su parte, detestaba a T/n. La consideraba una impertinente, una irresponsable y una inmadura. No soportaba sus bromas, ni su sonrisa, ni su acento. Le parecía una molestia constante y una distracción innecesaria. Lo único que quería era que lo dejara en paz.

Pero el destino tenía otros planes para ellos. Un día, el director Dumbledore les anunció que tenían que preparar juntos una demostración de Pociones y Encantamientos para la visita de unos magos extranjeros. Snape y T/n se miraron con horror. No podían creer que tuvieran que trabajar juntos. Era una pesadilla.

- No puedo hacer esto, director -protestó Snape-. No puedo trabajar con ella. Es una incompetente.

- No seas tan duro, Severus -dijo Dumbledore con una sonrisa-. T/n es una excelente profesora. Estoy seguro de que harán un buen equipo.

- Yo tampoco quiero hacer esto, director -se quejó T/n-. No puedo trabajar con él. Es un amargado.

- No seas tan dura, T/n -repitió Dumbledore-. Snape es un excelente profesor. Estoy seguro de que se llevarán bien.

- No, no nos llevaremos bien -dijeron Snape y T/n al unísono.

- Bueno, no tienen opción -sentenció Dumbledore-. Es una orden. Tienen dos semanas para preparar la demostración. Espero que me hagan sentir orgulloso.

Y dicho esto, los dejó solos en su despacho.

Snape y T/n se quedaron mirando con odio. Ninguno de los dos quería ceder. Pero tampoco querían defraudar al director. Así que, a regañadientes, aceptaron la tarea.

- Muy bien -dijo Snape con desdén-. Supongo que tendremos que hacer esto. Pero que quede claro: yo soy el que manda. Tú solo tienes que seguir mis instrucciones.

- ¿Qué? -exclamó T/n con indignación-. ¿Cómo que tú mandas? ¿Quién te crees que eres? Yo también soy profesora. Yo también tengo voz y voto.

- No, no la tienes -replicó Snape-. Esto es Pociones, no Encantamientos. Yo soy el experto. Tú solo eres una aficionada.

- ¿Una aficionada? -se burló T/n-. ¿Y tú quién eres? ¿El gran príncipe de las pociones?

- ¿Cómo sabes eso? -preguntó Snape sorprendido.

- Oh, por favor -dijo T/n-. Todo el mundo lo sabe. Es un secreto a voces. Además, yo he leído tu libro. Está lleno de anotaciones y correcciones. Eres muy listo, pero también muy arrogante.

- No tienes ni idea de lo que hablas -dijo Snape molesto-. Mi libro es una obra maestra. Y tú no tienes derecho a juzgarme. No sabes nada de mí.

- No, no sé nada de ti -admitió T/n-. Y tampoco quiero saberlo. Eres un misterio que no me interesa resolver.

Fanfic cortos para leer antes de irte a dormir (Versión Severus Snape)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora