El fantasma de tu pasado

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T/n era una profesora de pociones de Hogwarts, que había llegado al colegio después de la guerra mágica. Era una bruja talentosa y apasionada por su materia, pero también se sentía sola y triste. Porque todos sus amigos y familiares se murieron luchando en la guerra.

Un día, mientras preparaba una poción en el aula vacía, escuchó un susurro detrás de ella.

-¿Quién está ahí? -preguntó, girándose con la varita en la mano.

-No te asustes, soy yo, Severus Snape -dijo una voz fantasmal.

T/n se quedó paralizada al ver el rostro pálido y el cabello negro del antiguo profesor de pociones, que había muerto a manos de Voldemort. Su fantasma la miraba con una expresión de curiosidad y melancolía.

-¿Severus Snape? -repitió T/n, incrédula-. ¿Qué haces aquí?

-Este es mi lugar, siempre lo ha sido -respondió él-. No puedo irme, estoy atado a este castillo por mis recuerdos y mis arrepentimientos.

-Lo siento mucho, Severus -dijo T/n, sintiendo una extraña compasión por él-. Debes de haber sufrido mucho.

-No tanto como tú -dijo él, acercándose un poco más-. Te he observado desde que llegaste, T/n. Sé que estás sola, que nadie te comprende, que anhelas algo más.

T/n se sonrojó al oír esas palabras. No sabía cómo reaccionar ante la presencia de aquel fantasma, que parecía conocerla mejor que nadie.

-¿Cómo sabes mi nombre? -preguntó, nerviosa.

-Lo sé todo de ti, T/n -dijo él, con una sonrisa amarga-. Sé que eres una gran profesora, que tus alumnos te admiran, que tus colegas te respetan. Sé que te gusta leer, escuchar música, pasear por el bosque. Sé que tu color favorito es el verde, que tu flor preferida son los Lirios, que tu animal mágico favorito es el Demiguse.

T/n se quedó sin palabras. Era cierto, todo lo que él decía era cierto. ¿Cómo podía saberlo? ¿Qué quería de ella?

-Severus, yo... -balbuceó, sin saber qué decir.

-No digas nada, T/n -dijo él, interrumpiéndola-. Solo escúchame. Sé que esto puede parecer extraño, pero he estado observandote los días que has estado aqui.

T/n lo miró, expectante y asustada.

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Así los días pasaron y Severus no tuvo que estar ocultándose para verla, pues ella le dió la confianza para tener con quien hablar cuando ambos se sentían solos.

Hasta que una noche al haber pasado ya casi un mes,Severus no aguanto más y tuvo que confesar algo.

-Tengo que decirte algo. Algo que nunca le dije a nadie. Algo que siento por ti.

T/n lo miró, expectante y con mucho interés lo que su amigo el fantasma tenía que decir.

-T/n, yo te quiero -dijo él, con voz firme y sincera.

T/n sintió un escalofrío al oír esas palabras. ¿Severus Snape, el fantasma, le estaba diciendo que la quería? ¿Cómo era posible?

-Severus, yo... -repitió, sin encontrar las palabras adecuadas.

-No tienes que decir nada, T/n -dijo él, acercando su mano transparente a su mejilla-. Solo déjame sentirte, déjame estar contigo, aunque sea por un momento.

T/n cerró los ojos y se dejó llevar por la emoción. Sintió el frío contacto de su mano en su piel, y una extraña calidez en su corazón. No sabía cómo, pero se dio cuenta de que también lo quería. Lo quería con toda su alma.

Fanfic cortos para leer antes de irte a dormir (Versión Severus Snape)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora