La vampira que quería morir.

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T/n era una vampira que había vivido muchos años. Había visto el mundo cambiar, las guerras, las revoluciones. Había conocido el amor y el dolor, la vida y la muerte. Pero ya no sentía nada. Estaba cansada de existir, de vagar por el mundo sin rumbo, de alimentarse de sangre humana. Solo quería morir.

Un día, recibió una carta de Hogwarts, la escuela de magia y hechicería. Le ofrecían un puesto de profesora de Defensa contra las Artes Oscuras, ya que tenían una vacante urgente. T/n aceptó, pensando que quizás allí encontraría algo que le devolviera el sentido a su vida. O quizás algo que se la quitara.

Llegó a Hogwarts y se instaló en su despacho. Al día siguiente, conoció al resto de los profesores en el Gran Comedor. Entre ellos, había uno que le llamó la atención. Era Severus Snape, el profesor de Pociones. Tenía el pelo negro y lacio, la nariz aguileña y los ojos negros. Era serio, frío y reservado. Pero T/n vio algo más en él. Vio un reflejo de su pasado.

Severus Snape se parecía mucho a un viejo amor de T/n. Se llamaba Brandon, y era un Coronel. Se habían conocido hacía siglos, en una noche de luna llena. Se habían enamorado al instante, y habían vivido una intensa y apasionada relación. Pero su amor no duró. Brandon fue asesinado por la misma T/n después de ser maldecida y condena a vivir como vampira, y T/n quedó destrozada no tenía a control de su instinto en esos días. Desde entonces, no había vuelto a amar a nadie.

T/n sintió una extraña atracción por Severus Snape, y él también por ella. Severus se fijó en la belleza de T/n, en su elegancia, en su misterio. Se sintió intrigado por ella, y quiso saber más. Empezaron a hablar, a compartir clases, a pasar tiempo juntos. Severus se enamoró de T/n, y ella empezó a sentir algo por él. Pero no era amor. Era nostalgia, era recuerdo, era dolor.

T/n sabía que no podía corresponder a Severus, que no podía engañarlo, que no podía hacerle feliz. Sabía que tenía que alejarse de él, pero no podía. Severus era lo único que le hacía sentir algo, aunque fuera tristeza. Severus era lo único que le impedía morir.

Pero T/n tenía un plan. Un plan para acabar con su sufrimiento, para liberarse de su maldición, para dejar de ser una vampira. Un plan que implicaba a otro profesor de Hogwarts. Se llamaba Remus Lupin, y era un hombre lobo.

T/n sabía que los hombres lobo eran los únicos capaces de matar a los vampiros. Sabía que Remus Lupin se transformaba en lobo cada luna llena, y que se encerraba en la Casa de los Gritos para no hacer daño a nadie. Sabía que podía entrar en la Casa de los Gritos sin ser vista, y que podía enfrentarse al lobo sin ser escuchada. Sabía que podía provocar al lobo para que la atacara, y que podía dejarse matar por él.

Así que una noche de luna llena, T/n se escapó de su despacho y se dirigió a la Casa de los Gritos. Entró por una ventana rota y se adentró en la oscuridad. Buscó al lobo con su olfato y su oído, y lo encontró en una habitación. Era una bestia enorme, peluda y feroz. Tenía los ojos rojos y los colmillos afilados. Grunía y aullaba, agitando la cola.

T/n se acercó al lobo y le habló con voz suave.

- Hola, Remus -dijo-. Soy yo, T/n. La profesora de Defensa contra las Artes Oscuras.

El lobo la reconoció y se puso en guardia. No entendía qué hacía allí, ni qué quería. Pero percibió su olor, y sintió un instinto asesino.

- No tengas miedo, Remus -continuó T/n-. No he venido a hacerte daño. He venido a pedirte un favor.

El lobo gruñó y se preparó para atacar. No le gustaban los favores, ni los vampiros. Solo quería estar solo, y en paz.

- Quiero que me mates, Remus -soltó T/n-. Quiero que me liberes de esta vida eterna, de esta existencia vacía, de este sufrimiento sin fin.

El lobo se quedó paralizado. No podía creer lo que oía. ¿Qué podía hacer él?

- Por favor, Remus -insistió T/n-. Hazlo por mí.Hazlo por todos. Soy una vampira, una criatura maldita, una amenaza para el mundo. No merezco vivir. No quiero vivir. Solo quiero morir.

T/n se acercó más al lobo y le mostró su cuello. Era blanco, suave y vulnerable. Era una invitación, una tentación, una provocación.

- Mátame, Remus -repitió T/n-. Muerde mi cuello. Arranca mi garganta. Acaba con mi vida.

El lobo no pudo resistirse. Su naturaleza animal se impuso a su razón humana. Su hambre de sangre se impuso a su respeto por la vida.

El lobo saltó sobre T/n y le clavó los colmillos en el cuello. T/n sintió un dolor agudo, seguido de un alivio dulce. Sintió cómo la vida se le escapaba, cómo la muerte la acogía, cómo la paz la envolvía.

T/n sonrió y cerró los ojos. Por fin había conseguido lo que quería. Por fin había dejado de ser una vampira. Por fin había muerto.

El lobo se apartó de T/n y la miró con horror. Se dio cuenta de lo que había hecho, de lo que había ganado. Se dio cuenta de que había matado a una persona, de que había perdido a una amiga, de que había ganado una culpa.

El lobo aulló y se echó a llorar Por T/n.

Snape tomó la noticia de que T/n había muerto a manos de Lupin con mucho dolor y rabia. Se sintió traicionado por T/n, por no haberle contado su plan, por haberse entregado a la muerte. Se sintió culpable por no haberla protegido, por no haberla hecho feliz, por no haberla amado lo suficiente. Se sintió furioso con Lupin, por haberla matado, por haberle arrebatado ese nuevo amor.

Snape lloró en silencio por T/n, en su despacho. Snape juró venganza contra Lupin. Snape nunca olvidara a T/n, esa vampira que había hecho volver a creer que podía sentir amor.

Así fue como T/n, una vampira que había vivido muchos años, murió a manos de Remus Lupin, un hombre lobo que la conocía. Así fue como Severus Snape, un mago que la amaba, se enteró de su muerte y sufrió por ella. Así fue como terminó la historia de T/n, una vampira que solo quería morir.

Fanfic cortos para leer antes de irte a dormir (Versión Severus Snape)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora