Entre bromas y Chistes

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T/n era una niña de 11 años que pertenecía a la casa Ravenclaw en Hogwarts. Era curiosa, ingeniosa y bromista. Le encantaba hacer reír a la gente con sus ocurrencias y sus chistes, pero su objetivo principal era Severus Snape, el serio profesor de Pociones.

T/n no tenía padres, pues habían fallecido en un accidente cuando ella era muy pequeña. Por eso, sentía una gran admiración y cariño por el profesor Snape, aunque él no lo demostrara. Ella quería verlo feliz, pues creía que era muy solitario y amargado. Así que, cada vez que podía, le hacía una broma o le contaba un chiste para intentar hacerlo reír.

Un día, T/n decidió ponerle un hechizo al caldero de Snape, para que cuando lo encendiera, salieran chispas de colores y confeti. Esperaba que el profesor se sorprendiera y se riera, pero lo que pasó fue todo lo contrario. Snape se enfureció y le quitó 50 puntos a Ravenclaw, además de mandarla a la oficina de la directora.

T/n se sintió muy mal, pues no quería causarle problemas a su casa ni a su profesor. Se disculpó con él, pero él no le hizo caso. Entonces, se le ocurrió una idea. Le escribió un chiste al profesor y también algo más donde le decía que lo quería mucho y que solo quería verlo feliz. Le pidió que no se enfadara con ella, y que le diera una oportunidad de ser su amiga.

Al día siguiente, T/n le entregó el chiste a Snape, con mucho nerviosismo. Él lo tomó y lo leyó con expresión seria. Luego, levantó la vista y la miró a los ojos. T/n esperaba que la castigara o la ignorara, pero para su sorpresa, Snape le hizo una mueca. Era una mueca sarcástica y burlona, pero era una mueca al fin.

- T/n, no sabía que tenías tanto sentido del humor. Gracias por tu chiste. Es muy malo y absurdo. - le dijo Snape con voz irónica.

- ¿De verdad? ¿No está enfadado conmigo? - preguntó T/n con esperanza.

- No, no estoy enfadado. Estoy... sorprendido. - admitió Snape.

- ¿Entonces, podemos ser amigos? - propuso T/n.

- Bueno, no sé si amigos, pero... quizás podríamos intentarlo. - concedió Snape.

- ¡Sí! ¡Gracias, profesor! ¡Es el mejor! - exclamó T/n, abrazándolo.

Snape se quedó paralizado, sin saber cómo reaccionar. Luego, sintió algo que hacía mucho tiempo que no sentía. Una sensación de diversión y alegría en su corazón. Tal vez, solo tal vez, esa niña graciosa podría ser la chispa que necesitaba en su vida.

Con el tiempo T/n y Severus empezaron a tener una relación más cercana y divertida. Ella le seguía haciendo bromas y contándole chistes, y él le seguía haciendo muecas y comentarios sarcásticos. Se reían juntos Snape decía que sus chistes eran tan malos que daban risa. T/n también se hizo una niña muy aplicada en sus clases y muy buena en pociones . Severus se sintió orgulloso de ella, y le agradeció por haberle dado una nueva oportunidad de ser feliz.
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En Navidad, T/n le regaló a Severus un pequeño obsequio.

-¡Feliz Navidad, profesor Snape! Le traje un regalo. Espero que le guste.- Le pequeña le entrega una caja envuelta en papel verde y plateado

Snape con un poco de incredulidad la toma

-¿Un regalo? ¿Para mí? No era necesario, T/n.- Abre la caja y saca la taza y la frase "El mejor profesor del mundo"

La niña lo miró abrir la caja emocionada.
-¿Le gusta? Es una taza mágica. Cuando le ponga una bebida caliente, cambiará de color y le mostrará una imagen de algo que le haga feliz.

-Es... es muy original, T/n. Gracias. -Mira la taza con curiosidad y asombro no podía creer que alguien le regalase algo

-De nada, profesor. Usted merece esto y mucho más. Usted es el mejor profesor que he tenido, y también el mejor amigo. Ojalá usted fuera mi padre, pues lo quiero mucho.- la pequeña se abalanzó a él y lo abrazó con ternura

Snape Se queda sin palabras, sintiendo una emoción que le llena el pecho-T/n... yo también te quiero mucho, y también te considero mi amiga. Y si tú quieres, yo puedo ser como un padre para ti. No tengo hijos, pero me gustaría tener una hija como tú. - cedió ante ella dándole un abrazo con cariño.

-¿De verdad? ¿Podríamos ser una familia?- dijo con asombro T/n

-Claro que sí, T/n. - y miro a la niña - si tu quieres claro -

-¡Sí! ¡Me encantaría ser su hija!- la niña miró con mucha alegría y lo abrazó de nuevo.

Severus se emocionó y le acarició el cabello. Le dijo que él también la quería mucho, y que era como una hija para él. Fue el mejor regalo que ambos habían recibido en su vida.

Travesura Realizada

Fanfic cortos para leer antes de irte a dormir (Versión Severus Snape)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora