La cita

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Severus Snape se sentía nervioso. No era algo que le pasara a menudo, pero tampoco era algo que pudiera evitar. Estaba a punto de invitar a T/n, la maestra de Astronomía, a una cita. Y no sabía cómo hacerlo.

Severus había sentido algo por T/n desde que la vio por primera vez en el Gran Comedor, hace unos meses. Le había llamado la atención su belleza, su inteligencia y su pasión por las estrellas. Severus siempre había sentido fascinación por el cielo nocturno, y le gustaba escuchar las explicaciones de T/n sobre las constelaciones, los planetas y los fenómenos astronómicos.

Pero Severus no tenía experiencia en el amor. Había sufrido mucho por Lily Potter, su amiga de la infancia, y nunca había podido superar su muerte. No había tenido tiempo ni ganas de buscar a alguien más.

Pero T/n le había hecho sentir algo diferente. Algo que le hacía querer estar con ella, conocerla mejor, y hacerla feliz. Algo que le hacía sonreír, aunque fuera por dentro. Algo que le hacía sentir vivo.

Severus se armó de valor y se acercó a T/n, que estaba en su despacho, preparando la clase del día siguiente. T/n lo miró con curiosidad y le sonrió.

- Hola, Severus. ¿Qué te trae por aquí? - le preguntó.

- Hola, T/n. Verás, hay algo que quiero decirte. - dijo Severus, con voz temblorosa.

- ¿Sí? Adelante, te escucho. - dijo T/n, con amabilidad.

- Bueno, yo... yo... - Severus se quedó en blanco. No sabía cómo continuar.

- ¿Te pasa algo, Severus? ¿Estás bien? - T/n se preocupó al verlo tan pálido y sudoroso.

- Sí, sí, estoy bien. Es solo que... - Severus respiró hondo y se lanzó. - Quiero invitarte a una cita.

T/n se quedó sorprendida. No se esperaba esa declaración. Pero tampoco le desagradaba. Ella también sentía algo por Severus, aunque no se lo hubiera dicho. Le parecía un hombre misterioso, interesante y valiente. Y le gustaba su mirada, su voz y su forma de ser.

- ¿Una cita? - repitió T/n, sin poder ocultar su emoción.

- Sí, una cita. - confirmó Severus, esperando su respuesta.

- Pues... me encantaría. - dijo T/n, con sinceridad.

- ¿De verdad? - Severus no podía creerlo. Había tenido suerte.

- Sí, de verdad. - dijo T/n, con una sonrisa.

- ¿Y cuándo te gustaría que fuera? - preguntó Severus, con ilusión.

- Pues... ¿qué te parece esta noche? Podríamos ir al Bosque Prohibido, a ver las estrellas. - sugirió T/n, con entusiasmo.

- Me parece perfecto. - dijo Severus, con alegría.

- Entonces, quedamos a las nueve, en la entrada del castillo. - dijo T/n, con una mirada cómplice.

- De acuerdo. Hasta entonces. - dijo Severus, con una reverencia.

- Hasta entonces. - dijo T/n, con una mirada.

Severus se fue de su despacho, sintiendo una mezcla de nervios y felicidad. Había conseguido invitar a T/n a una cita. Y ella había aceptado. Era el primer paso de una nueva etapa en su vida.
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Unas horas más tarde:

Severus Snape y T/n se encontraron a las nueve en la entrada del castillo. Severus llevaba una capa negra y un ramo de rosas blancas. T/n llevaba un vestido azul y una capa plateada. Se saludaron con un beso en la mejilla y se dirigieron al Bosque Prohibido, cogidos de la mano.

- Estás preciosa, T/n. - le dijo Severus, con timidez.

- Gracias, Severus. Tú también estás muy guapo. - le dijo T/n, con dulzura.

- ¿Te gustan las rosas? - le preguntó Severus, ofreciéndole el ramo.

- Me encantan. Son mis flores favoritas. - le dijo T/n, aceptando el regalo.

- Son blancas, como la luna. - dijo Severus, con una sonrisa.

- Y como tu alma. - dijo T/n, con una mirada profunda.

Severus se sonrojó. No estaba acostumbrado a recibir cumplidos. Tampoco sabía cómo expresar sus sentimientos. Pero T/n lo entendía. Ella sabía que él era un hombre reservado, que había sufrido mucho, y que tenía dificultades para abrirse. Pero también sabía que él era un hombre bueno, que tenía un gran corazón, y que la quería. Y eso era lo que le importaba.

Llegaron al Bosque Prohibido, y buscaron un claro donde poder ver las estrellas. Se sentaron en el suelo, sobre una manta. T/n sacó un telescopio y lo apuntó al cielo.

- Mira, Severus. Ahí está Orión, el cazador. - le dijo T/n, señalando una constelación.

- Lo veo. Es impresionante. - dijo Severus, admirado.

- Y ahí está Sirio, la estrella más brillante. - le dijo T/n, señalando otra estrella.

- Lo sé. Es mi estrella favorita . - dijo Severus, orgulloso.

- Y también la mia - dijo T/n, con una sonrisa.

- ¿De verdad? - preguntó Severus, sorprendido.

- Sí, así es. Al parecer somos almas gemelas, Severus. - dijo T/n, con ternura.

- Lo somos, T/n. - dijo Severus, con emoción.

Se miraron a los ojos, y se acercaron lentamente. Se besaron con timidez a la primera pero al tomar confianza siguieron con pasión, bajo el manto de las estrellas. Fue un beso mágico, que selló su amor. Severus sintió que T/n era la mujer de su vida. T/n sintió que Severus era el hombre de su vida. Se amaban.

Pasaron la noche juntos, entre besos, caricias y susurros. Hablaron de todo un poco al parecer también todo les causaba risa De pronto se volvió silencio y se miraron a los ojos uno al otro, sus manos entrelazadas. Era inevitable... Se amaban.

Fue la mejor noche de sus vidas. Una noche que nunca olvidarían. Noche que cambiaría sus destinos.

Travesura Realizada

Fanfic cortos para leer antes de irte a dormir (Versión Severus Snape)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora