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Un par de meses ya habían acontecido del acercamiento del pueblo a Sehzade, el Harem y todo lo que estaba alrededor de Selim estaba calmado y tranquilo, Eloisa reflexionaba cada momento para ayudar a el Sehzade.
- Sultana ¿Cuando regresaremos para la Cena?
- Quédate quieta...
Había salido a dar un paseo, al ver a un bello conejo decidió dibujarlo, pero odiaba que sus guardias y sirvientas se estén moviendo.
Después de minutos, que se sintieron como horas para aquella gente, la castaña se levantó y guardo su dibujo.
- Ya podemos irnos... Lamento haberlos hecho esperar.
La castaña dió una sonrisa antes de comenzar a caminar acompañada por los guardias y sus siervas.
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Zehra caminaba por los pasillos del palacio llendo a recoger el correo, últimamente el duque Figueroa le mandaba correspondencia y regalos a la Sultana, lo cual era un problema grave.
Si alguien se enterara de eso, tratarían a la Joven de Adultera, lo cual llevaría a un juicio por infringir la Ley y no respetar al marido.
- Vengo por la correspondencia de La Sultana.
Los encargados se miraron pálidos sintiendo como su corazón se detenía.
- S-Señorita Zehra...ya recogieron las cartas de la Sultana.
La joven miró con pánico y enojó a los encargados, antes de golpear la mesa.
- ¿A quien le entregaron esas cartas?
- U-una muchacha... decía venir de parte de la Sultana.
- ¿Crees acaso que la Sultana Eloisa no avisaría que alguien más recogería sus cartas? Soy yo la encargada de eso.
