¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Una brisa soplaba con suavidad mientras Eloisa regresaba de su reunión con su pequeño comité, ahora había tomado la decisión de visitar el pueblo para ver sus necesidades y como podía aumentar los ingresos del pueblo.
Un día Magnífico había llegado a su fin, no se atrevería a pensar que era perfecto debido a que una Pelinegra cruzó su camino.
- Sultana - Nurbanu hizo la debida reverencia, Aunque Eloisa no lo admitiera le incomodaba mucho está joven.
- Señorita Nurbanu, que bueno que la Veo debería saber que leer cartas ajenas es un pecado.
- No entiendo de lo que me está hablando.
- Se muy bien que si, a diferencia de usted yo puedo mover todo un Harem para buscar y saber de los culpables, pero no tengo la necesidad.
- Quiere eso decir ¿Que no le interesa lo que opine el Principe Selim sobre esto?
- Puedes ir corriendo a sus brazos, puedes hacerte la víctima y decir todo lo que quieras sobre lo que posees dejando mi nombre manchado - La veneciana sonrió con satisfacción antes de que la Castaña se acerqué viéndola fijamente - Pero te Advirtió que entre mi marido y yo, no hay secretos.
Aquella sonrisa decayó, en cambio esos hermosos ojos avellanas se oscurecieron con frialdad.
- No importa las mentiras que le haya dicho a su majestad, le quitaré la venda que usted le puso.
- No me interesa lo que hagas, si tratas de desafiarme conocerás con quién te metes.
- ¿Que hará? ¿Me matará?
- Jamás me permitiría algo tan ruin y bajo, no pretendo mancharme las manos con sangre tan sucia como la suya.
La castaña pretendía seguir su camino pero Nurbanu tomo su brazo con fuerza, haciendo que Ezra se ponga en medio de ambas.
- Cuide sus modales señorita.
- Quítate de ahí, soy la favorita del principe, no eres nadie para hablarme de esa forma.
-No me interesa quien sea, mi deber es cuidar de la Sultana.
- Yo soy una verdadera Sultana, soy la favorita del principe y prontamente madre de sus hijos.
- Le insisto que no es de mi incumbencia ni de mi interés, usted es una muchacha del harem en cambio yo Desde siempre le sirvió a mi señora la Haseki Eloisa tendrás que matarme antes de tocarle un cabello.
- Vamonos Ezra, la gente Haci no vale la pena.
Ambas mujeres se retiraron dejando a la veneciana con las palabras en la boca, sintiendo la rabia invadir su cuerpo.
