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Ya era un mes tranquilo, dónde la castaña podía disfrutar de no tener las preocupaciones de ser una Sultana, ya no más ruidos de Harem ni mucho menos soportar ni cuidar de Selim.
- ¿El agua está linda Sultana? - Zehra pregunto con una risita, obteniendo un salpicón de agua
- Zehra debo agradecer a Nurbanu nunca me sentí tan libre y feliz en toda mi vida.
La castaña se sumergió, dando pequeños largos.
- Mi señora...debe salir o se enfriará el té.
- Ohh...unos minutos más Zehra.
La muchacha soltó una risita mientras veía la sonrisa de la Sultana, cualquiera llamaría al viejo palacio, el palacio de lágrimas pero Eloisa lo convirtió en el de risas.
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Por otra parte en Manisa, el estrés solo crecía no importaba de quién se tratase, el palacio estaba lleno de ruidos y quejidos todos extrañaban a Eloisa.
Ahora mismo Selim estaba pagando los errores de su prejuicio.
- Principe Selim, con todo el respeto hace falta que cuide del pueblo.
- La Sultana Eloisa prometió una visita hace un mes.
- El pueblo se está quejando.
- Estoy haciendo lo máximo posible señores - El pelirrojo se sentía exhausto, apenas podía descansar y divertirse.
- Con todo el respeto que le tengo a su padre, no es suficiente todo lo que intenta hacer.
- Prácticamente es inútil.
- Señores no se olviden que están hablando del hijo del Sultán.
