24| EMILY

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Plantada.

Me habían plantado por primera vez en mi vida y no me había sentado nada bien.

Andrew había venido a recoger a Noa, que se había arreglado mucho para impresionar a cierto chico, aunque ella no quisiera reconocerlo. Les había dicho que se fueran porque Connor vendría a recogerme. Sin embargo, no apareció.

Sin llegar a cambiarme de ropa, con pinta de perdedora, me puse la película de Un paseo para recordar mientras daba un sorbo a mi copa de vino; Noa tenía razón en algo, me encantaban los dramas cuando estaba triste y en ese momento podía escuchar su voz diciéndome: «oh, no... hoy toca ver morir a Jamie, ¿estás bien?». Tener una amiga que te conociera tan bien valía oro, aunque, en ese momento necesitaba estar sola, y autocompadecerme tranquila.

Cogí el cojín que tenía a mi lado y lo abracé con fuerza. Pensaba que estaba haciendo avances con Connor, pero estaba claro que no era así. Parecía que ya nada tenía sentido.

Le había escrito a Jess contestándole a su mensaje de «¿dónde estás?» diciéndole que al final me quedaba en casa porque no me encontraba demasiado bien. Teniendo en cuenta que Noa me había visto arreglada y emocionada, no pensé que fueran a creérselo, pero al menos me daría esta noche para humillarme solita.

De repente el timbre del piso sonó y me bloqueé. ¿Era Connor? No pensaba averiguarlo. Volvieron a picar, sin embargo, seguí ignorándolo, no tenía ganas de verlo. ¡Qué cara tenía de aparecer aquí casi 2 horas después de lo que habíamos acordado!

Insistieron con golpes de puño.

—¡Abre muñeca, sé que estás ahí dentro!

Mi corazón dio un vuelco.

Esa voz no era Connor, solo una persona me llamaba muñeca. Sentí que los nervios me inundaban de repente mientras me levantaba con piernas de gelatina para abrir la puerta.

Sus ojos grises brillaron a la vez que se abrían como platos.

—¡Joder! ¡Estás preciosa!

Me ruboricé. Liam conseguía siempre ese efecto, no entendía ni cómo.

—¿Qué haces aquí? —pregunté a la vez que lo dejaba entrar y se dejaba caer en el sofá. Me acarició el cuerpo con la mirada y sentí que mis pezones se endurecían. Me crucé de brazos esperando una explicación. Después del comportamiento tan frío de esta mañana en su piso pensé que estaba enfadado conmigo.

—La pregunta es... ¿qué haces tú aquí? ¿Por qué no has venido a la fiesta?

No tenía pinta de irse por lo que cerré la puerta suspirando y me senté a su lado.

—Me han dejado plantada y no me ha apetecido ir.

Frunció el ceño. Yo me quedé mirando la pantalla de la televisión moviendo mi anillo.

—Podrías haberme llamado.

Negué con la cabeza, no estaba de humor. Y pensaba que él tampoco lo estaría después de todo.

—¿Qué película ves? ¿Puedo quedarme?

Lo miré algo extrañada.

—¿Quieres quedarte?

—He venido a verte, así que sí, quiero quedarme.

Ladeé la cabeza.

—¿Por qué has venido Liam?

—Somos amigos, ¿no? —¿Amigos? ¿Eso era lo que éramos después de cada caricia que compartimos anoche? Suponía que sí, seguramente era algo que hacía con cada chica por lo que simplemente asentí—. No estabas contestando mis mensajes y estaba preocupado así que he venido a ver cómo estabas.

¿Princesa o muñeca? (Serie «Solo tú II»)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora