Al abrir los ojos, la cama estaba vacía. No había ni rastro de Liam. Despertarme en sus brazos habría sido demasiado bueno para ser verdad. Me giré hacia su almohada y cerré los ojos impregnándome del olor que desprendían sus sábanas.
Reprimiendo un suspiro resignado me levanté y me puse su sudadera. Me sobresalté asustada en el momento que escuché un ruido que provenía de fuera. Me asomé por la puerta y mis piernas se debilitaron al verle.
—Mierda —masculló Liam agachándose para coger algo que se le había caído. Puso los cubiertos que había recogido encima de la pica para lavarlos antes de secarlos y ponerlos en la bandeja que estaba preparando. En ese momento levantó los ojos encontrándose con los míos—. Estás despierta.
—¿Qué estás haciendo?
—Preparando el desayuno.
Sonreí.
—¿Has preparado eso para mí?
—Oh, no, no, es para mí —contestó apoyándose en la pequeña isla de la cocina con una sonrisa pícara—, iba a despertarte para que me vieras comer mientras tú te mueres de hambre.
Me crucé de brazos apoyada en el marco de la puerta.
—Muy gracioso.
Él se rio entre dientes.
—Bien, vamos a hacer lo siguiente...
Liam me dio un pequeño repaso de abajo a arriba, mis piernas se volvieron de gelatina al percibir ese mismo brillo en sus ojos que anoche; me alegré de estar apoyada en la pared o me habría caído de culo.
—Te escucho —susurré antes de tragar saliva.
—Vas a quitarte esa sudadera —empezó bajando el tono de su voz unos cuantos grados—, después te vas a tumbar en la cama y te vas a hacer la dormida.
¿Cómo era posible que su voz me alterara de tal forma? Sus ojos no se apartaban de los míos como si me estuviera retando a contradecirle.
—¿Por qué iba a hacer eso?
Su mirada descendió lentamente, casi de forma perezosa, y luego subió en una caricia por mi cuerpo de nuevo.
—Porque así puedo darte un beso de buenos días sin que parezca que me muero de ganas por besarte y puedo traerte este manjar a la cama para que desayunemos juntos.
Abrí la boca, pero nada salió de ella. Simplemente me sonrojé.
¿Cómo podía decir cosas así?
Como una tonta asentí e hice todo lo que me había pedido: me quité la sudadera, me tumbé en la cama tapándome con las sábanas hasta el cuello y cerré los ojos. Decir que no estaba nerviosa sería mentir así que lo reconocía, estaba lo siguiente de nerviosa cuando escuché que la puerta se abría. Cerré los ojos con más fuerza sin poder controlar el pulso que se había disparado por mis venas.
El ruido de la bandeja dejada en la mesita de noche me hizo darme cuenta que Liam estaba cerca y que lo siguiente era el beso, y no tenía ni idea de porqué tenía tanta necesidad de que me diera un beso, pero lo anhelaba como el aire para poder respirar. Noté primero el colchón hundirse a mi lado y entonces su respiración estaba muy cerca de la mía antes de sentir el roce de sus labios en los míos. Pero no fue más que eso, un roce, antes de que se alejara.
Parpadeé varias veces, confusa, y lo vi mirarme con cara de triunfo, como si hubiera ganado un premio que no esperaba. Pero, ¿por qué no me había besado? ¿No era eso lo que quería? ¿Lo que ambos queríamos?
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¿Princesa o muñeca? (Serie «Solo tú II»)
RomansaEmily cree que Connor es todo lo que necesita en la vida para ser feliz: guapo, inteligente y rico. Lo único malo es que, ese chico que cree que es perfecto, no la mira ni dos veces seguidas. Al menos, no hasta que Liam se interpone entre ellos. La...