13|LIAM & EMILY

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|LIAM

El lunes fui a buscar a Emily a la facultad en un acto impulsivo. ¿La razón? Tenía unas jodidas ganas de verla. Emily era exquisita, elegante, preciosa, y no me la quitaba de la cabeza.

Mientras la esperaba apoyado en un árbol cercano a la puerta principal me llegó un correo electrónico con algunas de las fotos que me había hecho en el estudio esa semana. La prueba de modelaje me fue genial y les gusté tanto que me contrataron al momento, poco después me llamaron para la primera sesión de fotos. Me hicieron algunas fotos a solas y después junto a una chica llamada Samantha, una morena despampanante que llevaba tiempo modelando junto a Kate.

Miré las fotos y vi que habían quedado genial. Me descargué alguna de las fotos que me habían hecho solo y la que más me gustó, tal y como me habían dicho en la agencia, la colgué en mi perfil de Instagram junto al link de la página y el descuento del 10% con mi código. El trato era que, si había personas que compraban en la tienda que estuviera promocionando junto mi código, recibía dinero extra. Así que no lo pensé mucho, y aunque me daba algo de vergüenza, lo hice.

Nada más recibí el cheque con el dinero por las horas trabajadas en el estudio, se lo mandé a mi madre. Mi madre había gritado y volvió a indagar si estaba metido en drogas. Le había amenazado que, si volvía a sugerir lo mismo, dejaría de hablarle. Le mandé unas fotos del estudio para que viera que no mentía al respecto y así se quedaba tranquila.

Una vez publiqué en mi perfil de Instagram y subí la historia para que más personas lo vieran, levanté la mirada al sentir que mi piel se erizaba y la vi de lejos, estaba preciosa, como siempre. Salía con unos amigos suyos, una morena bajita y un chico muy corpulento pero en cuanto me vio, me pareció que su rostro se iluminó. Se despidió rápidamente de sus amigos, que me ignoraron para irse juntos hacia la otra dirección, antes de trotar hacia mí. Sonreí encantado.

—Hola muñeca.

—Liam, ¿qué haces aquí?

—Vengo a rescatarte e invitarte a tomar algo.

—Oh, genial.

Mis dedos picaban por tocarla cada vez que la veía, y esa vez no fue la excepción.

—No te gires —susurré dando un paso hacia adelante.

—¿Qué? ¿Por qué? —susurró.

Cogí un mechón de su cabello y jugueteé con él mientras miraba por encima de su hombro.

—Connor está mirando —mentí, porque lo único que quería era una excusa para tocarla. Puse lentamente un mechón de pelo detrás de su oreja y acaricié su mejilla antes de acercar mis labios en un roce, justo en el mismo sitio donde habían estado mis dedos un segundo antes.

Emily se sonrojó y su expresión en el rostro hizo grandes cosas en mi pecho. ¿Le había gustado mi toque?

—¿Vamos? —pregunté saliendo del trance, porque lo único en lo que pensaba en ese momento era en que mis labios cosquilleaban por el roce con su piel y sentía la fuerte necesidad de comprobar si sus labios eran tan suaves y dulces como su piel.

—¿A dónde?

—Te invito a un chocolate muñeca. No tengo mucho tiempo, hoy es el cumple de Andrew y vamos a ir a la bolera.

—Ah. Es verdad, me lo dijo Noa. Aunque no nombró que fuera su cumpleaños.

Me encogí de hombros a la vez que daba un paso hacia adelante, y otro y otro. Emily se puso rápidamente a mi lado.

—Andrew a veces es raro. Quizás no se lo ha dicho.

—Muy bien, marchando entonces.

—Vendrás a la fiesta que te dije el otro día, ¿verdad?

¿Princesa o muñeca? (Serie «Solo tú II»)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora