37| EMILY

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La abuela de Liam se puso algo enferma y tuvimos que posponer la visita, pero a su madre le hizo mucha ilusión saber que pronto iríamos a verlas. Mientras, los días pasaban. Empecé a ver la extraña relación entre Evan y Kate de la que Liam me había hablado, pero no me atreví decirle nada a mi amiga, no quería que se molestara.

Liam y yo pasábamos mucho tiempo juntos, cenando, viendo películas, tomando chocolate. Y tuvimos una nueva cita en aquel pequeño restaurante cerca del lago que tanto nos gustó la primera vez.

Noa se había emborrachado mazo una noche al ver a Andrew con otra chica. Se le fue la lengua y soltó que se había acostado con él. Teníamos que emborracharla más a menudo para que soltara prenda. Ahora todas estábamos preocupadas por ella y sus sentimientos que parecían no ser correspondidos por Andrew, sin embargo, Liam me aseguraba que su compañero de equipo estaba en la mierda. Lo habían expulsado del equipo de fútbol y su vida se estaba viniendo cuesta abajo. Ambos eran infelices y ninguno le ponía solución, pero no quería meterme mucho en medio.

Después de su gran bronca, fue el cumpleaños de Noa e intentamos animarla, pensé que funcionó, pero a la noche la escuché dormirse llorando. No sabía cómo ayudarla y no quería decirle lo bien que estaba con Liam, no me parecía apropiado.

Estaba claro que no saldría con Daniel, su nuevo amigo, pero igualmente salían como amigos y eso parecía estropearlo todo mucho más. Sabía que había quedado con él esta noche para asegurarle que no saldría con él. Muy irónico. Pero se había pasado la tarde la mar de nerviosa.

Yo en esos momentos estaba en la ducha con Liam. Era mi tiempo favorito, cuando estaba con él. Había terminado su entreno y me había encontrado en su piso, y eso le ponía cachondo, por lo que habíamos tenido sexo salvaje contra la pared de su habitación antes de meternos en la ducha.

Liam era increíble. Estaba pasando sus manos por mi cabello, enjabonándolo mientras masajeaba mi cuero cabelludo y cerré los ojos disfrutando del momento.

—No sabía que una ducha pudiera ser tan estimulante —murmuré sintiéndome completamente relajada.

—Oh, sí. Las duchas pueden serlo.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Si vas a preguntarme con cuantas chicas me he metido en la ducha preferiría que no lo hicieras. —Me di la vuelta para encarar a Liam con una ceja arqueada, él tenía una sonrisa pícara en su rostro—. Es broma, muñeca.

Eso me hizo pensar en otra pregunta.

—Evan me dijo que eres un chico de relaciones, ¿has tenido muchas novias?

—¿Te dijo eso? ¿Cuándo?

—Justo antes de que... —Liam asintió entendiéndome. Antes de que decidiera que Connor era mejor partido—. Él quería que supiera que no eras como los otros chicos... yo te juzgué mal. Pensaba que eras como Andrew y después de ver a Noa sufrir tanto... no quería pasar por lo mismo.

—No importa, muñeca.

—Sí, sí importa...

—Yo también te juzgué mal al principio. Pensé que eras solo una niña pija, rica, mimada de papá que siempre conseguía lo que quería con solo chasquear los dedos. Pero no tardé mucho en darme cuenta que no eres así para nada.

—¿Cuándo te diste cuenta?

—Cuando me dijiste que tus padres eran unos estirados que vivían con un palo metido por el culo. Ahí tuve mi primera pista.

Eso me arrancó una carcajada.

—Entonces... volviendo al tema principal: ¿has salido con muchas chicas?

¿Princesa o muñeca? (Serie «Solo tú II»)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora