20| LIAM

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Segunda actualización del día, segunda parte de la cita.

Si no has leído la primera parte, corre al capítulo anterior.

Espero que os guste. Disfrutad de la lectura.

Mar.

Mar

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—¿De qué hablas? Estás perfecta Emily, estás preciosa.

Vi que se ruborizó ante mi cumplido. Sonreí satisfecho. Puse una mano en su espalda baja y nos guie hacia el interior. Tenían mesas y sillas de madera, manteles de cuadros y una chimenea preciosa que estaba encendida dando un toque hogareño al lugar.

El maître revisó en la lista que estuviera mi nombre antes de acompañarnos hasta nuestra mesa, tenía una vela y flores silvestres en un pequeño bote de cristal.

Emily me miraba con los ojos brillantes.

—Este sitio es increíble Liam —susurró—, mira que flores más bonitas. Seguro que las cambian todos los días.

Las toqué con delicadeza.

—Me recuerdan a mi abuela, son sus favoritas.

—¿En serio? —preguntó Emily con ambas cejas en alto—. Las flores favoritas de mi abuela son las orquídeas, si le llevas un ramo te la ganas de lejos.

Almacené esa información con una sonrisa, nunca se sabía.

—Lar orquídeas son unas flores elegantes.

—Supongo que mi abuela es una mujer elegante —dijo pensativa—, es humilde y sencilla, pero a la vez refinada.

—Mi abuela es la definición de mujer de campo. Se crio en una granja, toda la vida ha trabajado con sus manos y ha corrido por campos llenos de lavanda, margaritas o girasoles; montando a caballo, cuidando del ganado...

—Buenas noches —nos interrumpió un camarero—, ¿saben qué desean tomar?

Después de pedir un par de copas de vino y un par de entrecots, Emily siguió preguntando sobre mi familia.

—¿Tu madre también creció en una granja?

Fruncí los labios.

—No. Creo que ya te conté sobre mi abuelo, él maltrató a mi abuela durante años, pero cuando se quedó embarazada de mamá algo en su mente hizo clic, y supongo que le salió el instinto de mamá oso. Después del parto y un par de amenazas por parte de mi abuelo, mi abuela supo que no podía continuar con él así que una noche cogió a mi madre y huyó del pueblo. Terminó en la ciudad sin un centavo y un bebé en brazos, alguien tuvo la bondad de ofrecerle un trabajo y así pudo sacar adelante a mi madre. Desde entonces no ha vuelto a pistar el pueblo, sin embargo, siempre ha tenido un amor especial por las flores silvestres y el campo.

¿Princesa o muñeca? (Serie «Solo tú II»)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora