Capítulo 28

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Listo, lo dije, lo dejé salir, prácticamente lo grité.

Sí, definitivamente se lo grité.

Y lo siento real. Me está consumiendo, me duele, me duele mucho. Me mata.

Probablemente no lo entenderían, sé que me he cansado de prometer que lo intentaré, ser fuerte, que esto no podrá vencerme sin siquiera haber comenzado aún… Pero no es fácil despertar un día y que simplemente el doctor te diga que vas a morir.

Leucemia. Leucemia Linfoblástica.

Eso no es fácil, ni de cerca. Y menos si tienes una personalidad depresiva y frágil con la cuál lidiar. Y ni siquiera puedo enojarme por lo hiriente de sus palabras, tiene razón.

—Tengo cáncer —susurro para mí, sin dejar de verle, sintiendo algo dentro de mí romperse.

Ashton abre la boca y enseguida vuelve a cerrarla, está en shock. Yo lo estuve, aunque siendo honesta avancé un paso y retrocedí veinte, pasé de la aceptación a la triple negación en sólo segundos.

Muy dentro albergaba la esperanza de despertar por fin de esta terrible pesadilla.

Pero ¿qué creen, amigos? No pasará.

—¿Qué? —Masculla finalmente, parpadea y se aparta el cabello. Está inmóvil, incluso temo que se haya quedado adherido al suelo.

—Yo… yo… —Quiero decir que no es verdad, que bromeo, pero algo me corta la lengua y envuelve mis palabras y el nudo en mi garganta amenaza con ahogarme—. Empecé quimioterapias hace casi un mes…—Tomo una fuerte inspiración, es difícil, pero me obligo a seguir hablando, quizá no tenga sentido o simplemente a él no le importa que pase conmigo… Pero tengo que hablar.

Y no con mi madre, esperando el mas mínimo segundo para llorar conmigo.

O Paola quien no dejará de portarse cómo mi hermana.

No con mi doctor.

Él…

—La vez que fui al doctor… Luego de que me desmayara —las palabras salen a borbotones, sin orden, sólo brotan y ya—. Leucemia, ese fue el… El… —Me trago las palabras y vuelvo a llorar sintiéndome diminuta.

Quiero agregar algo más, lo que sea, pero nada más sale, salvo la sal de mis lágrimas. Y cuando finalmente voy a pedirle que no quiero que me mire de una forma extraña, que no soy una frágil muñeca de porcelana que podría intentar suicidarse, siento calor rodeando mi cuerpo. Sus brazos arropan mi sufrimiento.

Mi respiración es rápida, agitada al compás de su corazón.

Ashton me envuelve en sus brazos con fuerza. Acaricia mi pelo y susurra palabras dulces.

—Nena, por favor, no soporto verte llorar, por favor, para… Por favor.

Quisiera obedecer y hacer lo que me pide, pero justo ahora es lo único que quiero hacer.

Me aferro a su cuerpo, no dispuesta a dejarlo ir. Pues, pese a todo, su cercanía se siente bien, me siento segura en sus brazos…

—Se suponía que era fuerte —murmuro contra su pecho, hundiendo la cara en su camiseta.

—Y lo eres. Nena, no creas que fallas porque lloras, al contrario. Es fuerte, difícil, yo… Simplemente no puedo creerlo, es… Dios, no tengo palabras. Pero sé que puedes, no te sientas mal, nena, llora todo lo que quieras, yo estaré aquí para sostenerte.

Un nuevo torrente de lágrimas acude a mis ojos y lo rodeo con más fuerza.

¿Por qué se siente tan bien tenerlo cerca y escucharlo decir esas cosas? No lo sé, pero no quiero que pare. Quiero creerle. En mi fragilidad quiero hacerlo.

Ashton se separa de mí y limpia mis lágrimas, su rostro es como el de un ángel en medio del desastre.

Él deja un beso en mi frente y luego se inclina para tomarme con suma delicadeza en sus brazos. Me exalto un poco, pero no lo suficiente cómo para que piense que veo mal lo que hace. Aunque sí me muestro confundía.

No obstante, me mantengo en silencio y sólo me limito a observar. Ashton empieza a caminar y ladeo la cabeza al ver que nos dirigimos a mi habitación.

Comienzo a pensar que me dejará sobre mi cama y se irá y una parte de mí no puede evitar sentirse decepcionada, triste.

Pero rápidamente esos pensamiento se disipan. Todo sucede tan rápido… Pero con la suficiente delicadeza como para que pueda sentirlo.

Me deja sobre la cama y se agacha frente a mi para retirarme los zapatos, no digo una sola palabra, no sé que pretende y me siento lo suficientemente exhausta cómo para intentar preguntar. Es mucho mejor si permanezco en silencio.

Se aparta y mira dentro del cajón junto a mi cama, buscando algo. Saca una de mis coletas y sin decir una sola palabra comienza a recoger mi cabello enmarañado, despejando mi rostro. Debo verme terrible con los ojos hinchados y la cara roja.

Debo verme enferma.

Se retira sus zapatos y se deja caer sobre la cama.

Ashton recoge mi mano y me lleva a su lado. Quedamos frente a frente y no hacemos más que mirarnos.

No digo nada y él tampoco, nos sumimos en el silencio y eso parece estar bien, para mi cualquier cosa que no me haga sentir sola lo está. Y aunque parezca extraño, lo necesito. Silencio sin estar sola, consuelo sin que me hablen.

A él sin tenerlo.

Y aunque quizá parezca extraño lo que él hace está bien, no me importa que esté en mi casa, mi cama, conmigo, está bien, su calor lo está.

Y cuando creo que dirá algo, hunde sus manos detrás de mis rodillas sin dejar de mirarme, tira suavemente y sin preguntar, enlaza mis piernas alrededor de su cintura, no me permito poner objeción, no pensaba hacerlo de igual modo.

Me atrae a su pecho y me envuelve en sus brazos, uniendo nuestros cuerpos, sin dejar ni el más mínimo rastro de distancia, casi volviéndonos uno.

Y por un segundo no me siento como un barco en alta mar, perdido. Quizá me precipité y mis pensamiento solo van por el lugar que quieren, porque él está siendo gentil, pero ahora, justo ahora, me da igual.

Mis labios permanecen sellados, me quedo entumecida, calmada, con un millón de emociones a flor de piel, pero con un céntimo de paz que para mí lo es todo.

No nos separamos, tampoco me detengo a pensar lo que sucede, estoy cansada de pensar, quiero dormir en los brazos de alguien que me hace sentir bien y ya. Sólo pido eso.

Y si esto va a traer consecuencias, bueno ¿qué más da?

Yo necesito gritar, llorar, romperme en los brazos de alguien por un momento. Necesitaba desesperadamente este abrazo y él no dudó en dármelo.

Ashton Kuther me hace sentir de mil maneras y me gusta que pueda secar mis lágrimas sólo con sostenerme en sus brazos.

Y así me sumo en la suave bruma del sueño. Escuchando el latir desbocado de su corazón, mientras me acaricia el cabello con su mejilla.

Antes del Cielo [Wattys 2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora