Capítulo 49

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Marzo

Regresé un par de veces más a mi departamento. Que si para ir por más ropa, para mostrárselo a Adrián, para descansar del ruido, para llorar sola un rato.

Mis días se habían vuelto rutinarios.

Ir a clases (de vez en cuando, porque me las he saltado casi todas), ir a los ensayos para Romeo y Julieta, por cierto ya me sé el libreto de adelante hacia atrás y, honestamente, eso me enorgullece, ya sólo faltan tres días para llevar a cabo la obra y me encanta.

Ya quiero que acabe todo esto.

Mis días también se resumen en ir al hospital, volver a casa, ver a Ashton… Ver a Adrián y que cuando llegue, Ashton se marche.

Es un ciclo sin fin y no sé qué demonios le pasa a Ash.

Debo averiguar qué le sucede.

Y Paola a regresado a su ciudad, pero vendrá para el día de la obra.

Aún no me he sensibilizado a las terapias, lo único bueno que he sacado del hospital y digo lo único, porque no quiero hablar de mi recuperación inexistente, es que Christopher y yo nos hemos vuelto más unidos. Por lo menos ahora saluda primero y sonríe al irse.

Pero poco a poco

Haré que ese niño socialice más conmigo.

Y me sigo preguntando dónde está su familia y por qué sólo está con las enfermeras.

Cuando llego a casa, de cualquier lugar que visite, siempre es:

—Andy ve a bañarte y ven a comer.

La comida que me prepara mamá es dietética, creo que eso es lo que me está poniendo a rebajar y no la quimio.

Mamá tuvo la charla de los alimentos con el doctor Callahan y ahora sólo le falta que quiera darme de comer en la boca.

Sí, se había tardado.

Adrián me visita todos los días después del trabajo con su madre. Ella volvió a abrir su restaurante de comida coreana, el que tenían desde antes de irse.

Vaya que se organizó bastante rápido.

Cuando Adrián me visita suelo acosarlo con muchas preguntas y él a veces me cubre la boca para que me calle. Pero en broma, al final siempre se ríe. Sí, se siente bien tenerle de vuelta.

Y Ashton… El sigue comportándose de forma extraña cuando Adrián está conmigo.

¿Serán celos? Nah y ¿Ashton? Menos.

Adrián ya sabe de la obra y eso es tema de conversación abundante. Yo no se lo dije, pero si mis tías no guardan dinero, mucho menos secretos.

Aunque eso no fuese un secreto del todo. Lo que si es un secreto son mis visitas constantes al hospital. Eso sí me encargué de avisar que no podía salir de la boca de ninguno.

Sí, se lo diré, pero no ahora.

Mi amigo ya me ha contado casi todo lo que hizo estando en Corea (porque, repito, lo acoso con preguntas) me habló de platillos, tradiciones, sobre lo malo que era para el idioma y que en más de una ocasión entró al baño de chicas por error.

—Si tengo algo más que contarte lo haré. No solía haber secretos entre nosotros —añade, mirando el techo.

Sus palabras me hicieron sentir culpable.

Pues yo sigo sin decirle sobre mi enfermedad y no tengo planes de hacer eso en un futuro cercano.

No estoy segura de poder lidiar con ello.

Él también me regaló un colgante, lo trajo de Corea, es azul y con forma de luna.

—No es para tanto —Se rascó la nunca con la mirada en el suelo y lentamente la piel de sus mejillas se fue poniendo rosada.

Adrián es adorable, lo digo en serio.

Y ahí es dónde mi mente a veces se desvía y piensa “¿y Ash cómo es?

Él es… No sé como describirlo.

Y por alguna razón, sé que está evitándome.

Quizá no sea así. Él en los ensayos está ausente, perdido dentro de su cabeza y casi no me habla, de hecho, con nadie lo hace y cuando finalmente voy a preguntarle y estamos a solas, se me escapa.

Sé que algo le sucede.

Pero no puedo deducir qué es.

Sólo tengo un atisbo incompleto y eso es porque días atrás me encontré con uno de sus amigos… O más bien, él me encontró a mí.

—¿Qué hay? —Un chico con cabello castaño se detuvo frente a mí, obstruyendo mi camino.

Debo admitir que me asusté, pues iba caminando sola y él apareció de la nada.

Lo miré con una ceja arqueada

—¿Qué haces? —Esbozó una gran sonrisa.

—Pues… Debo hacer unas cosas y tú estás obstruyendo mi camino —respondí, tratando de estar lo más calmada posible.

—Ah, claro, disculpa —Y se hizo a un lado. Pero no se alejó, al contrario, comenzó a caminar a mi lado.

Les digo que me asusté. Él no dejaba de seguirme.

—¿Necesitas algo?

—Si, bueno. —Nos detuvimos—. Me llamo Shane, es un placer. —Me tendió la mano y la tome algo dudosa—. Soy amigo de Ashton.

—Oooh —Asentí, fingiendo entender, cuando en realidad no entendía qué lo había llevado a mí.

—Si, pues, él… Ha estado un poco ocupado. Ya sabes cómo es —soltó una risa—. Perdido en su mundo.

—¿Qué? ¿Tiene algún problema? —Exclamé, preocupada. El chico de los rizos dorados se comportaba extraño y yo sabía que algo no andaba bien, pero como estaba distraída y emocionada por el regreso de Adrián, dejé de prestarle atención, no en el sentido de ser grosera o evitarlo, al contrario, me he cansado de buscarle, pero casi no tenemos tiempo.

Lo admito.

Quizá por eso me evita, ¿cree que yo no lo quiero cerca a él?

Un hoyo se abrió en mi estómago en ese momento. Que egoísta estaba comportándome con él.

Ashton no había dejado de preguntarme si me sentía bien, si necesitaba algo y yo no le prestaba suficiente atención.

—Estoy perfectamente —le respondía y él sólo sonreía, antes de marcharse.

Quise darme tantas cachetadas hasta que la cara me quedara del color del cabello.

—Sí, está distraído todo el día, descuida, se le va a pasar.

—¿Qué es lo que le sucede?

—Fue a visitar a su familia.

Y con esa declaración cambió de tema.

Shane es un chico bastante agradable. Me acompañó a casa y me alegró que no resultara ser un loco que andaba por la calle.

No pregunté más por Ashton o qué le sucedía, además de que algo me decía que Shane no hablaría más de lo necesario. Y si quería saber algo debía esperar por Ashton.

Aunque tuviese que comerme la cabeza hasta ese momento.

Me pregunté si Ashton había enviado a su amigo a decirme todo eso. Pero, por la forma dudosa en la que reaccionaba cuando le preguntaba algunas cosas, pude deducir que no era así.

Y por más que intenté comunicarme con Ash los últimos dos días, no lo logré.

Le dejé varios mensajes, le dije que iría mañana a mi departamento, que lo invitaba a tomar algo, pero él no contestó. El mensaje ni siquiera le llegó y eso me preocupó.

Y sólo quedan tres días para la obra.

Antes del Cielo [Wattys 2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora