18 de mayo
. . .
Aliso la falda de mi vestido y le sonrío a mi reflejo en el espejo, en un inútil intento de tranquilizarme.
Tú puedes, me digo, pero sé que no he huido porque fuera del vestidor me esperan demasiadas personas y van a capturarme si intento correr.
Bueno, ya estás aquí. You can do it! (Tú puedes!)
Demonios. No, no puedo hacer esto.
—¡Agh! —Resoplo y me dejo caer en el pequeño puff que se encuentra en mi “camerino”.
Observo la etiqueta con brillitos encima del espejo.
“Camerino de Rosita fresita” y entre paréntesis, con letra torcida y pequeña “(Andy)”.
Mairy lo hizo para mí.
Y sí, señores. Voy vestida de rosita fresita.
Juro que Paola va a pagar por esto.
….
“Flashback”
—Oh, vamos —suplicó Paola al otro lado de la puerta, pero me limité a ignorarla. Ni en un millón de años haría una cosa tan infantil y estúpida como esa.
Ni siquiera me gustó alguna vez esa caricatura.
—Será divertido —siguió. Abrí la ducha sin entrar en ella sólo para no escucharla y me quedé sentada sobre la tapa del inodoro.
—Y también será una experiencia inolvidable.
—¡JÁ! Por su puesto que será inolvidable. No se hace el ridículo de esa manera todos los días —refuté sarcástica, con los brazos cruzados. No va a convencerme. No lo hará. No lo hará…
—Ya llegó por quién lloraban… —Oh, no.
—¡Ashton! —Exclamó mi amiga.
Ah, no, no lo hará.
Pero es muy tarde, no llegaré a tiempo para callarla.
—Andy será Rosita fresita en la fiesta de mi sobrina.
—¿En serio? Eso es genial. Tiene el cabello.
Abrí mi boca para negarme y decir que yo no haría tal cosa, aún sin abrir la puerta, pero no fue posible, porque como dije en algún momento, al universo le gusta meter su mano cuando las cosas van mal, para hacerlas peor.
—¿Quién tiene qué cabello?
Esa es mamá
—Andy —respondió Paola—. Será Rosita fresita para la fiesta de Mairy.
—¡Maravilloso! —chilló mamá—. Avisaré de una vez a la familia.
¡NOOOOOO! Me llevé las manos a cada lado de la cabeza. No, por favor.
—¿Qué es maravilloso?
Ese es papá.
—Andy hará de Fresita en una fiesta —anunció mamá, emocionada.
Y dejé caer la cabeza contra la puerta. Golpeando mi frente.
—¿Cariño, estás bien?
….
“Fin del flashback”
—“Te quedará bien” decía “te pareces a rosita fresita” decía —¡Jodanse todos!
Bueno, menos Mary porque ella está embarazada.
—Andy, cariño, bebé, ya sal —me alienta mamá. No debí acceder a hacer esto, ¡ni siquiera está en mi lista!
¡No tiene sentido todo esto!
Tiro de mis cachetes exasperada y procedo a acomodar los mechones sueltos de mi cabello y la boina color rosa sobre mi cabeza.
Inhala… Exhala… Inhala… Inhala
—Andy —llama la voz de Ashton.
¡No! ¡Exhala! ¡Exhala!
Dios, no puede ser. ¡No puedo salir así!
—No saldré.
—Nena, sal, ¿quieres?
—No, no quiero —me abrazo y retrocedo hasta pegar mi espalda contra el enorme espejo de cuerpo completo.
Las voces afuera no hacen más que intensificarse y con cada segundo que pasa sé que hay más y más personas y ni siquiera es el lugar donde voy a hacer mi “presentación”.
¿Cómo terminé en una fiesta infantil con el disfraz de Rosita fresita?
Con el cuento de que tengo una lista me quieren poner a hacer de todo.
—Sólo hazlo.
—No.
—¿Por qué?
—Pues, porque me da vergüenza, ¿Qué más va a ser? —Admito.
Me siento estúpida.
Porque a pesar de estar negándome me sé los pasos al derecho y al revés.
Debo dejar de ser tan bondadosa.
—Bien, tú lo quisiste —casi puedo imaginarlo levantando su manos en señal de…
Alto, ¿lo quise? ¿Qué quise?
La cortina se abre y grito.
—¡No! ¡Sal! —chillo.
—Te ves…
—Di algo, Ashton Kuther y juro, juro, que vas a lamentarlo —él asiente obediente, intentando no reírse y yo le doy una mirada asesina.
Mi disfraz de “Rosita fresita” consiste en un vestido, idéntico al que ella utiliza, que llega por debajo de mis rodillas, estoy utilizando medias Pantys, color rosa y verde y botas altas, me cabello cae a cada lado de mi cara y el maquillaje es muy brillante.
Y una boina rosa está sobre mi cabeza.
Parezco más una muñeca de anime, que la mocosa esa que ni siquiera me gusta. Pero ya estoy aquí, ya qué, debo afrontar las consecuencias de mis actos.
Las consecuencias de mi estupidez.
—¿Dónde están todos? —Pregunto, pasados unos segundos, percatándome de que ya no hay nadie afuera del vestidor.
—Afuera, esperaran a verte en el Show… Si no quieres hacerlo, no lo hagas. Sé que te he hecho hacer cosas antes que no querías…
—Esta vez no tuviste influencia. Y yo… Yo… Sí lo quiero hacer, me sé todos los pasos, fue incluso terapéutico bailar y todo, sólo debo calmarme y dejar de mirarme al espejo. Estoy bien…
Él ríe y se aproxima en mi dirección, haciendo que mi respiración se acelere poco a poco.
—Lo harás genial —me alienta—. Y no debes tenerme vergüenza, recuerda que te he visto en peores fachas y sin ellas.
Mis ojos se abren tanto que es como si se fuesen a salir de sus cuencas.
—¡Ashton! —Chillo.
Y el recuerdo de como fue que nos conocimos, en ese bochornoso incidente en mi departamento, hace que mis mejillas se enciendan en rojo, contrastando con mi pelo.
No sé por qué a estas alturas aún me da vergüenza
Una carcajada brota de su garganta y sale del vestidor luego de besar mi frente.
—¡Suerte! —Lo escucho gritar.
Puedo hacer esto, yo puedo, yo puedo..
Tú puedes.
Y con ese último pensamiento, salgo a escena.
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Antes del Cielo [Wattys 2024]
Roman d'amourAndy Coldwater vive un día a la vez. Una vida tranquila entre estudios, familia, libros y cero amor. Ella intenta tener su lugar en el mundo, aspirar a cambios positivos, convertirse en una escritora famosa, encontrar un buen esposo y quizá, por al...