Capítulo 72

9 0 0
                                    

—Y era adorable —cuchichea mamá a Ashton.

Él se está riendo de todas las cosas vergonzosas que recuerda mi madre de mí... Él y todos en la mesa.

Mi papá por otro lado, no deja de mirar a Ashton con rareza.

Sigo sin poder sacar la expresión de mi padre de mi cabeza, luego de que Ashton le dijera:

—Soy Ashley, un placer. Su hija y yo somos novias.

Papá sólo me miró un segundo, luego a él y finalmente dijo:

—¿Es esto lo que quieres para tu vida? Me hubiese afectado menos si fuese un Hippie con el pelo azul.

Y pasó directo a la cocina.

Ash finalmente me pidió que le buscara un lugar para cambiarse. Me reí todo el trayecto de la puerta, a mi habitación.

—Si antes estaba en la lista negra y no me conocía... Creo que ahora me dieron pase VIP a recibir un balazo de esa escopeta encima de la chimenea.

Me reí y abrí la puerta de mi habitación. Él llevaba al hombro la mochila con las cosas que había dejado en la cocina.

Cuando la fue a buscar tuvo que soportar otra mirada de extrañeza de papá. Quien, curiosamente, no parecía enojado, solo algo dubitativo entre si Ash estaba en drogas o algo.

—Ash, cariño —acuné su rostro y me acerqué para dejar un beso en su mejilla derecha—. A mi me ha encantado. Muchas gracias.

Me obsequió una sonrisa deslumbrante, que luego fue reemplazada por un gesto inconforme.

—De nada, pero me siento estafado con ese beso.

Me reí y con gran dificultad me alejé, agregando un:

—Te espero abajo —seguido de un guiño.

Y aquí estamos.

Con mamá contándole cosas mías, papá mirándolo raro, mis primas como si fuese un Dios y yo cómo una idiota enamorada.

La mesa aún no está llena del todo.

Aun faltan tío Jacinto, tío Ryan y la pequeña María. Ah y tío Garlo, si él no llega tarde a algún lugar, pierde el encanto.

El menú de hoy será lasaña y yo amo la lasaña, no tanto como el café, pero me encanta.

—Queríamos tirarnos todos por el tobogán y ahí estaba Andy atravesada y miedosa —contó mi hermano—. Así que le di una patada para que entrara, pero los dos nos caímos y rodamos por el tobogán. Salimos de la piscina vomitando agua —la carcajada en conjunto resuena en mi pecho.

Yo por mi parte, sólo recuerdo y entrecierro los ojos en su dirección. Por su culpa me rompí la boca ese día.

William me lanza un beso y yo le saco la lengua.

—¡Llegué! —Anuncia tío Jacinto, sosteniendo el pan. Es una tradición algo rara en la familia comer lasaña acompañada con pan—. ¿Alguien para ayudar a picar?

Levanto mi mano voluntariamente. Quiero escapar de todas la cosas que estoy escuchando sobre mí.

—Andy, preciosa, gracias. —Tío me sonríe agradecido.

Me levanto rápidamente, mas para escapar y me escabullo en la cocina.

Pero cuando entro siento una punzada en la parte baja de la cabeza.

Quizá se deba al movimiento brusco o que estuve demasiado tiempo con la cabeza de lado, apoyada en mi mano.

Ignoro la sensación y me dispongo a buscar el cuchillo.

—¿Recuérdame por qué siempre me toca a mi comprar el pan? —Bromea tío Jacinto, buscando su propio cuchillo y un tazón.

—Ah, quizá porque eres el dueño de la panadería y nos gusta aprovecharnos de eso —digo en respuesta y él me saca la lengua, juguetón.

Cortamos el pan en rodajas y lo dejamos en dos grandes tazones—.  ¿Cómo van las cosas con... —Se lame los labios y cambia el peso de su cuerpo—. la quimio, linda?

—Ya casi se acaba el ciclo, tío —es lo único que digo y aunque quizá me note melancólica, sonrío.

—Ah, pues...

El sonido del timbre lo interrumpe.

—No vi a Garlo en la mesa —dice pensativo—. ¿Es él cierto?

Asiento. Yo tampoco lo dudo.

—Siempre llegando tarde —se sacude las manos—. Yo iré, por favor lleva los tazones.

—Claro —veo su espalda alejarse, escucho la puerta abrirse y también un alegre "¡Jacin!" de tío Garlo.

—Perdón por llegar tarde —lo escucho decir—. Hubo un accidente en la vía y tuve que esperar a que movieran los autos. Uno quedó hecho trizas, ¿te cortaste el cabello, Jacinto? Te ves unos años más joven —río y tomo los tazones para llevarlos a la mesa.

Cuando termino de bajar las escalerillas que llevan al jardín trasero, me detengo en seco.

Un lejano "Andy, yo te ayudo" proveniente de la pequeña María, que corre en mi dirección, llena mis oídos.

Luego siento un pitido, como si hubiese quedado sorda.

Un suave cosquilleo me acaricia el labio superior y por inercia me llevo la mano a la boca. Mis dedos se manchan de rojo.

Es sangre.

Observo a la niña, que hace sólo un momento corría alegre hacia mí, con la cabeza ladeada, aturdida.

Lo siguiente que registro es que ya no llevo nada en mis manos y que la cabeza me vuelve a punzar. El pan está esparcido a mis pies.

Todo se inclina y veo a Ashton correr hacia a mí, con una expresión de sufrimiento.

Luego de eso sólo hay oscuridad.

Antes del Cielo [Wattys 2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora