Capítulo 43

11 1 0
                                    


Ashton

No sé por qué ver a Andy feliz y sonriente, se ha vuelto tan indispensable para mí últimamente.

La verdad, no sabría decir cuando he descubierto esto.

Pero estoy seguro de que no fue después de que ella me confesara o mejor dicho me gritara, que tenía cáncer.

Me gustó verla sonreír desde que la conseguí, mojada de pies a cabeza, en el vestíbulo. Esa fue la primera vez que tuve con ella una conversación decente, desde el incidente de su departamento el día que me mudé.

Vaya que estaba siendo un día de mierda. Y ahí estaba ella, desnuda, bailando y cantando.

Es increíble la rapidez con la que pasó de estar feliz a enojada y gritándome “pervertido”.

Tuve que hacer un gran esfuerzo para cerrar los ojos, pues no podía apartar la mirada de ella.

Y luego está la lista.

No lo pensé dos veces cuando lo mencionó. Soy plenamente consciente de que la única razón por la que lo hice es para poder estar cerca de ella. Me agrada y su familia también lo hace.

Ella es una excelente amiga.

Aunque, también es un laberinto que debo resolver. Andy es increíblemente confusa y bipolar.

Primero me grita, luego es amable, luego se esconde de mí, luego no deja de analizar cada uno de mis movimientos cuando cree que no lo noto, me abraza de la nada y luego me ataca con una bola de nieve directo a la frente.

Debo admitir que también me gusta observarla con atención, para descubrir qué es lo siguiente que hará.

Me gusta mirarla, ver como arruga la nariz cuando sonríe, cómo el cabello rojo le cae sobre la cara, sus mejillas rojas cuando la atrapo mirándome demasiado rato. Es fascinante poder admirar cada cosa que hace o dice.

Ella es perfecta de una manera tierna.

Y cualquiera, con dos dedos de frente, llegaría a la misma conclusión que yo, ¿cierto?

Sí, por supuesto.

Pero debo aclarar que no pretendo que ella sea mi clavo, ni siquiera me gusta, no del modo romántico, claro está.

No obstante… el tejado.

El beso, el puto beso. Y pensar que camino a verla, estuve todo el tiempo planeando posibles escenarios en los que me daba una cachetada.

Una vez la tuve entre mis brazos no quería soltarla y ella no se negó de ninguna manera.

Fue como si abrazara un cable de tensión, joder. Fue maravilloso.

Sus labios eran suaves y helados. Y su cuerpo se amoldaba, con una perfección aplastante, a mis brazos.

A mí.

Diría que fue como fuegos artificiales, aunque me encuentro un poco confundido.

Y soy consciente de lo opuestos que somos.

Yo soy dinamita y ella, no lo sé, una brisa cálida.
Por eso la lista, por eso cumplirla, para sacarla de su zona de confort, para hacerla reír, para mantenerla distraída, pera ayudarla a enfrentar la batalla que se verá obligada a enfrentar.

Para verla sonreír cada día.

Sé que ayer tuvo cita de quimioterapia. Y también que no me lo dijo. No espero que me diga que la acompañe ni nada por el estilo, pero simplemente quiero ser de ayuda, para todo lo que ella necesite.

Antes del Cielo [Wattys 2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora