Mamá no exageraba con lo de “toda la familia aguarda” incluso los abuelos paternos están de visita, todos reunidos para el desayuno.
Oculto las manos, heladas, en los bolsillos de mi chaqueta y camino a la mesa, sintiendo cómo las miradas de todos se posan en mí con una lentitud que me hace querer salir corriendo.
No soy buena lidiando con las situaciones sociales. Me siento observada como un microbio.
Vale, no es la mejor comparación, pero para que sepan cómo me siento.
Paso saliva y me aferro al respaldo de una silla para atraerla hacia mí y tomar asiento, pero antes de que pueda siquiera intentar sacarla ya Ender está posicionándola para mí.
—Tranquila, lo haré por ti —dice con una sonrisa de oreja a oreja y espera pacientemente a que yo tome asiento, pero sólo me quedo frente a él, con los labios apretados y todas las miradas sobre mi rostro.
Quieren ver qué hay de diferente para no mencionarlo.
Me aclaro la garganta, que comienza a sentirse rasposa y tomo asiento.
Y claro, cómo el caballero que mi primo Ender nunca ha sido, ya que se pasaba quitando la silla para que me cayera cuando éramos niños, rueda la silla hacia adentro para acercarme a la mesa.
Tía Lisa pone un plato con sopa de verduras delante de mí, aún cuando el desayuno no ha sido servido y ninguno tiene la comida en su lugar.
—Come, linda —me sonríe, regresando a su lugar para fingir acomodar la corbata de tío Garlo.
Él me saca la lengua. Él único que no me mira extraño y lo agradezco.
—Puedo esperar a que sirvan la comida, no hay… —Empiezo, pero es inútil.
—No nos molesta que ya comas, la buena alimentación es muy importante. —Interviene la esposa de Ender, con el bebé pegado a la teta y ella sin haber desayunado aún.
¿Con qué moral me viene ella con lo de la buena alimentación?
—¿Quieres agua? ¿Té? ¿Jugo de naranja? —empiezan a preguntar María y Karla—. El jugo es natural, lo hicimos temprano.
No tomo agua por las mañanas, prefiero el jugo de naranja para la cena y tengo una taza de té llena hasta el tope a mi lado.
—Quisiera tomar refresco —casi gimo con añoranza. Paola echó por en lavaplatos todas las botellas que tenía en la nevera.
El doctor lo sacó de mi cuadro alimenticio. Llevo casi un mes en abstinencia. Es horrible.
—¿Estás loca? —Chilla horrorizada tía Lisa, jalando con más fuerza de la necesaria la corbata de tío Garlo, la cual intentaba arreglar y su cara queda contra la mesa. El pobre hace caras raras, cómo si se estuviese ahogando—. Eso es algo dañino, no se debe tomar refresco en esta época, linda, ya nadie lo hace. —Objeta con una suavidad que me enferma, todavía sosteniendo la corbata de tío Garlo contra la mesa, este tienen la cara contra el mantel y los lentes de sol que lleva puestos ya se han torcido.
—Tía, hay tres botella de refresco de cola en medio de la mesa ahora mismo y para el desayuno…
Pero antes de que termine mi frase, las botellas desaparecen y en un parpadeo ya están en la papelera.
—Pues ya no —se cruza de brazos con la corbata de tío Garlo aún en su mano. Creo que él ya no tiene oxígeno.
—Eh… Mamá… —dice Mary para que su madre suelte la corbata de su padre. Ella abre los ojos y lo libera rápidamente
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Antes del Cielo [Wattys 2024]
RomanceAndy Coldwater vive un día a la vez. Una vida tranquila entre estudios, familia, libros y cero amor. Ella intenta tener su lugar en el mundo, aspirar a cambios positivos, convertirse en una escritora famosa, encontrar un buen esposo y quizá, por al...