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¿Qué pasaría si los mejores criminales del país trabajaran juntos por un fin desconocido?
Sin embargo, todo oscurece cuando un nuevo propósito le da fin al mundo que creían conocer. Años atrás, el señor Wolf reunía a los seis nombres más buscados...
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M E D U S A
Observé las rosas blancas manchadas de sangre. No quise apartar la mirada de ellas, no quería levantarla hacia sus ojos despreciables o bajarla hacia el plato vacío. Los cubiertos estaban en su lugar, limpios, sin rasguños. No quería arruinar su perfección, no quería ensuciar su reflejo hacia el candelabro de diamantes. No quería arruinar su bellísimo destello que apenas reflejaba mis pupilas invisibles.
Pequeñas como dos burbujas.
Volvió a gritar, partiendo la cerámica contra los muros blanquecinos como conejitos de pradera. Como un alma pura sin una sola mancha de oscuridad. Sin una gota de sangre.
Tomé la botella de vinotinto, tan espeso como las lágrimas que caían por mis mejillas. La despegué del mantel y serví su contenido dentro de mi copa de cristal. Estaba rota, completamente rota. Resquebrajada, astillada y rota. El vino cayó en el interior, impulsado por mis movimientos. El líquido se filtró por las grietas, se drenó por los cortes.
El vino cayó por el exterior, llorando, escurriendo. No dejé de servirlo, aunque eso implicara que el mantel se volviera rojo. Que se manchara. Que todo se arruinara.
A S M O D E O
Las imágenes se reprodujeron sobre el ambiente aunque ya no estuviera allí.
El dolor continuaba fluyendo.
Las cicatrices eran cada vez más visibles.
Pero ninguna de las pesadillas eran suficientes, solo el recuerdo de lo que sucedió. La respuesta danzando, sin ser capaz de mostrarse lo suficiente como para ayudarla.
W O L F
Mis manos entrelazadas sobre el escritorio, frotando el pulgar por mis labios. La fotografía descansaba sobre la mesa, sobre el viejo escritorio de madera.
Su sonrisa detenida en una única imagen, a pesar de que detrás de la mirada fugaz, el mundo estaba destrozándose sobre sus hombros. Y mis ojos sobre ella, planeando cómo acabar con todo un infierno.
A T E N E A
Mi mirada nebulosa volviendo el mundo cristalino. La luna y las estrellas en todos lados, reposándose sobre el mantel, las velas y demás. Brillando sobre los ojos de Némesis y su sorpresa orbitando a nuestro alrededor. Girando con una felicidad camuflada, fingiendo. Manchas de colores que volvían y rotaban al mundo, demasiado lento, demasiado rápido.
