C a p í t u l o: 29

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CAPÍTULO 29: "FÉ"

CAPÍTULO 29: "FÉ"

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L I L I T H

Medusa se paseó por la habitación, reproduciendo algún álbum de Nicki Minaj en su viejo IPod, insistiendo que la música del dos mil había que escucharla como tal. Mi espalda estaba recostada sobre la silla del escritorio, girando sobre sí misma mientras las observaba.

—¡No entres en crisis! —la señaló con su dedo acusador, apartando a la pelirroja de su armario.

—No he tenido una... cita en... Años. Es normal que esté alterada, ¿no es así? —se dirigió hacia mí, entrecerrando sus ojos repletos de duda.

—Mi última cita se suicidó —me encogí de hombros—, el otro fue asesinado... —hice una mueca—. Y la anterior a ese... Bueno..., supongo que es normal. Sobre todo si sobreviven.

—Gracias por tu bondadosa respuesta —me repasó Medusa—, sobre todo por lo motivadora que fue.

—Por nada, para más consejos, estaré aquí.

La pelirroja rodó los ojos, sonriendo. Su piel, demasiado pálida, rodeada de pecas oscuras. Moví mi peso hacia adelante, posicionando los codos sobre mis rodillas, oyendo chirriar una de las tablas del suelo. Estaba desgastado por los años y marcado por el movimiento de los muebles y sus modificaciones.

Las instalaciones se habían rediseñado miles de veces.

—La mejor consejera del año —acomodó el cabello detrás de sus orejas.

Solté una respiración profunda.

—¿Qué hay de él que te detenga? —cuestioné, levantando ambas cejas—. Némesis es todo lo que mereces y más... ¿Es eso suficiente para ti? ¿No estás segura o...? Estás a tiempo para redimirte si no te sientes cómoda, va a entenderlo más que nadie.

—No es eso... —Tomó asiento sobre su cama milimétricamente calculada, jugando con sus rizos diminutos—. Estoy autosaboteándome otra vez.

—Mio caro, ¿realmente quieres ir? —Medusa suavizó la mirada.

Atenea movió sus ojos exaltados entre nosotras. Estaba demasiado nerviosa, con las pupilas pequeñas y las uñas intranquilas. Sus mejillas se volvieron de una tonalidad coral, rodeada de constelaciones. Cerró sus ojos amarillentos durante un segundo y asintió, tomando una bocanada de aire.

—Sí. Sí quiero hacer esto.

—¡Si! —festejó Medusa, mordiendo su labio inferior mientras daba palmaditas rápidas con sus manos.

A N A R Q U Í A ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora