C a p í t u l o: 33

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CAPÍTULO 33: "GUESS WHO'S BACK?"


L I L I T H

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L I L I T H

Acomodé las valijas dentro del maletero. Tuve que parpadear varias veces antes de enfocarme otra vez, no haber dormido en su ausencia me estaba destrozando. Tenía la cabeza demasiado ocupada.

—Lilith.

—¿Sí?

Me giré hacia Asmodeo, ocupando mi mente en el viaje que Wolf nos envió a hacer.

—Eros quiere hablar contigo.

Mis pulmones contuvieron lo almacenado por lo que se sintieron como horas.

—¿Ya está aquí?

—Llegó hace un rato, pero Wolf lo acaparó.

Cerré la cajuela, tomando una respiración profunda. El corazón me latía demasiado rápido, ansioso. Me crucé de brazos y le agradecí por avisarme, abriendo las puertas del Centro. Medusa me guiñó el ojo, bajando las escaleras del gimnasio, encontrándose con Atenea en la cafetería. Némesis y Hades bromeaban, descendiendo de la terraza. Avancé por el pasillo del primer piso, empujando la puerta de la sala de informática, cerrándola con la vieja copia de llaves que escondíamos debajo del armario principal.

Permanecí inmóvil un largo rato, esperando a que dijera algo, que, simplemente, fuera capaz de mirarme. La tensión podía cortarse con un cuchillo.

—¿No vas a decir nada? —cuestioné.

—Era una misión importante.

Respiré con calma, moviendo el cabello detrás de mis orejas con impaciencia. Lo estudié otros quince segundos, revisando que estuviera bien, que no tuviera ninguna otra herida, que su mirada fuera la misma. Tenía puesta una camiseta oscura y unos pantalones grises, la pistola en su cadera estaba salpicada de sangre.

—Una misión importante por la cual desapareces sin dejar rastro. Creí que te habían...

Rogué que se girara hacia mí, hasta que decidió hacerlo.

—Tenía que mantenerte lejos.

—¿Qué fue lo que hiciste? Wolf ha estado insoportable, Atenea estuvo buscándote, Asmodeo intentó contactarse contigo cada maldito día y ni hablar de que no me he despegado del teléfono en caso de que decidieras escribirme. Con un "estoy bien" hubiese sido suficiente, Emmett.

—Solo fueron unos días, ... .

No contestó, agachando la cabeza para mirar el suelo otra vez. Negué con la cabeza y me acerqué a la puerta. Perdí la paciencia.

A N A R Q U Í A ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora