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Se enviaron cuervos a todos los señores de los Siete Reinos, para que informaran cualquier avistamiento de la princesa Viserra o de Sir Velarion Blackfyre, el rey Aerys estaba desesperado por no encontrar a su niñita. Y más tarde a los agentes e informadores que Varys la Araña, el consejero de los rumores del rey, tenía en las Ciudades Libres. La mayoría de los informes resultaron inútiles y ninguno dio con el paradero de la princesa o el caballero Blackfyre.
Completamente ignorante de lo que su estúpido hijo había formado con la Loba al lado del Dragón y próximos a una boda, el Lord de Strom's End junto a los Lobos acompañados fuerzas militares de la Casa Arryn y Tully, comenzaban a agruparse.
La desaparición de una luna completa de su hija había vuelto al rey Aerys en un hombre errático y paranoico desde entonces. Y aun más testarudo al oír la estupidez que su hijo le mencionaba, abandonar a la flamante princesa del Reino, por una perra norteña.
Al ver a lady Lyanna Stark en su ciudad y en su castillo, al cuidado de su estúpida reina Rhaella, le replanteaba que debió haber dejado que su linda princesita, le rebanara el cuello.
— ¡Humillas a nuestro apellido! ¡Deshonras a tu hermana! — grito el rey, haciendo volar y reventar su copa de vino contra lo que sea, no sabía si era el piso, la pared o algún consejero — ¿¡Ahora vienes a pedirme que te de mi bendición para que desposes a una perra!? ¿¡Y mi hija!? ¡Lleva desaparecida treinta días y treinta noches, por tu culpa! ¡No siquiera haz dignado a ir con los grupos de búsqueda! —
Rhaegar tragó saliva, negando con su cabeza, mientras retrocedía asustado. Si el rey llegaba a enterarse de lo que hizo con su hermana, era hombre muerto, él y todos lo que le rodeaban.
— Padre... Yo —
— ¡Cállate! No quiero ni oírte, porque si lo hago te cortaré la lengua y dejaré que Viserra les arranqué los ojos con las manos — hablo mencionando a la mujer de su hijo como una cualquiera, sin querer ni pronunciar su sucio nombre. —
Sin embargo, la discusión fue interrumpida por la llegada apresurada de Varys con un pergamino en sus manos, Rhaegar vio de primera mano como si propio padre estaba más preocupado por alguna mísera noticia de su hija que los problemas a actuales, como su matrimonio o el silencio de la Casa Stark al igual que el de la Casa Baratheon.
