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Luego de aquella atrocidad que la princesa había cometido con su cachorra no paro de vomitar por días, debido a su ingesta de carne cruda, temblaba mientras estaba pálida, lo único que logró levantarla y quitarle las ganas de que vomitaria sus intestinos fue cuando demasiado débil como para siquiera esmigrar su espada de acero valyrio, y tirada en el suelo.
Encontró insectos, luego de lunas sin un ser vivo en Valyria, la princesa asqueada de ella misma y por lo que terminó haciendo, saboreó aquellos bichos, suspirando al sentir su mal estar estomacal calmarse.
Comiendo bichos la princesa recupero fuerzas hasta volver a cazar demonios ella sola, ahora vagando sola en una ciudad en ruinas y maldita hasta el subsuelo.
En una de esas casas de ruinas encontro algo de ropa, femenina pero no simples vestidos, no nada de eso, pantalones y camisas, ropa, ropa de Señoras Dragón. Cambió su vestido ya sucio de tierra, cenizas, sangre y completamente desgarrado, por unos pantalones negros, botas de tacón, una chaqueta de cuero y una camisa que estaba metida en su pantalón debido a lo grande que le quedaba.
Sin embargo, no hacía mucho esfuerzo a las terribles condiciones de Valyria, a la izquierda estaba una ciudad en ruinas y llena de cenizas, a la derecha un gigante desierto con su sol rojizo calentando la tierra por dónde pisaba, parecía que caminaba descalza sobre brasas ardientes.
Trató de tomar las últimas míseras gotas de su cantimplora, pero estaba seco, frustrada y agotada comenzó a quitarse la chaqueta sintiendo que volvía a ser cosida viva debido al calor del cuero.
Lo primero en caer fue su espada de acero valyrio y junto a está, cayó la princesa en medio del desierto con el sol sobré ella pero exaustada, sedienta y hambrienta.
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Cuando despertó, jadeo tenía los labios agrietados y llenos de tierra, incluso sentía está misma por su garganta pero solamente era su privación de agua, se sentía completamente entumecida, al menos hasta que el dolor que la levanto volvió a aparecer como un picoteo.
