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Robert Baratheon estuvo al lado de la hija del rey, desde el momento que Rhaegar llegó desde lo profundo del valle con una sonrisa que le generaba ganas de tomar su martillo de guerra y culminar con su propósito, pero en sus brazos de forma nupcial traía a Viserra, profundamente dormida, despeinada y mal vestida, literalmente el príncipe de plata simplemente la envolvió en sus telas, sin gracia ni cuidado; todos sabían lo que había ocurrido, todos los habían escuchado.
De la misma forma que el príncipe apareció con ella en brazos la dejo abandonada en su carpa, dónde estaba Robert. Rhaegar dejó sin mucho cuidado a su hermana en su cama y sonriendo con suficiencia hacía el Lord de Strom's End le musitó: «Tomé de mis sobras, mi Lord»
Apenas el principe desapareció, Robert no dudo en correr hacia su princesa, quitando el cabello de su rostro, topandose con marcas rojizas, arañazos y mordidas otorgadas por parte de su hermano mayor, sintió un nudo en su estómago al verla en aquel estado, fue tomada por otro hombre pero aún así, aquí estaba él, comenzando a desvestirla y guardar su cuerpo en un camisón blanco, suyo. Tratando de cepillar su cabello con sus dedos y tomando algún paño con agua para calmar las marcas dejadas por Rhaegar.
Todos sabían del amor que Viserra le profesaba a su hermano, Rhaegar algo que Robert decida ignorar cada que veía a la princesa reír junto a él, al menos hasta que fue golpeado por la realidad. Todos tanto soldados de Aerys como rebeldes sabían que el príncipe de Dragonstone había arrebatado la doncellez a su hermana, la princesa de Poniente, que la sangre del dragón se llamaba entre sí.
Podría ser su oportunidad para tomar las llaves de sus grilletas y escapar como rata escurridiza con algún caballo. Pero allí estaba, tratando de limpiar el desastre que Rhaegar dejo sobre Viserra, la mujer que ahora comenzaba a tomar demasiado cariño.
── ¿Cómo se encuentra? ── Eddard entró a la carpa de la princesa, ganando una mala mirada de su amigo. Principalmente por el estado vulnerable y semi desnudo de la princesa.
── Dormida, ¿No la ves? ── respondió tajante y sin cambiar su expresión. ── ¿Porque entraste? ¿No estabas alimentando al dragón?
── Oí lo que sucedió... Quise venir ayudar ── mencionó dejando un balde con moscas y sangre por algún lado, completamente vacío ── Bloodwing comé demasiado, dudo que las sobras lo llenen.
