35| Casino

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|Alexa


—Ya Alex, quita esa cara de muerte.

—No, mira que de todos los lugares que hay para vacacionar se tenía que venir al mismo lugar que nosotros.

—Quizás fue una coincidencia.

Mi mirada se fue hacía Meredith.

—No es coincidencia, Mer.

—Apoyo a Alex, no es normal que esa chica haya decidido vacacionar precisamente en el mismo lugar que nosotros.

—María, por favor—Mer pellizcó a María.

—¿Qué? Es la verdad, yo apoyo a Alex.

Miré mi pescado a la plancha y el estómago se me encogió. Hace más de cinco horas que habíamos salido del hotel dispuestos a pasar un día conociendo las Bahamas, pero todo se había arruinado, por lo menos para mí.

Desde que vi a Yenica salir de aquel auto mis ánimos bajaron por completo.

¿Qué hacía ella aquí?

Sobre todo, ¿qué hacía en el mismo hotel que nosotros?

Todos me decían que podía ser una casualidad, pero no creo eso. Me parece demasiado "casual" que precisamente haya llegado casi el mismo día y al mismo hotel.

Pero, a su vez, creo que estoy siendo paranoica.

¿Por qué yenica gastaría tanto dinero en viaje, hospedaje y demás para molestarme?

¿Qué agraria con eso?

Sólo sé que mis vacaciones comenzaron increíbles y ahora... no sé ni qué pensar.

—Ya deja de pensar en eso, no te tortures más—la mano de Christopher tomó la mía con suavidad.

—No me torturo, pero no puedo dejar de pensar en eso.

—Es lo mismo—su sonrisa me iluminó—si está o no eso no debe preocuparte, vinimos a disfrutar, a pasar días de relajación y a estar solos tú y yo.

Le sonreí.

—Lo sé y no me prestes atención, estoy algo psicótica con todo ese tema.

Le tomé la mano y dejé que todo pasara, no me iba a arruinar mi viaje pensando en aquella mujer, quiero pasar un verano feliz con mis amigos, mi hermano y mi novio y nada, ni nadie, me lo va a arruinar.

—¿Y ahora a dónde vamos? —Preguntó Jacky.

Salimos del restaurante luego de varias horas de caminatas y un merecido almuerzo. Habíamos estado en varios lugares de las Bahamas, también compramos muchos regalos y recuerdos.

—¡Vamos al casino!—grito María.

—Maria te recuerdo que varias de nosotras—Mer nos señaló—somos menores de edad.

—Y ella está embarazada—señalé a Mer.

—Pero...

—Pero nada, María, a menos que quieran ir ustedes y nosotras vayamos a la piscina.

Mi mirada se fue hasta Meredith. Estaba comenzando a anochecer, habíamos camaro por muchas horas, estaba segura de que ir a un casino era lo último que quería Meredith.

—A mí me gusta esa idea, nosotros vamos con ustedes—Nicholas tomó a Mer de la cintura.

—Ay no sean aburridos, ¿entonces qué haremos solo nosotros allá?—Josephine se cruzó de brazos—al menos vayan solo unos cuantos minutos.

Lujuria (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora