14| Comportamiento extraño

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14| Comportamiento extraño

|Christopher


—Saluda ¡Muy bien! Ahora siéntate ¡Buen chico!

Estaba en la habitación de Alexa mirando como ella le enseñaba tareas básicas a Manolo. El peludo movía su cola y miraba sin parpadear la galleta que tenía Alex en sus manos.

—Manolo di hola—él miró a Alexa sin entender—hola, o sea en idioma de perro sería "guau"

Alcé una ceja.

—Guau, guau, guau—ella comenzó a "ladrarle" al perro—Manoloooo di guau.

—¿Segura que no quieres decirle a la psicóloga que le ladras al perro?—Le dije al ver lo frustrada que estaba por no poder lograr que Manolo ladrara.

—¿Creés que estoy loca?—susurró mirándome con sus ojos entrecerrados.

—No, bueno solo un poco—me cubrí cuando lanzó una almohada en mi dirección.

—Lo que pasa es que tú no sabes lo que es tener un perro, Chris. Nosotros tenemos el poder de hablar con ellos—ella se llevó una mano al pecho—es algo que sentimos dentro.

—Yo si quiero que sientas algo dentro y no estoy hablando del perro.

—Eres un puerco—ella comenzó a reír.

Alexa se subió sobre mí para envolver mi cuerpo con el suyo en un abrazo.

—Hueles muy rico—ella enterró su nariz en mi cuello—como a cítricos.

Su voz suave me transportaba a otro universo, uno en donde sólo estábamos los dos. No había nadie más que nos molestara, un lugar donde podía abrazarla todo el tiempo, besarla, amarla tanto como ella se lo merece. Estar así con Alexa me volvía un completo inutil en la vida, porque solo tenía mis pensamientos y todos mis sentidos en ella.

—Oye no me dijiste como te fue en el proyecto.

—¿Cuál?

—Ese que tenías que llevar la maqueta de un auto nuevo.

Sonreí.

—Bien, el profesor me felicitó, dijo que mi maqueta fue la mejor y que había entendido el concepto.

Alexa alzó su mirada. Sus ojos de colores estaban brillando y en su rosada boca había una sonrisa.

—Me hace feliz saber que estás haciendo lo que te gusta.

Pero no todo era felicidad. Saber que le estaba mintiendo a mi padre sobre mis estudios siempre me tenía pensando sobre qué haré el día en que se entere, sé que no estará feliz y quién sabe qué haga. Pero es por eso que me estaba esforzando el doble por tener excelentes calificaciones, de ser siempre el número uno de mi clase, ser el favorito de los profesores, siempre sobresalir. Quizás si ve mis notas y como soy el mejor, por fin me deje hacer lo que de verdad me apasiona.

Eso espero.

También, por mi cabeza pasó aquello que él hizo el pasado fin de semana. Seguía sin poder creer que mi padre esté intentando juntarme con Yenica, ¿qué tiene en la cabeza? ¿acaso cree que haré algo así?

Recordé el horror que tuve que vivir ese fin de semana, todo el maldito domingo imaginando cosas sobre Alexa y ese Ashton, creyendo que ellos dos...

Pero no, Nicholas me confirmó lo que Alexa me dijo sobre lo que pasó aquel día. Sé que el encuentro entre ellos dos fue una completa casualidad y que ella estaba totalmente incómoda con su cercanía. Que de gracias ese hijo de puta que yo no lo haya visto, porque le partiré la cara.

Lujuria (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora