23| Prueba de amor

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23| Prueba de amor

|Christopher


Estaba jodido, realmente jodido.

¿Cómo era posible que de tantas personas tenía que ser Alexa la que me viera?

Y, no es que estuviera haciendo algo malo, pero no quería que supiera que estaría con Yenica toda la tarde y que tenía que llevarla en mi auto.

Cuando estaba en el hospital esperando que ella saliera, mi padre me hizo una llamada de emergencia. Él junto con algunos inversionistas y personal de la empresa había organizado una cena con Christian Matthew, aun los negocios de él con mi familia no se habían acabado.

Me negué, no podía irme y dejar a Alexa sola, pero mi padre como siempre me terminó hastiando y salí con la condición que solo sería por una hora.

Pero no, fueron muchas más.

Resulta que él había programado aquella reunión y ni avisado estaba de eso, todo me salió de imprevisto, cosa que me molesta, así que me tocó realizar una documentación con Yenica, ir a mi casa, darme una ducha, vestirme como un jodido pingüino y pasar por ella para ir al hotel y entregarle los documentos a Matthews.

Todo iba bien, creía que iría, le entregaría eso e iba salir pitando de ahí directo al apartamento de Alex, pero ella me vió.

Al parecer estaba paseando a Manolo cuando vio como Yenica salía de mi auto y eso la hizo enloquecer.

No podía creer que ella dijera todas esas cosas, que no confiara en mis palabras, pero viendo la situación yo tampoco lo haría. No la llamé, no le escribí, ni siquiera me despedí de ella en el hospital.

Ahora me estaba debatiendo si ir con ella o entrar a esa jodida reunión, sé que ella ahora no quiere verme, quizás hasta me cierre la puerta en la cara. Así que la dejaré tranquila por unos minutos, primero acabaría con ésta mierda y luego iría a explicarle todo.

—Vaya, ella sí que es agresiva—Yenica seguía frente al hotel esperándome.

—Por favor, no digas nada ¿si? No estoy de humor.

Ella alzó las manos y caminó junto a mí hasta el restaurante del hotel, ahí mi padre y los demás nos estaban esperando.

—Por fin llegan, pensamos que se habían perdido—la voz de mi padre era de gracia, pero entre líneas estaba enojado y mucho. Él odia la impuntualidad.

—Hemos tenido un pequeño problema en la entrada—dijo Yenica saludando a todos.

—¿Qué clase de problema?

—Nada de qué preocuparse, señor Moldovan.

Saludamos a todos los presentes y nos sentamos en la mesa, Christian Matthews me miraba analizándome, no entendía porque.

—¿Y por qué no vino la linda niña de los ojos de colores?—Preguntó América, la esposa de Christian.

Las cejas de mi padre se juntaron ante la pregunta de ella.

—¿Quien?—dijo él.

—La linda señorita que nos acompañó en la gala anterior—sabía que ella estaba haciéndose la que no recordaba su nombre.

—¿Mi novia?—Pregunté y ella asintió—bueno ella...

—Ella no trabaja aquí, aquella vez fue por invitación de Christopher—me interrumpió Yenica.

Lujuria (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora