4

77.9K 5.6K 565
                                    

La reunión había sido un tanto abrumadora. Desataron al chico, y por lo tanto se acercó a ella todo lo que pudo. Se pasó toda la discusión con un brazo sobre sus hombros y el otro agarrando su mano. Ella había estado realmente incomoda, incluso le había susurrado que por favor la soltase. Él claramente se había negado.

En cuanto a las conclusiones de aquella reunión solo habían llegado a que se quedarían los dos ahí. No podían hacer que una humana pasase por todo el lío de la reclamación. Entonces solo les quedaba mantener al alfa y a su mate encerrados en un sitio al que llamaban las rejas. Sí, definitivamente era una buena idea. Y por si no habían acertado demasiado, solo dejarían una mano del chico atada, por lo que sus otras tres extremidades se encontraban preparadas para llegar a casi cualquier sitio. Definitivamente genial.

Lo peor de todo, sin duda, había sido controlar a su lobo durante toda la reunión para no saltar sobre alguno, reírse de ellos un rato, coger comida y quedarse molestando por allí un rato. Además había alguno que olía de una forma exagerada a filetes. Y luego estaba aquel mastodonte que la agarraba. Así que tuvo que morderse la lengua y llorar con razón para evitar el cambio, al menos la actuación le había salido bien.

Ahora volvían a estar solos. Era ya por la noche y ella seguía esperando a que alguien viniese y le tirase aunque fuese un trozo de pan.

-¿Por qué siempre tienes que ponerte en el sitio más lejano que encuentras? -preguntó él algo enfadado y rencoroso.

Ella se había puesto en el único sitio donde él no llegaba y no se había acercado ni al baño. Pensaba hacerlo cuando el chico estuviese dormido, aunque dudaba que eso ocurriese ya que se habían empezado a oír llantos de recién nacidos y eso era realmente un suplicio. Cuando volvió a mirarle vio como su cara estaba completamente apretada y gracias a ser un lobo vio en la oscuridad como su rostro se tenía de rojo. De repente tuvo una idea. Gritó con todas sus fuerzas. Gritó hasta que se quedó sin aire y tuvo que parar. Y luego sonrió cínicamente. El chico la miró a asustado cuando ella se abalanzó contra él y este se transformó solo por el hecho de querer protegerla de cualquier cosa que la haya asustado. Escuchando como abrían la puerta ella se acomodó debajo del lobo, de tal forma que aparentaba que él le había atacado.

En seguida llegaron varios hombres que le agarraron hasta poner sus tres extremidades libres rodeadas de cadenas. A la chica la cogieron y la llevaron algo lejos de él, lo que le hizo gruñir y tirar de las cadenas. Algo que la dejo desconcertada pasó luego, ataron cadenas alrededor de su brazo izquierdo.

-¿Qué? No, soltadme. ¡Soltadme ahora mismo! -exigió.

-Mira, estamos pendientes de un ataque y no podemos distraernos con tus estupideces, más te vale estar quieta.

Y en seguida se largaron de ahí sin dejar, como poco, un cacho de filete. Entonces se dio cuenta que, desde ese momento, su actuación de niña buena y asustada había acabado. Ahora sería más o menos ella, excepto porque no iba a desvelar su secreto.

-Tú -le dijo seriamente al Alfa-, vas a ordenar ahora mismo que me suelten.

Él, aún convertido en lobo, rugió enfadado hacia la chica.

-Sí, sí, lo que tú digas, has tenido la culpa de todo, técnicamente... Vuelve a cambiar, me siento estúpida hablando con un lobo -dijo ella, haciéndose la desentendida.

Entonces, tras resoplar, él la miró fijamente y se calmó. Cerró los ojos y cambió a la vez que quedaba más o menos dormido. Al cabo de un rato, ya siendo humano, volvió a abrir los ojos y negó suavemente mirando al suelo.

-No es mi culpa que estés aquí. De hecho, si hubieses llegado un día antes probablemente estarías esperando un hijo y no me tendría que estar controlando ahora para matar a todos aquellos niños que han nacido en esta época. Tú no sabes el dolor por el que estoy pasando. ¿Sabes lo que es ser el Alfa que no ha encontrado a su pareja? ¿El Alfa que puede matar a cualquiera solo con un dedo, pero que no puede ser feliz con una familia? ¿Ver como todos los de su manada reciben a sus mates, como se divierten en la época de celo y como viven en la de cría? No. No sabes que es eso. Estoy seguro de que no sabes lo que es estar solo, rodeado de gente que tienen a alguien siempre a su lado.

Ella no sintió ni pizca de pena. Solo empezó a reírse. Y no podía parar. Se reía e incluso dio golpes en el suelo porque no aguantaba tanta risa de repente.

-¿Que no qué? -se carcajeó limpiándose una lágrima- Mira, ni siquiera sabes lo que he tenido que vivir. De hecho, no te has molestado en preguntar nada sobre mi. Pero, por favor, ¿crees que eres el único que está solo? Déjame seguir llorando de la risa amigo mío -finalizó ella, aún con una sonrisa.

-Estoy seguro de que a ti no te han encerrado año tras año.

Ella se recostó en pared.

-Y yo segura de que no te han echado de tu propia casa y perseguido para matarte.

-¿Quién ha querido matarte? -casi gritó él, apretando la mandíbula.

-Un 95% de las personas que viven cerca de estos bosques... ¿Debería decir hombres lobo? Sí, muchos como tú han querido hacerlo. Sigo viva.

-Dime como eran. En cuanto pase esta época voy a matarles.

-La verdad, no te preocupes por eso. Puede que todos ellos hayan caído en escasez, tanto de comida como de personas, en serio.

Y después de eso todo se queda en silencio. Demasiado silencio. Luego se abre la puerta de golpe y un llanto escandalizado entra por ella.

-Alfa, ha habido pérdidas. Una pareja. Han caído protegiendo al bebé. Entre los guardianes hemos decidido que es tu deber cuidarlo, ahora que has encontrado a tu mate.

-¿Qué? -dijo él, abriendo los ojos de par en par.

-¿De verdad creéis que a ese niño le gustaría crecer en una cárcel putrefacta? Muy bien. Realmente bien -aplaudió ella, levantándose.

-Él tiene razón -habló el Alfa-, protegemos a nuestra manada, y ahora que te tengo a ti tengo más responsabilidades.

El hombre que cargaba al bebé se acercó a ella que miraba anonadada la escena. Le entregó al bebé y ella solo pudo fruncir el ceño. Era un niño que probablemente no llegaba al mes, tenía la cara rojiza y parecía estar dormido.  

-Espera -gritó ella-. No pienso cuidar a un niño en una celda. Me niego -se escandalizó-. ¿Para qué? ¿Luego le dejareis tirado al primer error que cometa? -rio sarcásticamente- O mejor dicho, por algo que él no sepa, algo de lo que él no sea el culpable -susurró.

El hombre miró a su Alfa.

-Estaremos dos días aquí. Si funciona nos instalaremos en mi casa -afirmó al fin.

Cuando aquel hombre lobo estaba a punto de irse el bebé estalló en llanto.

-Tiene hambre y yo también. Trae algo -habló duramente el Alfa.

El chico asintió y se fue.

Y entonces, aquel otro chico, el alfa, se quedó observando dulcemente como su amada compañera acariciaba el rostro de su, ahora, hijo, porque le trataría como tal. Miró sus pestañas algo húmedas y se arrepintió por no preguntar sobre su pasado. Escuchó como calmaba al niño y se relajó él. Deseó poder estar a su lado, abrazándola a ella. Mirando de cerca sus palabras dirigidas al niño. Quiso acariciarla, olerla, sentirla. Pero nada de eso pasaría hasta que ella diese su consentimiento. Y escuchó su risa.

-Estás embobado, inútil. ¿Puedes pedir que me desaten? Es imposible cuidar al niño llevando esta mierda encima -dijo levantando su mano, enseñando la cadena.

Él, con cara de atontado asintió. Y cerró los ojos. Y logró dormirse. Y esta vez no volvió a despertar en toda la noche. Por fin se sentía lleno. Por primera vez en su vida.


She wolf [SHE 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora