Cuando la luna iluminó gran parte del bosque, Makayla se despidió de aquellos lobos que la habían acompañado hasta tan lejos. En realidad, ninguno pensaba que aquello fuese un adiós para siempre. Se volverían a ver, estaban seguros.
Jack asintió mirando a Makayla y se despidió de ella silenciosamente. Sonrió y se dio la vuelta para echar a a correr, seguido por los demás. La chica miró su nuevo camino y comenzó a andar. Ahora ya no escuchaba aullidos, supuso que Noah y el diablo estarían durmiendo.
Iba en silencio, intentando no llamar la atención de cualquier enemigo que pudiese encontrarse cerca.
Le dolía la cabeza y le costaba respirar, aquel verano iba a ser duro. No sabía si aquel dolor de piernas se debía a la proximidad del verano o al largo camino que llevaba realizando durante tanto tiempo. Se convirtió en lobo y comenzó a moverse más rápido. Cuanto antes llegase, antes podrían ir al refugio.
Si escuchaba atentamente, podía percibir varias respiraciones pesadas, como si hubiesen estado llorando y ahora intentasen recuperar el aliento que les falta. Un grito hizo que se le erizase el pelo del lomo. Reconocer aquel chillido provocó que todo su cuerpo comenzase a temblar de rabia. Comenzó a correr y reconoció los sonidos de una pelea. Rugidos, golpes. Lo oía todo como si lo estuviese viviendo. La vista se le tiñó de rojo. Con un rugido se aproximó aún más. Sintió como aquellos que atacaban se estremecían ante su sonido, lo que la incitó a correr más. Pronto visualizó la pequeña batalla. Dos lobos grandes cubrían a otro más pequeño que temblaba y enseñaba sus pequeños colmillos. Su hocico sangraba y parecía a punto de desfallecer. Sus oponentes eran cuatro lobos bastante grandes. No había nada especial en ellos, aun que parecían tener mucha fuerza. Observó como todos sus ataques se centraban en embestir a los dos lobos que protegían al pequeño para llegar hasta este.
Su mirada, justo antes de abalanzarse contra el más grande de los cuatro, se encontró con la del lobo blanquecino. Aterrizó encima del lobo enorme y le mordió el cuello con furia. Arañó su hocico y se deleitó con el olor de su sangre. Gruñó y se apartó justo cuando vio a otro lobo saltar hacia ella. Este acabó con el grande y, asustado, salió corriendo. Mak se quedó mirando fijamente a los dos lobos que quedaban. Sus ojos hablaban por ella. Su rostro lobuno mostraba una sonrisa que provocaba escalofríos. Daba pasos a su antojo, se acercaba a ellos a una velocidad mínima. Uno de los lobos comenzó a correr hacia ella y Noah tuvo miedo. Quiso correr a frenar a aquel lobo. Pero se contuvo. Había aprendido a no interponerse en las peleas de Makayla si no quería que ella misma le machacase. Y en efecto. En cuanto el lobo estuvo al alcance de Makayla, esta le tumbó de un zarpazo y comenzó a morderle. Clavó sus dientes y tiró, sacudió y le volvió a soltar. Hizo lo mismo un par de veces y cuando se cansó, dejó aquel cuerpo de lobo en el suelo, al lado del otro.
La loba negra se tumbó en el suelo, a la espera de un ataque por parte del otro lobo. Este parecía haber sido congelado. Llevaban minutos mirándose cuando el lobo salió corriendo. Makayla corrió tras él, olvidándose de Noah y de Ian por un momento. Alguien la mordió suavemente por el cuello y evitó que atrapase al otro lobo. Cuando la loba se dio la vuelta, se quedó congelada. Su hocico chocó contra el de otro lobo. Un lobo blanco que sostenía su mirada. Se escuchó un sollozo y tras aquello, el lobo blanco se lanzó encima de la loba negra. Le daba lametones en la cara mientras esta intentaba apartar su cara con la pata. Ambos se alegraban de verse, aunque cada uno lo demostraba a su manera. Makayla le gruñó y le mordió la oreja.
Los dos se transformaron a la vez, fundidos en un abrazo, tirados en el suelo. Makayla todavía sostenía la oreja de Noah entre los dientes y este tenía la nariz en el cuello de la chica.
-Suéltame, asqueroso -susurró ella, en tono de burla.
-Ni de broma, chica borde -gruñó el chico, con lágrimas en los ojos.
-Pásame algo de ropa al menos, hace frío -dijo Makayla cuando empezó a temblar bajo el frío de la noche.
-Estas bien así, Makayla. Ojalá pudiésemos quedarnos para siempre aquí, abrazados.
Un pequeño sollozo de dolor hizo que ambos girasen la cabeza y se incorporasen.
-Ian... Mak no se que le pasa, tienes que ayudarle.
Se levantaron y Noah buscó su ropa en la mochila. Le dio un pantalón y una camiseta suya a Makayla y ambos fueron a ver a Ian, que se encontraba en el suelo, acompañado por Roy. Estaba arropado con una manta y hacía esfuerzos por respirar.
-Ian -susurró Makayla-, estoy aquí. Vamos a ir a un refugio y vas a curarte, ¿vale? Vamos a estar bien.
Acarició su frente ardiente y le tomó en brazos. Pesaba más que la última vez que le vio y había crecido bastante.
-Mamá, me duele -se quejó el chico.
-Lo sé -respondió ella. Miró a Noah y se mordió los labios para no llorar-. Tenemos que llegar al refugio, allí estaremos a salvo del verano, Noah.
Él asintió, sin entender gran cosa. Tomó la mano libre de Makayla y miró a Roy.
-Noah, este viaje es vuestro, no mío. Ojalá tengáis suerte. Y no te metas en líos, cabeza hueca. Cuando vuelvas, asegúrate de ir a verme.
Noah asintió y le dio un abrazo a su amigo.
-Si ves a mi padre, dile que se vaya a la mierda de mi parte. Buena suerte Roy.
Cuando los chicos se despidieron, anduvieron en direcciones opuestas.
Noah y Mak iban dados de la mano, pero no sonreían. La chica susurraba cosas dulces al niño y Noah disfrutaba de su tacto y de su voz. Ian se había quedado medio dormido en los brazos de la chica, aún sangraba por la nariz y se encontraba pálido, pero ahora su piel se encontraba fría.
-¿Qué es eso de "el verano"? -preguntó Noah al final.
-Pasa cada mucho tiempo. Es un verano que, por alguna razón, nos hace daño a los lobos negros. A veces incluso nos causa la muerte. No se por qué ocurre, pero tampoco nos podemos quejar, es lo único que puede hacernos daño. Para salvarnos, tenemos que llegar a un refugio. Están todos al norte, creo que por eso nos atacaron los lobos del norte, estaban intentando evitar que fuésemos allí.
-Pero todavía no ha llegado el verano, ¿por qué le ha afectado tanto a Ian?
Makayla puso cara de cansancio y puso los ojos en blanco.
-¿Me ves con cara de saberlo todo? No lo se. No se nada. Ni si quiera se dónde hay un refugio.
Noah se quedó en silencio y miró al suelo. Makayla recolocó a Ian en sus brazos.
-Supongo que le ha afectado tanto porque es muy pequeño.
El chico asintió. Desde donde estaban podían ver montañas nevadas a lo lejos. Se preguntó si conseguirían llegar a tiempo. No quería ver a Makayla pasándolo mal, tenía suficiente con Ian.
-Está empezando a salir el sol... Tenemos que darnos un poco de prisa, no pienso andar mucho más de día -comunicó Makayla-. Además, me gustaría encontrar al grupo de lobos con el que iba. Necesito saber por dónde han ido para llegar al refugio, si avanzamos un poco de día y luego toda la noche, acabaremos encontrándolos. Ellos solo se mueven de noche.
Noah tomó a Ian en brazos, sabía que Mak estaba cansada y no iba a decirlo. Soltaron sus manos y Makayla se adelantó un poco. Ella encontró un río y metió una mano en él. Bebió un poco y cuando Noah e Ian llegaron a su lado, comenzó a andar de nuevo, ahora siguiendo la orilla del río.
Un poco más adelante, había una pequeña cueva a la que Makayla entró sin pensarlo dos veces. Estaba vacía, pero pudo oler el rastro de sus compañeros. Era la cueva de la que ella había salido aquella misma noche. Volvía a estar allí. Llevaba un día de retraso.
Ian entró de la mano de su padre, tirando de él para acercarse a Mak. En cuanto estuvieron dentro, el diablo corrió a los brazos de la chica y la abrazó con fuerza. Noah abrazó a Makayla por detrás y rodeó con sus brazos a Ian.
-Esto es todo lo que siempre he querido -susurró mientras cerraba los ojos y apoyaba su espalda en la pared de la cueva.
Los tres se quedaron dormidos, escuchando las respiraciones de los demás. Ahora mismo, eran tres personas destrozadas intentando formar un corazón con las piezas sueltas de cada uno. Ahora mismo se pertenecían.
ESTÁS LEYENDO
She wolf [SHE 1]
WerewolfMakayla es una loba negra. Ser un lobo negro implica ser odiado, perseguido y asesinado. Los lobos negros son fuertes, ágiles, sus sentidos son mejores que los de los demás lobos. Pero nadie les quiere. Makayla lucha por la igualdad de su espe...