15 Final Triste

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El humo cubría prácticamente el territorio y lo único que se oían eran gritos y llantos. Makayla se encontraba tumbada en el suelo bajo un montón de escombros, rodeada de fuego que casi podía tocar. No tenía fuerzas para abrir los ojos y menos aún para moverse, así que se quedó en la misma posición en la que estaba e intentó respirar.

Noah se despertó y algo se rompió dentro de él cuando vio su territorio en llamas, muriendo lentamente al igual que él. Y Makayla. No podía dejar de culparse, de regañarse por no salir corriendo en ese mismo instante a por ella. Tenía que estar viva. Rugió con fuerza. Se cargaría a aquellos que habían hecho saltar a su pueblo por los aires. Sus colmillos ya sobresalían entre sus labios cortados. Ahora solo queda luchar. Salió corriendo y ayudó a todas las personas que pudo a salir de allí. No encontró ningún enemigo, aunque supo que volverían cuando menos se lo esperasen. No tardó demasiado en llegar a su casa. Se había venido abajo por completo y su corazón se encontró encerrado en un puño de angustia. Rugió con dolor. Se metió como pudo entre los cimientos de su casa y visualizó el fuego.

-¡Makayla! ¡Makayla, estoy aquí!

Esperó, intentó agudizar su oído por si la chica le respondía. Pero no lo hizo. Sin embargo, escuchó gemidos de dolor que le pusieron los pelos de punta. Aulló ya convertido completamente y no dudó en arrastrarse hasta llegar a lo que había sido el interior de la casa. Sus ojos comenzaron a perder visión, debido al humo, pero no dudó en seguir el sonido de los gañidos de Makayla. Al final, logró ver el cuerpo de la chica bajo varios trozos grandes de piedra. Estaba atrapada y no dejaba de luchar. Se veía muy mal. Él se acercó y en seguida comenzó a empujar de la roca para quitársela de encima a Makayla. Cuando consiguieron deshacerse de la roca, Noah se dio cuenta de que ella no iba a levantarse sola. Sangraba por distintos sitios del cuerpo y respiraba fuertemente. Puso su gran cuerpo de lobo junto a la chica, agachado, y esta entendió a la perfección lo que el lobo blanco pretendía. Se agarró a su cuello como pudo y movió con mucho esfuerzo una pierna por encima de su lobo. Apoyó su cabeza contra el cuello del lobo, que comenzó a andar, con cuidado de esquivar el fuego, hacia fuera de la casa. Rugió varias veces cuando lograron salir y se dio cuenta de que, a pesar del calor del fuego, Makayla temblaba sobre su cuerpo y se asustó cuando sintió el frío de sus lágrimas cayendo sobre su pelaje.

-Gracias, Noah -susurró con voz ronca la chica. Su voz también temblaba.

Se aproximó con ella en su lomo todavía a uno de los extremos del territorio, donde se concentraba la gente herida. En cuanto le vieron llegar, varias personas corrieron hacia él. Quitaron a Makayla de su espalda y la tumbaron con cuidado. Él se quedó a su lado, rozando su hocico contra una de sus manos.

-Noah -gimió ella con dolor profundo -, cuida a los demás. Ellos van a volver.

El gran lobo, algo inseguro, se alejó de ella, aunque no dejo de mirarla. Cuando ya estaba algo lejos, se dio la vuelta y volvió a correr. Algo extraño se coló por sus oídos y sintió como alguien desconocido atravesaba los limites de su territorio. Gruñó. Esta vez iba a ganar él. Noah corrió en aquella dirección y logró ver a más de diez lobos junto con muchos más en forma de humanos. Uno de ellos, el Alfa, sonrió con burla.

-¿Te ha gustado nuestro regalo?

Noah amenazó enseñando los dientes. Varios guerreros de su manada, no más de diez, se aproximaron a él y gruñeron a su vez. Fue entonces cuando el lobo blanco se abalanzó sobre el más próximo a él y desgarró su garganta con furia. En seguida todo se puso en movimiento. A su lado, luchaban varios lobos, otros corrían y se adentraban al territorio. Él se concentró en el Alfa, el cual seguía riéndose de Noah.

-¿Cómo está tu lobita, traidor?

Y eso fue lo que provocó que Noah, con todas sus fuerzas, saltase sobre el otro Alfa. Mordió su pierna derecha sin piedad y no paró cuando este se convirtió en un lobo. No era tan grande como él, pero sabía que la pelea sería dura. Recibió un mordisco en el lomo y de inmediato giró su cabeza y agarró entre sus dientes el hocico del otro lobo. Tiró del él y sintió como empezaba a salir la sangre. Mientras realizaba ese acto, pudo oler a un humano rezagado y escondido en el límite de su territorio. No se preocupó demasiado, un humano no podía hacer nada contra él. Siguió mordiendo a su enemigo y este intentó deshacerse de él. Cuando lo consiguió, ambos se retaron con la mirada desde la distancia. Noah no percibió el miedo en los ojos de su enemigo y eso le confundió. Aquel Alfa no iba precisamente ganando aquella batalla. Rugió y ladró unas palabras que se le desconcertaron aún más:

She wolf [SHE 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora