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Se despertó con la respiración acelerada. Su nariz estaba congelada por el aire frío que entraba a su cuerpo y le costó mover los dedos de las manos. Intentó incorporarse pero alguien la empujó con fuerza por los hombros hasta dejarla encerrada en aquella cama. Se dio cuenta de que su cuerpo temblaba del frío y vio sangre en las mantas que le cubrían hasta el cuello.

-Se te ha ido la cabeza, Makayla. Tú tal vez puedas permitirte eso de perder a alguien y no sufrir con su pérdida, pero yo no. No sería capaz de perderte y salir adelante. ¿Y qué haces tú? ¡Esto es un intento de suicido, Makayla!

La chica intentó hablar pero lo único que salió de su boca cuando la abrió, fue una ráfaga de vapor que desapareció casi al instante. Se estremeció y miró los ojos del chico. Parecía cansado y, no estaba muy segura, pero consiguió ver el rastro de las lágrimas sobre sus mejillas. Se le encogió el corazón y se le formó un nudo en la garganta. El chico tocó su frente y puso cara de dolor. Ella estaba congelada, casi tanto que quemaba como el hielo. Se puso nervioso y comenzó a tomar aire con fuerza para soltarlo rápidamente. Estaba casi hiperventilando. Casi podría decir que alguien le había cogido el corazón y lo estaba agarrando con mucha fuerza. Se estaba rompiendo en pedazos muy pequeños.

-Ca... lor -susurró Makayla con mucho esfuerzo.

Noah frunció el ceño y luego ahuecó las mejillas de la chica con las manos. Acarició con los pulgares justo la zona que había debajo de los ojos de la chica. Se acomodó encima de ella, haciendo que las mantas quedasen entre ellos dos. Ella negó con la cabeza.

-Más.

Noah la miró a los ojos y vio miedo en ellos. Eso le asustó más de lo que nunca había podido imaginar. Lentamente, y despegando una mano de la cara de Mak, se hizo hueco dentro de las mantas. Volvió a ponerse encima de la chica y, con la mano que había quitado de su cara anteriormente, rodeó el pequeño pero fuerte cuerpo de Makayla. Con las lágrimas asomando de sus ojos, acercó su rostro al de la loba negra. Sus narices chocaron y el frío que ella emanaba le hizo quedarse quieto por unos segundos. Posó sus labios con los de ella, los cuales estaban ásperos y cortados por el frío. A él no le importó. Sintió que estaba muy cerca de perderla. Ella movió también sus labios y la sangre caliente comenzó a subir a su cara. Sintió pinchazos en las mejillas por el contraste de temperatura entre su piel y su sangre.

Cuando se separaron, ella se sentía algo mejor, pero sus piernas seguían sin reaccionar. El chico colocó su cabeza en la curva de su cuello y se quedó allí, sin moverse.

-No quiero perderte -el miedo tiñó su voz-. Eres todo lo que tengo, todo lo que necesito. Makayla, se que tú no lo entiendes pero...

El sonido de una explosión interrumpió al chico. Mak se tensó en los brazos de Noah y ambos abrieron los ojos con fuerza, intentando averiguar lo que había pasado.

-Los lobos no tiran bombas -susurró Makayla.

Noah rugió en silencio, haciendo que la chica notase la vibración en su pecho.

-Se han dado cuenta de que vosotros no tenéis las características propias de los lobos, quieren mataros como humanos Mak, y van a usar esas técnicas para deshacerse de todos los que os apoyamos.

-Escúchame, hay algo en lo que no han pensado -dijo Makayla mirando hacia una de las ventanas donde se podía ver el humo salir de algún lugar-. Seguimos siendo lobos.

Noah asintió.

-Vamos a acabar con esto. Venga, Noah, levanta. Tu manada está muriendo ahí fuera.

-Y mi mundo está muriendo aquí dentro.

Entonces Makayla se enfadó. Aquella furia interior le hizo entrar en calor y su piel ahora quemaba. Notó como sus afilados colmillos se clavaban en su boca y saboreó la sangre. Fría, metálica.

She wolf [SHE 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora