Makayla
Simplemente no era mi tipo. No. No lo era en absoluto. Y ahora, aunque su brazo esté rozando el mío y mis dedos se encuentren enredados con los suyos, me he dado cuenta de que probablemente no llegue a quererlo como él me quiere a mi. Sí, puede que me sienta a gusto a su lado, pero eso tiene una explicación: siempre había sido yo la que se cuidaba, sola, sin ayuda. Era yo la que buscaba la comida y yo la que tenía que luchar con manadas enteras de lobos que me atacaban. Y ahora llegaba él, dispuesto a protegerme contra cualquier cosa, dispuesto a alimentarme, incluso a formar una familia. Seamos claros, cualquier chica se hubiese quedado asombrada y se hubiese enamorado de él y yo no era de piedra precisamente.
El bebé, al que había apodado "diablo" a falta de nombre, se encontraba en el pecho del chico, durmiendo plácidamente y sentí pena por él. Perder a sus padres y ser obligado a vivir con nosotros, que no podíamos darle ni un mísero nombre. Los tres estábamos en aquel frío suelo del que esa misma tarde nos iban a librar. Sí, lo habíamos conseguido, no se cómo.
-¿Por qué no sigues durmiendo, Mak? -preguntó él, girando la cabeza para mirarme.
-¿Por qué no te metes en tus cosas? -refunfuñé, sin mirarle y con cara de enfado-. Ya no tengo sueño.
Hizo un ruido de asentimiento y vi de reojo como acariciaba la espalda del diablo con su mano libre. En ese momento bostecé. ¿De verdad? Todo me sale mal. No había dormido en toda la noche, yo dormía de día, ya lo dije. La noche era para disfrutarla.
-Siempre me mientes... No voy a creerte cuando te pregunte algo y me respondas más o menos formalmente. Duerme un poco ¿quieres?
No, claro que no quería. Había un instinto en mi, estaba ahí desde el momento en el que fui expulsada de la manada, un instinto que me decía que iban a hacerme daño si no estaba alerta.
-No se que piensas que van a hacerte, en serio. Estás con un Alfa. Y, déjame presumir, el Alfa más fuerte. No voy a hacerte daño, si es lo que estás pensando. Y si no quieres, tampoco voy a acercarme más a ti.
Respiré profundamente. Tenía razón. Los ojos fueron cerrándose lentamente, ¿estaba mal decir que sus caricias me calmaron? Sus dedos acariciaban los míos y sí, fue lo más relajante del mundo.
•••
Cuando abrí los ojos ya entraba algo de luz en el lugar. Mis dedos seguían entrelazados con los del chico.
-¿Qué hora es? -pregunté, con voz ronca.
-Van a ser las dos de la tarde, ¿qué tal has dormido?
-No te interesa.
Me incorporé lentamente, deshaciéndome del roce de nuestras manos. Él hizo lo mismo, agarrando al bebé con las dos manos. No pude evitar una risa cuando vi su camiseta babeada y llena de leche. Parecía como si le hubiesen vaciado un biberón encima. Puso mala cara y miró su camiseta, quitándosela de inmediato, lanzándola a una esquina de aquella cárcel.
-Me lo ha escupido encima, no te rías, la próxima vez te toca a ti dárselo.
Le ignoré en cuanto vi varios platos de comida colocados en una bandeja. No esperé a saber cuáles eran los míos, ya que cogí el que más lleno estaba. Lo terminé al cabo de un rato y vi como el chico me miraba, negando suavemente, mientras saboreaba el plato que menos comida tenía, el que yo misma le había dejado.
-No se qué voy a hacer contigo, soy yo el que necesita comer más.
-¿Y eso por qué? ¿Te crees más importante? No lo eres. No eres nada.
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She wolf [SHE 1]
WerewolfMakayla es una loba negra. Ser un lobo negro implica ser odiado, perseguido y asesinado. Los lobos negros son fuertes, ágiles, sus sentidos son mejores que los de los demás lobos. Pero nadie les quiere. Makayla lucha por la igualdad de su espe...