La nieve comenzaba a derretirse y los ríos se habían llenado de agua en seguida. Algunas flores comenzaban a salir y todo era verde.
-¡Papá!
Noah se da la vuelta y aparta su mirada cansada de su territorio, el cual habían tenido que reconstruir poco a poco entre todos. Mira al niño rubio, que había crecido bastante desde que ella se fue.
-¿Qué pasa pequeñín? -pregunta Noah agachándose a la altura del niño rubio.
Parecía haber corrido mucho y se le veía algo agitado, se agarró al cuello de su padre y balbuceó unas palabras que su padre no pudo entender.
-¿Ian? -preguntó el mayor con miedo.
-Hay una chica en mi clase de pelea. Tiene el pelo marrón y la piel pálida. Se llama Mackenzie. Me...
Se quedó en silencio, tomando aire intentando decir lo que quería.
-Me ha tocado pelear con ella -susurró el pequeño-. Papá, no puedo hacerla daño. Cuando me ha pegado solo podía pensar en que quería abrazarla.
Cuando el rubio se apartó para mirar a su padre, solo pudo ver a un hombre roto, con las lágrimas en la cara, intentando tragarse el nudo de la garganta que le impedía respirar.
-¿Te sentías así con mamá? -preguntó el menor, agachando la cabeza.
-Sí -respondió con voz rota-. Ian, esa chica... Mak... Mackenzie, ¿ha intentado acercarse a ti después de la pelea?
El chico asiente.
-Salí corriendo. Todos se burlaron de mí por dejarme pegar por ella.
Noah gruño suavemente.
-No dejes que se vaya, pequeño, no tengas miedo. Esa chica va a cuidarte tanto como tu quieres cuidarla a ella. Va a estar a tu lado siempre y no se rendirá jamás por verte feliz.
-Yo tampoco quiero rendirme, quiero verla feliz a ella también.
Padre e hijo se unieron en un abrazo que duró unos minutos, hasta que una tímida voz llegó a sus oídos.
-Ian -dijo en un susurro la voz infantil.
El chico rubio dejó de respirar y abrió los ojos ampliamente. Con fuerza intentó alejarse de su padre. Noah rió y le dejó en el suelo.
-Hola Alfa -saludó la niña.
Noah luchó por no venirse abajo, era el vivo retrato de Makayla.
-Hola, Mackenzie.
La niña sonrió y volvió su mirada a Ian.
-¿Estás bien? Por la pelea de antes. No quería hacerte daño, de verdad -habló rápidamente ella.
-No me hiciste daño. Estoy bien -contestó el rubio tímidamente.
Los dos sonrieron y se miraron.
-Chicos, ¿os apetece venir a casa a merendar algo? Podéis ver la televisión o iros a jugar -sugirió Noah, respirando hondamente.
-¡Sí! -gritó la chica -. Digo, claro, estaría bien.
Ian rió en bajito y siguió a su padre hasta su casa, mirando de reojo a la niña que había robado su corazón.
Cuando por fin Noah se quedó solo en la cocina se vino abajo. Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos y él no podía impedirlo. Lo comprendía perfectamente: el dolor de perder a la mujer por la que habría dado la vida nunca se iría.
Noah, sé libre. Yo estoy aquí. La voz de Makayla resonaba en su cabeza cada vez que iba a rendirse por eso seguía allí, vivo, siendo el Alfa de la manada que liberó a los lobos negros.
-¡Ian!
-¿Sí, papá?
-¡Necesito ir a dar una vuelta, os quedáis solos!
Salió a correr hasta que llegó a aquel montón de piedras bajo el que se encontraba Makayla.
-Nunca he dejado de quererte. Nunca dejaré de hacerlo -susurró, sintiéndose libre.
Y cuando se levantó, respiró hondo, colocó su barbilla hacia arriba y gritó. Gritó el nombre de la mujer a la que había querido, a la que no dejaría de querer.•••
-Echo de menos a mamá -murmuró Ian.
-Es difícil no echar de menos a las personas valientes, a las personas que luchan y que de repente un día ya no están.
Fin
Voy a hacer los agradecimientos, ¿qué os ha parecido?
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She wolf [SHE 1]
WerewolfMakayla es una loba negra. Ser un lobo negro implica ser odiado, perseguido y asesinado. Los lobos negros son fuertes, ágiles, sus sentidos son mejores que los de los demás lobos. Pero nadie les quiere. Makayla lucha por la igualdad de su espe...