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La puerta del refugio se abrió con estruendo y un aire helado se coló por ellas. Un hombre cubierto de nieve entró por ella, avanzando lentamente. El hombre ruge un poco y sacude los hombros, haciendo caer a los montones de nieve que se acumulaban sobre ellos. Se quita la capucha de aquel abrigo fino y se sacude el pelo con la mano derecha. Sus mejillas están rojas por el contraste de temperatura que hay en su cuerpo.  En su moflete izquierdo hay tres líneas pintadas de rojo y una de ellas, la del centro, se alarga hasta el puente de su nariz. Camina despacio por el pasillo del refugio, hasta llegar a la gran sala principal. Allí, las mujeres y los hombres se levantan con los ojos abiertos. La chica de pelo oscuro apoya sus dos brazos en uno de los hombros del chico y se acerca a su oído.

-Nadie va a arrodillarse o a hacerte reverencias, señor Alfa -susurra la chica con maldad en su oído.

El chico deja escapar un ruido que sale directamente de su garganta. Gira su cabeza hacia la chica y junta sus narices. La suya arde, la de la chica, por el contrario, está muy fría. Él lleva un brazo a la cintura de la chica y sonríe suavemente.

-Me tienen mal acostumbrado, aunque me valdría que tú me dijeras hola en vez de humillarme como Alfa.

Makayla rio a carcajadas y le puso una mano en el pelo. Se lo despeinó más de lo que estaba y luego sonrió. Ella quedó pensativa y luego abrió la boca.

-Ho... Hoy Ian me ha dicho que yo sería mejor alfa que tú -habló la chica.

-¡Mentira! -gritó Ian apareciendo por detrás de Makayla- He dicho que yo -dijo recalcando la palabra- sería mucho mejor.

El Alfa miró con cariño a la chica y al niño. Sabía que no lo decían para herirlo, aunque cualquiera sabía, los lobos negros no eran predecibles.

-Estoy seguro de eso, los dos seríais mucho mejores que yo como Alfa. Pero a mí me quedan mejor estas pinturas de celebración que a vosotros -afirmó presumidamente.

Makayla levantó una ceja e Ian se cruzó de brazos y negó lentamente. Noah se echó a reir. Tomó a Ian en el brazo que tenía libre y les abrazó con fuerza. El abrazó pilló desprevenida a Makayla, la cual se estrelló contra el pecho de Noah.

-Apártate baboso, me ahogo -refunfuñó.

Se alejaron y entonces, Keysha apareció corriendo. No se detuvo en darle la bienvenida a Noah. Jack la seguía por detrás y cuando llegaron hasta ellos, Keysha comenzó a hablar.

-Es la chica. A la que protegieron en una manada unos años y vino herida. Ha despertado Makayla.

Mak apartó de un golpe a Noah y se puso en frente de Keysha. La miró a los ojos.

-¿Le habéis preguntado algo? ¿Qué manada era? ¿Está bien?

Keysha asintió.

-No ha respondido, tiene los mismos síntomas que tuvo Ian, no escucha y no se como comunicarme con ella, tiene miedo de cualquier gesto que hago.

Makayla asintió y frunció el ceño. Puso una mano en el hombro de Keysha. Se entendieron al instante y la chica rubia salió corriendo hacia la enfermería. Jack se quedó de pie frente a la familia, sin entender nada.

-Bienvenido, Noah -saludó Jack, rompiendo el silencio que se había formado.

Noah escondió el rugido que iba a soltar. Hacía mucho que alguien le llamaba por su nombre, pues los de su manada solo se referían a él como señor Alfa. La única excepción que podía hacer eran Mak e Ian. Ellos incluso tenían el derecho de burlarse de él. No respondió y Jack se dio la vuelta. Se fue, siguiendo el camino de Keysha.

She wolf [SHE 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora