4

36K 2.7K 47
                                    


Despertaron por el ruido de una tormenta. No hacía frio, pero el agua caía en grandes cantidades, amenazando con entrar a la cueva. Ian llevaba varias horas despierto, en silencio, sufriendo sus dolores sin alarmar a los otros dos. Algo presionaba su pecho y le costaba respirar, no había probado a hablar, pero algo le decía que no podría.

Makayla tampoco se despertó en muy buen estado. Un ataque de tos fue el primero en darle las buenas noches, pues hacía poco rato que acababa de ponerse la luna en lo alto del cielo. Le pitaban los oídos y varias estrellas revoloteaban en sus ojos. Ella no se dio cuenta, pero Noah susurraba en su oído palabras cariñosas y acariciaba su mano, intentando que esta aflojase su agarre. Las uñas de la chica se estaban clavando en su brazo.

Noah, con unas ojeras que sacaban a la luz su preocupación por Ian y Mak, se dio cuenta de que ninguno de los dos estaban en condiciones de andar bajo la lluvia. De todas formas, debían llegar al refugio. No sabía que hacer.

-Para... Por favor, déjame en paz... Por favor -murmuraba Makayla, apretando cada vez con más fuerza el brazo de Noah.

El chico consiguió ponerse cara a cara con Makayla, dejando a Ian sentado en la cueva, mirando la lluvia caer. Acarició la cara de la chica y apoyó el cuerpo de esta en su pecho. Su pelo estaba despeinado y desaliñado, se dio cuenta de que había pasado mucho tiempo sin transformarse en humana. Su ropa le quedaba grande, pero parecía haber sido hecha para ella a los ojos del chico. El rostro de ella se encontraba pálido, cada vez más parecido al de Ian.

-Makayla, preciosa, estoy contigo, no me voy a ir -Habló dejando algunos besos en la cabeza de su chica.

Ella, por el contrario, siguió pidiendo por favor que algo la dejase en paz. Sus dientes lobunos ya habían aparecido en su boca y le costaba mantenerla cerrada. Olía la sangre de aquel hombre lobo sobre el que estaba apoyada y le gustaba. Quería meter su hocico en aquella camiseta y estar a salvo para siempre. Pero le dolía todo y eso no le gustaba, le sacaba sus instintos más asesinos. Sus garras ya habían derramado la sangre del chico. Su mente se centraba en traer su recuerdo de Jack. Aquel chico sabía como calmar el dolor, aunque no sabía como lo hacía. Simplemente estaba ahí y te hablaba.

-Escucha la lluvia, Mak. Céntrate en ese sonido. Es precioso, casi tanto como tú -Decía la nerviosa voz de Noah.

Y entonces le hizo caso. Le hizo caso sin demostrárselo, porque era reamente cabezota y se negaba a aceptar que le había hecho caso a alguien. Pronto sus dientes volvieron a ser humanos y sus garras cambiaron de nuevo a uñas. Sin embargo, no se movió. Su cabeza se quedó recostada en el pecho de Noah y se dio el lujo de atender a sus latidos.

Él no quería moverse. No quería irse a ningún sitio.

-Nos largamos. Hemos perdido el tiempo quedándonos más rato aquí -afirmó ella al fin.

Se despegó de él sin remordimientos, incluso intuyendo que a él le había dolido aquella última frase. Tomó en brazos al pequeño, que no había soltado palabra alguna. Ella movió su nariz, intentando captar algún olor, pero la lluvia se lo había llevado todo. Miró acusatoriamente a Noah, como si él hubiese tenido la culpa de algo. Este se retiró el pelo de la cara y resopló.

-Cambia -Ordenó ella-. Aúlla y diles que es de mi parte. Hazlo.

Él lo hizo. Se volvió un lobo blanco grisáceo. Miró a Makayla y aulló, manteniendo su vista en la chica. Su aullido sonó por todo el bosque y escucharon un eco profundo. Al cabo de unos minutos, un lobo respondió a su mensaje. Makayla respiró profundamente y se puso la capucha antes de salir a la tormenta. Intentó que no le cayesen muchas gotas a Ian y comenzó a andar hacia el lugar de donde había venido el aullido. No esperó a que Noah volviese a ser humano y se vistiese, por lo que este había tenido que correr hacia ella. Cuando llegó a su lado, no la miró. Estaba enfadado. La chica había pasado de ser casi cariñosa a darle ordenes. Soltó aire por la nariz, queriendo soltar su ira. Ella no le dedicó un sola mirada, si no que aceleró su paso.

She wolf [SHE 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora