Wish: La historia jamás contada

12. Pon los pies en la tierra

Era una oferta tentadora, como si la señal que tanto buscaba del Universo se le estuviera presentando justamente frente a sus ojos. Sin embargo, Asha ya tenía demasiados líos con sus padres como para empeorarlos. Se encontraba entre la espada y la pared. Comenzó a sobrepensar las cosas. Innumerables pensamientos negativos recorrieron su mente:"¿Qué debo hacer?", "¿Qué tal si todo sale mal?" ,  "¿Y  si este tipo en realidad es un mago malvado y me quiere estafar?" "¿Será cierto que sí es una estrella?" "¿Qué tal si mis padres tenían razón y yo estoy siendo mala hija?"
La pobre no podía ni externar ni una palabra de su boca, estaba alterada. Eli supuso que se sentía desconfiada pero en realidad no entendía porqué. De donde él venía no ocurrían cosas malignas que provocaran daños.
—Confía en mi, lo prometo— extendió su mano para concretar el trato.

Su voz era tan cálida que provocaba seguridad. De todos modos Asha mantendría la guardia viva para evitar caer en cualquier trampa.
—Trato hecho — dijo correspondiéndole el apretón de manos.

El ambiente comenzó a sentirse más frío, era invierno y durante esa temporada, olas de frío provocaban bajones de temperatura en Rosas; en especial por la noche. Se estaba haciendo tarde y Asha no tenía ganas de regresar al castillo. Por lo menos aquella noche. Sabía que tarde o temprano tendría que enfrentar sus problemas pero por el momento no se sentía emocionalmente dispuesta.
—Bueno, hay que buscar dónde dormir...¿Tú también duermes verdad?
—Obvio que lo hago. Las estrellas también necesitamos recargar nuestras energías. ¿Apoco crees que estamos despiertas todo el tiempo?
Eso sonaba lógico.

Volando, Eli se levantó de la rama a contemplar los alrededores. Le resultó fascinante estar rodeado tantos árboles, ver el césped verde, las olas del mar, las luciérnagas revoloteando sobre su cabello. (Incluso creyó que eran un tipo de estrellas e intentó hablarles. Asha le tuvo que explicar que solo eran insectos).

    Asha bajó del árbol caminando sobre el grueso tronco. Juntó unos cuantos trozos de madera y prendió una fogata. Eli se acercó hasta donde estaba ella. Estaba acostumbrado a ver el brillo luminoso de sus hermanos y de toda la gente estelar, pero al escuchar el crujir de la madera combinado con la vista de las llamas anaranjadas, quiso sentirlo en manos propias. Acercó su mano hasta tocar el fuego. Mientras tanto la princesa se aseguraba de que no hubieran animales salvajes a sus alrededores. De puro vistazo inmediato lo vio.
—¡No! ¡No vayas a...!
Ya era tarde, el chico recibió una buena quemadura. Fue la primera vez que sintió dolor físico. —¡Auch! ¿¡Qué fue eso!?
—Se llama fuego, nos da luz y calor. Pero si lo tocas, te quemas. — explicó. —¿Tú no estás hecho de fuego?
—Estoy hecho de gas y plasma. No son iguales al fuego.
—Ahhh...totalmente cierto...eso tiene sentido.— seguía sin ver la diferencia entre ambas.

    —Asha y ¿por qué siento mis dedos raros? ¿Es quemar?
—Sí, te quemaste con el fuego. Por eso te advertí que no lo tocaras.— Él le mostró sus dedos con ampollas en ellos.
—¡Ay! Creo que es mi turno de devolverte el favor.
Se cambió de lugar al tronco donde estaba sentado Eli. Enseguida pronunció unas palabras mágicas para reducir la hinchazón. —Espero que esto te ayude.

Él se sorprendió. Si bien no era la mejor magia ni la mejor técnica, le llamó mucho la atención ver a una persona terrestre que tuviera conocimientos en encantamientos. Hizo un esfuerzo para no quedársele mirando directamente. —Con eso es suficiente, gracias.— habló con seguridad.
Después de eso individualmente tomaron un tronco y se recostaron sobre este. La fogata seguía consumiéndose causando que su sonido acogedor los relajara mas y más.
—Descansa.— le dijo Asha a Eli, quien estaba a punto de cerrar sus ojos. Lo miró embobada por un instante. "Tiene unas pestañas adorables...Son más largas que las mías" Inmediatamente recuperó la cordura. "¡Contrólate!"
El joven estrella entreabrió sus ojos para responderle a ella. —Descansa Asha.